“La guerra será larga”, ha dicho Pedro Sánchez ante la Ejecutiva Federal del PSOE, reunida como una aldea para recibir estos vaticinios de santo labrador, cabañuelista y sequizo. La guerra será larga o no, pero lo que quiere decirnos Sánchez es que nuestra recuperación se hunde ya con justificación histórica, geopolítica, atlantista, europeísta y hasta bíblica, que tenemos a los cuatro jinetes del Apocalipsis cabalgando por campos y marismas como garrochistas de Abascal. La guerra será larga o no, la que va a ser larga sin duda es nuestra agonía, pase lo que pase, y ése es en realidad el mensaje de Sánchez, que parecía celebrar una eucaristía de pan negro. La guerra será larga, o no, que eso no lo sabe nadie y quizá la iniciativa de Ione Belarra por la paz nos soluciona esto este mismo 8-M, entre pancartas con flores clitóricas y misiles fálicos tachados con carmín, como una despedida de la amante en el espejo. La guerra será larga o no, pero más largos se van haciendo Sánchez y su coalición.

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