Hace casi un mes (el 24 de junio), un grupo de ex dirigentes socialistas publicó un manifiesto en el que instaban a Pedro Sánchez a renunciar a su cargo o a convocar elecciones dado el deterioro que estaban provocando en el PSOE los sonados casos de corrupción que afectan al entorno del presidente.

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Allí estaban desde José Barrionuevo a Tomás Gómez, pasando por Nicolás Redondo, Juan José Laborda o César Antonio Molina. En total, eran 37 los que rubricaban la misiva crítica con el presidente del Gobierno.

No firmó ni Felipe González ni Alfonso Guerra, pero ambos manifestaron posiciones muy parecidas en diversas entrevistas. González llegó a decir en el programa de Carlos Alsina que no votaría al PSOE si el candidato fuera Pedro Sánchez.

Escocido, el presidente del Gobierno movilizó a su gabinete para contraatacar. Había que reunir fuerzas para demostrar que no estaba solo. Así que se recurrió a los métodos habituales para presentar a la opinión pública una misiva "muy potente". Ayer conocimos el resultado de la ofensiva: un panfleto de dos folios y medio que lleva por título Por avances en derechos sociales. Contra los intentos de involución.

En total, el manifiesto lleva la firma de 99 personas, de ellas 19 son ex ministros, 8 están ligadas a organismos públicos y 10 son sindicalistas. Luego están los conocidos como "intelectuales de la ceja". No podían faltar los hermanos Almodóvar, Carlos Bardem, Ana Belén,... etc. El director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, firma como "poeta".

Alguno de los firmantes ha esgrimido el éxito de convocatoria en comparación con la lista "de los resentíos". Pero, seamos serios: si esa es toda la artillería que ha podido reunir Sánchez para que le dore la píldora y, de paso, dejar en ridículo a Felipe González, me parece que el resultado ha sido un sonoro gatillazo.

No es, sin embargo, el nombre de los presentes lo que llama la atención del manifiesto; no hay ninguna sorpresa, porque son los de siempre. Lo que me lleva a escribir sobre la proclama es su argumentario.

Ex ministros, sindicalistas e intelectuales orgánicos firman una loa a Pedro Sánchez

Ni el mismísimo Sánchez hubiera escrito algo tan insustancial (aunque tal vez el texto haya sido redactado en Moncloa y luego se haya pasado a la firma). Habla en su primer punto la carta de "una conspiración para derribar a un gobierno legítimo". Aparecen aquí, cómo no, Trump y Bolsonaro como inspiradores de ese comportamiento de las "derechas". Me imagino que en ese saco ya no sólo meten al PP y a Vox, sino a sus compañeros "resentíos". Mal deben estar las cosas en los ánimos monclovitas para recurrir a algo tan burdo como la conspiranoia.

Luego, estos demócratas de toda la vida, arremeten contra el poder judicial, al que acusan de "abrir prolongadas investigaciones con endebles bases probatorias". Esto es lo que entienden por respeto a la división de poderes. Después continúa la soflama con un ataque a los medios de comunicación críticos: "Una parte importante de los medios de comunicación y redes sociales han desatado una orgía de noticias falsas o medias verdades con el fin de crear un clima político irrespirable". La prensa, según la concepción casi totalitaria de los firmantes, no debe criticar al poder, sino alabar sus logros. También arremeten contra la Conferencia Episcopal por pedir la celebración de elecciones generales, para concluir que "aquellos que solicitan que se celebren ya elecciones, sean de derechas o de izquierdas, lo único que desean es que llegue un gobierno de las derechas PP/Vox". Tal es su confianza en que Sánchez no tiene ninguna posibilidad de ganar.

El remate es un capón a la Benemérita, un poco en la línea de la pretensión de Leire Díez, la conocida como 'fontanera de Ferraz', cuando decía aquello de quería ver "muerto" al comandante Balas de la UCO. Reza el escrito: "Es inadmisible que un gobierno democráticamente elegido caiga por un informe de la Guardia Civil".

Los firmantes de este bodrio muestran, en fin, su apoyo sin fisuras a un gobierno de coalición progresista, para evitar que la democracia nos traiga algo mucho peor.

¿Servirá de algo este llamamiento a la opinión pública? Más allá de dar gusto a los convencidos, lo dudo. Más que estar en desacuerdo, que lo estoy, lo que me sorprende es su pobreza argumental, su demagogia barata. Buenos, chicos, habéis cumplido. Hasta la próxima.

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