El principal motivo por el que Radiotelevisión Española debería renunciar a fichar a David Broncano es moral. La idea viene de arriba, de Moncloa, donde desde hace un tiempo han emprendido una campaña contra sus enemigos mediáticos -con la colaboración de algunos tontos útiles, más lo primero que lo segundo- que les ha llevado a poner en la diana a Pablo Motos, a quien quieren perjudicar con su nuevo programa. Divide et impera.

Cualquiera que haya 'pisado moqueta' alguna vez sabrá que el poder exige, pero nunca está conforme. Sufre de la misma dinámica que el estómago: hay que alimentarle cada pocas horas para que no ruja. Cuanto más le das, más quiere. Si Pedro Sánchez y sus asesores consiguen este objetivo, al día siguiente volverán a llamar a la nueva presidenta de RTVE -Concepción Cascajosa- para exigir algo más. Cuando se niegue a cumplir las directrices, la barrerán. Así lo hicieron con Rosa María Mateo y con Elena Sánchez cuando comenzaron a poner 'peros' a sus 'recomendaciones'.

Es cierto que el poder concede premios muy apetitosos. A Silvia Intxaurrondo le llueven proyectos profesionales últimamente y Cascajosa ha pasado de la noche a la mañana de ingresar 1.000 euros por cada reunión del Consejo de Administración de RTVE -en concepto de dieta- a ostentar un sueldo que raro será que baje de los 100.000 euros en el medio año que presidirá la casa. Quien gestiona el 'tesoro del Estado' tiene la capacidad de buscar todo tipo de excusas para premiar a los suyos con buenas retribuciones. Es de suponer que la posibilidad de cancelar la hipoteca o comprar un coche nuevo es muy apetitosa. Ahora bien, aceptar según qué encargos te convierte en un soldado y en una mala noticia para el servicio público en el que te emplees. En un perjuicio para sus trabajadores y para los ciudadanos. Por otra parte, quien así te asciende, así te fulmina. Eso es así.

Negociación de última hora

También hay una razón empresarial para rechazar a Broncano. En realidad, confluyen varias. La más evidente es la que está relacionada con los términos del contrato que negoció RTVE con El Terrat (Mediapro) antes de Semana Santa, que le comprometía a mantener el programa por un mínimo de 1 año y 4 meses después de su estreno. La corporación estaba obligada a emitir 155 programas durante el primer año, a razón de 13,5 millones de euros de su presupuesto. Si el talk show iba mal, debía comérselo con patatas, lo que perjudicará la audiencia de su prime time, donde invierte decenas de millones de euros cada año.

A media tarde de este miércoles, los consejeros todavía no tenían la propuesta formal que se pondrá sobre la mesa del Consejo en su próxima reunión. Fuentes de este órgano reconocían la dificultad para sacar este proyecto adelante, dado que tanto Elena Sánchez como José Manuel Martín Medem se muestran reacios a apoyar un acuerdo que ate a Broncano durante más de un año a RTVE. El consejero de Sumar considera, además, que se debe exigir al programa una audiencia de corte igual que la de La 1, y no inferior.

Ahí está un punto clave en este asunto: ¿atraerá este programa a las masas? Broncano no es David Letterman ni Jimmy Fallon. Su 0,15% de share medio durante los primeros meses de la temporada 2023/2024 -ha caído en todos los años desde 2020- no le convierten en un gran reclamo para que Movistar Plus capte abonados. Está por ver su éxito con un programa generalista, pero, por su tipo de humor, que cojea de la siniestra, a lo mejor tiene más capacidad para robar espectadores al Gran Wyoming que a Pablo Motos. Por cierto, el productor de El Intermedio es también Mediapro (Globomedia). Hay quien siempre se las ingenia para estar al plato y a las tajadas.

RTVE y las productoras

Detrás del contrato de Broncano hay politiqueo, pero también intereses empresariales. Lo primero siempre opaca lo segundo, pero rara vez es más importante. Esta ocasión ha sido excepcional, dado que este asunto desató una guerra sin cuartel en RTVE que sirvió a Elena Sánchez para fusilar a José Pablo López; y a Moncloa para pegar el tiro de gracia a la expresidenta. Pero estos lamentables episodios no pueden llevar al ciudadano a apartar la vista de lo que se cuece en la corporación con las productoras, que reciben cada año cientos de millones de euros de su presupuesto.

Así a lo mejor se explica la enconada defensa que algún 'creador de formatos' ha hecho estos días pasados de Concepción Cascajosa. O la labor de algunos productores, rasputines de la Corte, para conseguir que Moncloa se saliera con la suya con el tema de Broncano. Todo tiene premio. De hecho, en la mesa del Consejo de Administración se pondrá en la próxima reunión un proyecto de contrato con LACOproductora, propiedad de Prisa y fundada por José Miguel Contreras. El presupuesto del programa es de 4,5 millones de euros.

Desde que el PSOE llegó al Gobierno, esta empresa ha recibido 23,5 millones de euros en contratos por parte de RTVE -según la documentación interna de la corporación-, a los que se pueden sumar estos 4,5 millones. Esto no es publicidad institucional... pero también ayuda a llenar el zurrón.

El teléfono rojo volverá a sonar

Será necesario que cinco de los nueve consejeros voten a favor de este programa para que salga adelante. Es de suponer que los vocales -a estas alturas- son conscientes de que este proyecto tiene tras de sí un halo de impopularidad que no creo que sea beneficioso para RTVE. Y, aunque sirviera de impulso en sus primeros días -la curiosidad mató al gato-, ¿acaso hay alguien dentro de la casa que piensa que Broncano será capaz de superar, de media, el 7,5% de cuota de pantalla durante 155 días? En la franja más competitiva de la parrilla, complejo es.

Pero, lo más importante: ¿alguien de verdad considera que este Ejecutivo, que se siente amenazado y sufre de la ira febril del político paranoico, va a reducir su presión sobre la televisión pública si lo de Broncano sale adelante? El día después de su aprobación, el teléfono rojo volverá a sonar. Que nadie lo dude.

Por cierto, ¡más madera! Este miércoles planeaba una amenaza sobre RTVE. Decía que si su Consejo bloquea los proyectos que presente la nueva presidenta, Moncloa designará un administrador provisional. Dentro del órgano de gobierno de la corporación hubo quien lo interpretó como un aviso a navegantes. Otros, incidían que era una forma de presionar al PP para que acceda a negociar la renovación del Consejo de la televisión pública antes de que acabe abril.