La guerra entre Armenia y Azerbaiyán por el Alto Karabaj en 2023 provocó un cambio en el Cáucaso Sur, y aún más su culminación en 2024 con la desaparición de las autoproclamadas repúblicas de Arsaj y Nagorno-Karabaj. Por un lado, el eje diplomático entre Armenia y Rusia acababa fulminado, por otro, se establecía una nueva superioridad militar en el Cáucaso, la de Turquía. Las relaciones entre Azerbaiyán y Turquía siempre han sido buenas. De hecho, el origen de la república caucásica lo encontramos en la campaña militar otomana contra Rusia en la región durante la Primera Guerra Mundial. Fue en el Tratado de Kars de 1921 cuando se consolidaron las fronteras de armenios y azeríes.
Después de cien años, los turcos volvían a llevar la batuta en la región. El apoyo militar turco a los azeríes provocó que la guerra fuera rápida, y que Armenia quedara diplomáticamente aislada. Frente a esta situación, el gobierno armenio se abrió a negociar la paz con el gobierno azerí, después de 30 años de guerra. Entonces empezó otro conflicto; en esta ocasión, no se trataba del Karabaj, bajo control de Azerbaiyán, sino por la conexión entre ambas partes del territorio azerí. Por un lado, porque el uso de tropas azeríes sería una vulneración de la soberanía de Armenia, y por otro porque debería haber garantías para preservar la integridad territorial de Armenia y también la integridad territorial de Azerbaiyán.
Y en este bloqueo aparece Donald Trump aportando una solución que ha gustado a armenios y azeríes, unos por necesidad de marcar distancia de Moscú, otros por alianza estratégica. El corredor que une las dos partes de Azerbaiyán por territorio de Armenia se convertirá en un corredor de mercancías. Al parecer, será gestionado por una empresa estadounidense.
Si se cumple lo acordado, el acuerdo será muy positivo para Armenia a medio y largo plazo. Por un lado, porque se separa de Moscú ganando autonomía estratégica, y se integra en las redes de mercancías que unen China con la Unión Europea a través de Turquía. Y por otro, porque se facilitarán las conexiones económicas entre Armenia, Turquía y Azerbaiyán por carretera y por tren. Es una cuestión fundamental para la economía armenia que se rompa el aislacionismo y empiecen a llegar inversiones al país.
El hecho de que EEUU pase a ser custodio de la soberanía armenia, y la proteja de cualquier ataque azerí, aporta estabilidad a la región
El hecho de que Estados Unidos pase a ser custodio de la soberanía armenia, y la proteja de cualquier ataque azerí, o cualquier escalada, también aporta estabilidad a la región. La alianza entre Armenia e Irán tampoco parece que vaya a resentirse pese a la creciente influencia estadounidense a la región, pues la república islámica tampoco está para condicionar la agenda regional, ni de sus vecinos actualmente. Hay una voluntad por todas las partes de que el dinero y las inversiones recorran la región.
Por el lado de Azerbaiyán es positivo que se normalicen las relaciones con Armenia, muy dañadas por el conflicto y por las campañas rusas de desinformación e inestabilidad contra el Gobierno de Ilham Aliyev. La tensión ha llegado a situar al Gobierno de Bakú como uno de los nuevos aliados y aprovisionadores de ayuda a Ucrania. Se espera que lleguen a aprovisionar militarmente a Kiev, después de tres años facilitando ayuda humanitaria.
Además, hay apoyo cerrado por parte de los azeríes a la integridad territorial ucraniana, como también han surgido desde Rusia diferentes influencers pro-Putin y medios que responsabilizan a Azerbaiyán de colaborar con Kiv para hacer misiones de sabotaje. Todo esto es imprescindible para entender también que haya buena disposición por parte de Azerbaiyán para cerrar un acuerdo con Armenia, donde se espera que Estados Unidos también aparezca en la región.
En conclusión, es importante señalar la importancia del acercamiento diplomático entre Armenia y Azerbaiyán, pues es el fin de una etapa para ambos países, como también para la región. La parte más importante de un acuerdo entre ambos es que los sitúe en un plano de igualdad, y que exista cooperación en ambas direcciones. Solamente así habrá posibilidad de éxito, ya que la tensión social entre ambos países es real.
Para Trump, quizás será una de las cuestiones que más proyección le den en Asia Central gracias al papel de Turquía y China en la región. Tendremos que ver estos próximos meses qué sucede en las misiones diplomáticas de EEUU en Uzbekistán, Kazajstán, Kirguizistán y Turkmenistán, países que también buscan alejarse de Rusia a través de mejorar los lazos con Turquía y China. Y con Tayikistan, que aún mantiene una alianza estratégica con Rusia en la región.
Guillem Pursals es doctorando en Derecho (UAB), máster en Seguridad (UNED) y politólogo (UPF), especialista en conflictos, seguridad pública y Teoría del Estado.
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