La percepción del Estado que impera en Moncloa ha vuelto a manifestarse este miércoles en el seno de Radiotelevisión Española. Lo ha hecho como un fantasma descarado y burlón que debería asustar a quienes lo ven, pero que, al ser ya parte del paisaje, cada vez genera una mayor indiferencia entre los españoles. Todo podría resumirse en una frase: nada es imposible en el sector público. Lo que no se ejecuta es por falta de voluntad, de escrúpulos o de testiculina. El margen es muy amplio. Cualquier deseo de Moncloa puede cumplirse si se mueven las piezas necesarias o si se moldean de forma efectiva. Así han actuado Pedro Sánchez y sus fontaneros en el caso del 'expediente Broncano'.

Conviene explicar bien la jugada porque tiene enjundia. El Consejo de Administración de RTVE está compuesto actualmente por 9 miembros. A tres los eligió el PSOE, a tres, el PP, a dos, Podemos; y al último, el PNV. Una de las vocales es Elena Sánchez, quien fue destituida como presidenta el pasado 26 de marzo, pero quien no ha renunciado a su puesto en el órgano de gobierno de la corporación. La periodista no ha asistido a las dos últimas reuniones -desde su cese- porque está de baja por una úlcera de estómago, según han explicado fuentes próximas a ella. Así que digamos que hay 8 efectivos disponibles. Un número par.

Su sustituta, Concepción Cascajosa, era consciente de esto último. También quienes se encuentran al otro lado del teléfono, en Moncloa, que sabían que la contratación de Broncano peligraba, dado que a priori no contaba con el respaldo de 5 de los 9 consejeros; y la asistencia o ausencia de Sánchez, así como el sentido de su voto, podría dar al traste con el deseo del Gobierno.

¿Eso suponía un problema? En principio, sí. Eso sí, sólo en principio, dado que Sánchez y los suyos han demostrado en varias ocasiones que el Ejecutivo no es quien debe adaptarse la ley, sino la ley la que debe supeditarse a los intereses del Ejecutivo. Si Mahoma no va a la montaña, que sea la montaña la que va a Mahoma.

Todo esto, cabe reiterar, teniendo en cuenta que las televisiones públicas deberían gestionarse de forma independiente. Aquí en España eso resulta imposible, tal y como se ha demostrado en innumerables ocasiones. La última, la de Broncano.

Una maniobra lamentable

Así que entre Cascajosa y Moncloa comenzaron hace una semana a elaborar una coartada que ha funcionado. El pasado jueves, RTVE encargó a la Abogacía del Estado un informe para aclarar una serie de dudas sobre la posibilidad de que la presidenta interina de la corporación pueda utilizar su 'voto de calidad' -que vale doble- en caso de que se produzcan empates en las votaciones del Consejo.

Es decir, que si ante la ausencia de Elena Sánchez se registraban 4 sufragios a favor y 4 en contra, Cascajosa pudiera decantar la balanza en favor de los intereses propios, los de RTVE o, como en este caso, los de Moncloa.

El actual Consejo se ha enfrentado a situaciones similares a lo largo de su historia. De hecho, la última renovación del programa de Jesús Cintora -Las cosas claras- la hicieron con 3 votos a favor, 5 abstenciones y 2 en contra. El programa de LACOproductora que lo sustituyó, llamado Mejor contigo, fue aprobado con 3 votos a favor, 3 en contra y 4 abstenciones.

En este último caso, fue fundamental el voto de calidad del expresidente, José Manuel Pérez Tornero. Ahora bien, hay tres diferencias fundamentales con respecto a la actual situación: la primera es el importe de aquel contrato -1,6 millones-; la segunda, su duración -tan sólo unas semanas- y, la tercera, la figura del propio líder de RTVE, que había sido elegido para su puesto por el Parlamento -y no en una reunión del Consejo, como Cascajosa- y que no ejercía de forma interina.

¿Había un conflicto en el caso de Cascajosa? Un informe jurídico elaborado por la Abogacía del Estado ha considerado que la presidenta provisional puede utilizar su voto de calidad cuando se produzca un empate a 4 -pese a que no haya mayoría absoluta- en el Consejo.

El documento también ha respaldado que los programas se aprueben cuando exista el mismo número de sufragios positivos que de negativos y abstenciones en suma. Es decir, que la mayoría ya no la conforman 5 de 9 o 5 de 8. También se considera que existe con 4 de 8, con voto de calidad; e incluso con 3+1 de 8.

De este modo, si en una reunión se contabilizaban 4 papeletas por el 'sí', 3 por el 'no' y 1 abstención, eso valdría para dar el visto bueno al contrato. Los consejeros designados por el PP han expresado sus dudas con respecto a la legitimidad de las actuaciones en el Consejo en este caso. Pero Moncloa quería contratar a David Broncano... y lo ha conseguido. Que nada se ponga por delante de Pedro Sánchez cuando se le mete algo entre ceja y ceja. En este caso, la broma costará hasta 28 millones de euros. Aquí no se trata de un programa de verano o de un contrato menor. En este caso, será un pacto que hipotecará el 5% anual del gasto en programas de La 1.

LACOproductora también se sale con la suya

Tampoco ha conseguido mayoría absoluta el expediente por el cual se encargará a LACOproductora un nuevo programa para La 1, que llevará a Arturo Valls a la parrilla de La 1 y que contará con un presupuesto de 4,5 millones de euros, que ingresará Prisa, su dueña. En este caso, han sido 4 consejeros los que han respaldado la propuesta y 4 los que se han opuesto. Repito: a la reunión sólo han asistido 8 vocales. La mayoría absoluta estaba en 5. Al ser pares, se considera que el voto de Cascajosa es el 'de calidad'. Sea como sea, conviene recordar que esta productora audiovisual ya consiguió el visto bueno a dos contratos con tan sólo 3 apoyos.

Que no se le olvide al ciudadano que todo este dinero -que se emplea para cumplir el deseo de Moncloa- no sale de la nada. Que El Terrat (Mediapro) y Prisa recibirán esos fondos del bolsillo de los contribuyentes, que es de donde procede el salario de los rasputines de la Corte, de los fontaneros y derivados. También sale del mismo sitio el presupuesto de 1.200 millones anuales de la corporación, como las decenas de millones de euros que se reparten en publicidad institucional.

Hay quien está a sueldo de las empresas periodísticas que más fondos de este tipo reciben y colabora desde hace un tiempo -con muy poca vergüenza- en la campaña de desprestigio a la prensa crítica que emprendió Moncloa en 2023, que cada vez es más evidente y en la que incluso participan ministros, como Óscar Puente.

Como consecuencia de esa visión del sector, caciquil, despótica y bananera, a alguien en Moncloa se le metió hace un tiempo entre ceja y ceja que Pablo Motos era un 'elemento incómodo' y que había que buscarle un competidor para minar su dato de audiencia. De ahí surgió 'lo de Broncano', cuyo fichaje llevará a RTVE a asumir un contrato con unas condiciones draconianas, de las que se beneficiará el presentador, su entorno... y Mediapro, que siempre termina ejerciendo como el perejil de todas las salsas. En la operación, como firmé hace 15 días, ha colaborado José Luis Rodríguez Zapatero de forma muy activa. Es el presidente en la sombra. El que ha promovido esto, pero también el cambio de presidenta. Nunca un tipo tan sonriente fue tan dañino.

Habrá quien piense que este tema es menor y que sólo es un programa para la televisión pública, tan desacreditada y cara que ya a nadie le importa mucho. ¿Pero saben qué es lo peor? Que así, moldeando las piezas del Estado como un rectángulo de plastilina, se intenta estos días aprobar la amnistía. Y aquí no pasa nada. Que orinen, que tenemos sed.