La culpable es la tercera generación. “Padre laborioso. Hijo millonario. Nieto botarate”. Sentenció Álvaro. Fue una conversación a cuatro voces en la que hubo un acuerdo casi total. El peruano Álvaro Vargas Llosa, el economista argentino Gerardo Bongiovanni, la cubana Linda Montaner -mi mujer-, y este desdichado escribidor. 

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