Recurrió José Pablo López a un tropo para celebrar la buena audiencia del programa Mañaneros 360 y, de paso, para referirse a las críticas que había generado la línea editorial mantenida por Javier Ruiz. “El éxito es como los pedos, molestan cuando no es tuyo”, escribió. El español es maravilloso porque alberga múltiples expresiones que conectan directamente con dos rasgos definitorios del carácter de muchos: la sorna y la hijoputez. Por eso existen diversas referencias que se pueden escatológicas a las que es posible recurrir en múltiples situaciones. Las más populares son aquellas que afirman que “le mearon en la cara y abrió la boca (o pidió una toalla)”, “le escupieron y dijo que era lluvia” o “no es que traguen: es que se atragantan por gusto”.
No quisiera echar balones fuera porque todos hemos tenido que tragar en alguna ocasión para llevar las lentejas a la mesa, pero si hubiera querido ser más polite, López podría haber afirmado que “el éxito de otros no huele tan bien como el propio” o que “el éxito, cuando no te salpica, irrita”. Dado que es listo, no tengo ninguna duda que con la referencia a la flatulencia buscó incrementar la difusión del mensaje. Digamos que siempre generan cierto estruendo o, al menos, una reacción airada.
Hay una evidencia que también resulta innegable y es que el magacín político en cuestión es un éxito de audiencia y rinde cada día por encima de la media del canal. La fórmula del info-entretenimiento funciona, es relativamente barata y permite crear cierta relación de colaboración con los medios en los que escriben los tertulianos, de ahí que los directivos de televisión recurran a ella de una forma tan frecuente. El problema es que en RTVE rechina y, de hecho, su antiguo presidente, José Manuel Pérez Tornero, la eliminó de las mañanas al considerar que la televisión pública no podía caer en el sensacionalismo. Contrató a Javier Ruiz para un debate en horario de máxima audiencia, más serio y calmado, y fue un rotundo fracaso.
El bulo de la UCO
Ruiz volvió la pasada primavera a TVE y a su programa no han tardado en sacarle cantares. Le han acusado de cercanía a Moncloa y de haber difundido algunas informaciones 'controvertidas', como la famosa de la UCO y la bomba lapa. Desde el punto de vista interno, el Consejo de Informativos ha denunciado la forma en la que estos programas de info-entretenimiento han asumido funciones y responsabilidades que en realidad deberían desarrollar los trabajadores de los telediarios de la casa, y no una productora externa.
Luego está el terreno de la competencia y ahí se puede hacer un análisis más interesante que el editorial-político, tan manido a estas alturas. Es evidente que Mañaneros 360 ha tenido un impacto sobre Al Rojo Vivo, el programa de Antonio García Ferreras, que se emite en la misma franja. Donde antes se citaba a Ferreras, ahora también se incluye a Ruiz, que una gran parte de los días mejora su audiencia. Eso sí, en un canal 'principal', no 'secundario', lo cual otorga ventaja. En cualquier caso, donde antes había un rey, ahora hay dos que aspiran al mismo trono.
Una de las claves con la que se concibió el proyecto nonato de Tele-Pedro -el canal de TDT de Prisa- fue la de difundir en la opinión pública los argumentos del Gobierno con una mayor intensidad, de ahí que en su parrilla de programación dejaran tanto espacio para los programas de debate. De hecho, fuentes implicadas en el proyecto reconocen que Ruiz era una de las personas en las que pensaron para conducir uno de los programas. Ante la negativa de Joseph Oughourlian a financiar esa cadena, RTVE decidió incrementar la carga política de su programación matinal.. y contrató a ese presentador. Desde luego, hay cosas que cuesta pensar que surjan por casualidad o que sean accidentales, pese a que sea una disculpa socorrida para quienes dirigen los medios públicos -de todo color- o para quienes intentan justificar una flatulencia.
A García Ferreras le tienen tomada la matrícula en Moncloa desde hace mucho tiempo. LaSexta se posicionó en favor de Susana Díaz en su día y eso parece que el presidente del Gobierno lo tiene tatuado en el alma. Ya en 2020, hubo una intentona de hacer la puñeta a Ferreras cuando dos de los colaboradores de su canal, José Miguel Contreras y Jesús Cintora montaron un programa en las mañanas de La 1, lo cual sentó a cuerno quemado en Atresmedia, tanto por la traición como por lo que aquello apestaba a maniobra monclovita.
El programa se retiró en julio de 2020. Clamaron en Podemos contra esa decisión y comenzaron a avivar la teoría de que Ferreras y Atresmedia -además del PP- habían ejercido fuertes presiones para lograr la cabeza de Cintora. El presentador, que también escribe libros, asumió esos argumentos y los sugirió durante sus promociones. La formación morada y Comisiones Obreras no cesaron en su empeño de llevarle de vuelta a la televisión pública. Actualmente, conduce Malas lenguas, otro programa de info-entretenimiento de ese carácter tan particular de la gente reivindicativa de nuestro tiempo, que dice hacer periodismo para molestar a quien sea, pero que no causa ninguna decisión al Gobierno.
Una estrategia inteligente, aunque costosa
A Moncloa se le puede criticar por múltiples cosas, pero hay algo muy evidente: sus estrategas saben lo que hacen. No renuncian a ejercer el poder y no se equivocan en los análisis sobre la situación del mercado mediático actual.
Porque todos los gobiernos maniobran para que sus mensajes lleguen a la mayor parte de la población posible y por neutralizar aquellos que pueden poner en riesgo su posición. ¿Qué era lo más inteligente en este momento histórico? Sin duda, inyectar dinero en la televisión pública, la cual ha tenido un presupuesto superior a los 1.200 millones de euros en los últimos ejercicios -el más alto en 15 años-, dentro de un contexto en el que las cadenas privadas se deben emplear con más prudencia que nunca, dado que el mercado publicitario se ha resentido y sus canales cada vez tienen menos espectadores.
Agosto no es un buen mes para sacar conclusiones, pero no deja de llamar la atención que, por ejemplo, el pasado jueves tan sólo tres programas y dos informativos superaran el millón de espectadores
Agosto no es un buen mes para sacar conclusiones, pero no deja de llamar la atención que, por ejemplo, el pasado jueves tan sólo tres programas y dos informativos superaran el millón de espectadores. ¡Tan sólo un millón! Esto también afecta a la televisión pública, claro está; pero lo relevante es que, más allá de lo numérico, ha crecido en audiencia -ha superado a Mediaset y se ha acercado a Atresmedia- en un momento de dificultad para las empresas privadas; y lo ha hecho gracias a que el chorro de dinero público ha sido abundante. A partir de aquí, que cada cual haga las consideraciones políticas y éticas que considere y se huela sus flatulencias, pero lo que ha sucedido es lo anteriormente descrito.
El fenómeno irá a más. Los españoles cada vez pasan menos tiempo delante de los canales de la TDT y en julio, con 147 minutos, este medio de comunicación volvió a conseguir su peor resultado histórico. La población de menos de 44 años ve la tele, como mucho, 71 minutos de media, mientras que las alternativas audiovisuales -y aquí se incluyen las redes sociales- acaparan cada vez más público y anunciantes. Los patrones de consumo han cambiado tanto que incluso en internet han surgido tutoriales para que los adolescentes sean capaces de terminar una película a través de su visionado en cuatro partes.
Crisis mediática sin precedentes
Las empresas tradicionales de radio se encuentran con dificultades serias para rentabilizar los podcast, mientras que la prensa digital está en uno de sus peores momentos de su historia, dado que los asistentes de inteligencia artificial han afectado a su audiencia y a sus ingresos. Los citan como fuente, pero no dirigen al periódico tan fácilmente como lo hacía el buscador de Google. ¿Y la prensa de papel? ¿Alguien recuerda lo que era eso?
En este contexto, la televisión pública cuenta con más dinero anual que en la última década y media; y con más contenidos informativos... que no puede decirse que sean especialmente incómodos con Moncloa. De hecho, algunos son propagandísticos, aunque quien los recite, condicionado por su batalla ideológica y quizás quijotesca, como soldado por una causa que cree justa, y quizás afectado por alguna voz peor que la suya que tiene a su lado, los considere neutrales, exactos, constructivos... y fragantes, como los propios pedos.
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2 Comentarios
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hace 18 minutos
No extraña que hablen de pedos los que no dejan de soltar mierda…
hace 29 minutos
A ver si deja a Ferreras sin audiencia, tanto comunista no hay…