No hay mayor enemistad en Cataluña que la que se procesan ERC y Junts; los primeros se presentan como los guardianes de la dignidad histórica de la República Catalana, los herederos de Maciá y Companys, mientras que consideran a los segundos un partido tan corrupto que ha tenido que cambiar varias veces de nombre para esconder sus vergüenzas. Visto con la distancia del votante, son dos partidos supremacistas muy similares que viven de los fuegos de artificio para conseguir una independencia que en realidad no desean. Su fuerza está en la resistencia ante España, en la lucha “per la terra”, y en cuanto encuentran un gobierno español que se lo da todo sin rechistar, indultos, amnistía y referéndum… no saben reaccionar y se diluyen.

Los medios catalanes subvencionados, es decir todos, han estado siete años normalizando mentiras como que hay que defender “el derecho a decidir”, que Puigdemont está “en el exilio” o que “Cataluña recibe una pequeña parte de lo que aporta al Estado”. Y una mayoría de la población les cree como dogma de fe, hay mantras que escuchan desde hace 40 años. Hay otra mitad de votantes catalanes, casi el 50%, que ya está harta de procés y de supuestos constitucionalistas como el PSC que se comportan como Rufián por un puñado de escaños. Es por eso por lo que más de dos millones no fueron a votar, no había partido al que mereciera la pena dar la confianza. Cuando ganó Ciudadanos, fueron a votar un 80% de los electores, esta última vez no llegaron ni al 60%.

Yo soy muy catalán y por lo tanto muy español, y en Cataluña a los votantes no independentistas nos han traicionado la mayoría de los partidos

Yo soy muy catalán y por lo tanto muy español, y en Cataluña a los votantes no independentistas nos han traicionado la mayoría de los partidos, nos ha traicionado el PSC cuando un andaluz como Montilla llegó a ser president y se comportó como un nacionalista más; nos traicionó el PP cuando Aznar obedece las órdenes de Pujol y corta la cabeza a Vidal-Quadras, y nos traicionó Ciudadanos cuando tras ganar Inés Arrimadas las elecciones se quiso ir a Madrid y dejarnos por tercera vez huérfanos de constitucionalismo. Nosotros no les fallamos nunca cuando una opción está unida y es fuerte, ellos nos fallan constantemente.

Salvador Illa es l´hereu de Sánchez, por eso El País va allanando el camino y le ha dedicado portadas y editoriales en ese sentido. Tras los resultados obtenidos se acelera el camino para que se produzca el relevo. El PSC hace años que se ha convertido, como la mayoría de los grandes partidos, en una oficina de colocación, y con Sánchez la cuota catalana se mantiene con satisfacción a cambio de fidelidad absoluta al líder. Causa rubor escuchar a Esther Peña, la portavoz del PSOE, decir que será el PSC el que decida quién pacta con quién la presidencia de la Generalitat, cuando ni uno solo de la lista de Illa ha sido colocado sin pedir permiso a la Moncloa. En Cataluña y hasta en la última provincia española Sánchez y Cerdán han decidido las listas electorales sin tener jamás en cuenta la opinión de las bases. También esto es muy común en todos los grandes partidos.

Dicen los medios del régimen que Pedro Sánchez ha pacificado Cataluña, que por primera vez pierde el independentismo gracias a sus políticas, avalan así su hoja de ruta que empezó con los indultos, sigue con la amnistía y terminará con el referéndum.

Sánchez, como buen caudillo, es todo un experto en la destrucción de partidos, empezó con Ciudadanos, luego Podemos, ahora Sumar y finalmente ERC, todo el que se acerca a él queda destruido en pocos años. Tiene mucho más glamour defender esta opción de la "concordia" que no la real, no gusta decir que es capaz de vender a cualquiera por unos días más ocupando el cargo de presidente que no le dieron las urnas.

El independentismo no desaparece, sino que se reorganiza y sabe que solo con un gobierno como éste conseguirá alcanzar sus objetivos inmediatos, que son vaciar las arcas del Estado tanto como puedan para asegurar el futuro de ellos, sus hijos y los hijos de sus hijos, eso además de limpiar sus antecedentes penales y blanquear su pasado golpista. Y a esperar tiempos mejores, que tarde o temprano llegará el PP a gobernar y los sindicatos volverán a lo suyo, a convocar huelgas generales, mientras los independentistas promoverán de nuevo referéndums ilegales. Como siempre, como hace cien años, y todos a vivir del cuento cien años más.