De nuevo todas nuestras esperanzas están puestas en Europa, también las del Tribunal Supremo español, de encontrar oposición a una ley de amnistía que no tiene más que un fin: los siete votos que mantengan a Pedro Sánchez en el poder. Él mismo lo ha dicho: hay que hacer de la necesidad virtud.

Es, o puede ser, el que envíe el Alto Tribunal español, un folio con interrogantes pero de una envergadura suficiente como para desmontar que esta ley de amnistía no vaya en contra de los tratados internacionales o de los acuerdos institucionales de la Unión Europea.

Pudiera ser que Vox sea la única voz que hable en defensa del Tribunal Supremo

Y eso no es improbable de ninguna de las maneras porque es evidente que esta ley de amnistía se va a aplicar a un grupo de señores, no porque vaya a haber un nuevo régimen en España sino porque estos señores son poseedores de siete escaños que le son imprescindibles al presidente para mantenerse en el Gobierno.

Con todo, la Unión Europea es muy estricta con los delitos de malversación de fondos comunitarios. Por eso se han apresurado a decir los encausados que los fondos utilizados no eran comunitarios. Pero la Unión Europea ya dijo en mayo de 2023 que iba a armonizar todas las definiciones de delitos relacionados con la corrupción, y ese es un delito de corrupción de libro.

Y están las acusaciones de terrorismo, pero según esta ley, cuando no haya recaído en ella sentencia firme, lo cual choca con la directiva europea, que dice lo contrario.

Del fiscal general del Estado no hay que esperar nada. Lo que hay que esperar es un choque de grandes dimensiones entre los fiscales del proceso independentista catalán, que acusaron a todos los componentes de rebelión, y el fiscal general del Estado, que está puesto ahí por el Gobierno y por la renuncia de la anterior fiscal general por un problema de salud.

Pero los fiscales no estarán presentes en la causa que se dirima ante los tribunales europeos. Estará el fiscal general del Estado, que respirará por donde respira el presidente del Gobierno. No en vano lo ha vuelto a poner ahí.

Y estará la Abogacía del Estado y Vox. De la primera ya se sabe lo que se produjo durante el juicio. De Vox tampoco se puede esperar nada porque lo mismo sale por peteneras.

Y, sobre todo, que no tengamos que agradecerle a Vox un servicio semejante al país porque entonces se crecerán y no habrá modo de quitárselos de encima. Pero pudiera ser que Vox sea la única voz que hable en defensa del Tribunal Supremo.

Y estarán los abogados de los independentistas, que naturalmente hablaran en defensa de la ley de amnistía.

De modo que el Tribunal Supremo estará apoyado por la ultraderecha y por nadie más. Eso es todo.