La televisión vive una lenta decadencia que para sí quisieran el resto de los medios de comunicación: los dos grandes grupos cada vez ingresan menos dinero, pero todavía reparten cuantiosos dividendos entre sus accionistas. Por eso, conviene los evidentes males del sector, ya que mientras los dueños de otras empresas informativas tapan agujeros como pueden, el mundo audiovisual capea la crisis con solvencia.

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Lo que sucede es que el sector se ha vuelto a revolver. Vienen curvas. El empresario Blas Herrero —Radio Blanca — considera que el armisticio alcanzado con 'el duopolio' de la televisión hace unos años ha dejado de tener sentido y anuncia que presentará batalla para intentar que la publicidad se distribuya de una forma más justa y equitativa entre los licenciatarios de la TDT y los medios de comunicación.

Fuentes cercanas al dueño de Kiss FM y DKiss apuntan a que a partir de 2026 iniciará una ronda de contactos con los editores de medios de comunicación digitales para intentar plantear medidas conjuntas en el marco de la Asociación Española de Televisiones Privadas Digitales Terrestres, la cual creó en 2017 junto a algunos pequeños operadores del sector. En los últimos años, su actividad ha sido mínima, pero ahora Herrero anuncia su pretensión de reactivarla.

El empresario inició su guerra contra las dos grandes compañías cuando Paolo Vasile todavía estaba al frente de Mediaset España. El italiano no era especialmente tolerante a las críticas y nunca fue temeroso sobre la posibilidad de sembrar su alrededor de tierra quemada, así que, cuando Herrero les declaró la guerra, decidió abandonar la patronal de las televisiones, —UTECA— como represalia, lo que generó un cisma en el sector que duró entre 2019 y 2024, cuando Mediaset anunció su vuelta, ya con Alejandro Salem a los mandos y Vasile, en su retiro dorado.

Ahora, el dueño de Dkiss considera que ni Atresmedia ni Mediaset han reducido su agresividad a la hora de comercializar los espacios publicitarios de sus cadenas, así que ha decidido volver a la carga para intentar que renuncien, de una vez por todas, a prácticas comerciales como la que contempla el pago de bonificaciones —extraprimas — a sus mejores anunciantes. A su juicio, estas maniobras no sólo perjudican a sus competidores televisivos, sino también al resto de los medios de comunicación.

Duopolios en Europa

Atresmedia y Mediaset siempre han rechazado estos argumentos. De hecho, desde estos grupos han transmitido durante años que España no es una excepción, y que en los grandes países europeos nunca hay más de dos operadores privados fuertes en el mercado, lo que hace que el interés de los anunciantes se concentre en los canales que explotan.

Su realidad tampoco es sencilla. El crecimiento de Radiotelevisión Española durante los últimos meses ha afectado a su audiencia; y eso siempre tiene impacto en el área comercial. La matriz de Mediaset (MFE) presentaba sus cuentas trimestrales este jueves y reconocía una caída de ingresos en España de más de 30 millones de euros durante los nueve primeros meses del año. Las aguas han bajado revueltas en el sector durante todo 2025 y, según Infoadex, los anunciantes han invertido un 6% menos en la televisión. Ningún medio de comunicación ha caído de una forma tan pronunciada.

Infoadex estima que el 42,1% de la publicidad ha ido a parar a Atresmedia y el 41% a Mediaset. Su cuota de mercado supera el 85%, con el 49,9% de la audiencia. Mientras estas empresas facturaron 867 millones de euros en este concepto, el resto de las televisiones nacionales no llegaron a 65 millones. A la vista de esta situación, Blas Herrero promete guerra y busca aliados en el sector digital.

El precedente de Meta

Desde su entorno, consideran que durante las últimas semanas se han producido dos hechos muy a tener en cuenta. La primera es la sentencia del Juzgado de Instrucción número 15, de Madrid, que condena a la multinacional Meta a indemnizar con 479 millones de euros a 87 editoras de medios de comunicación —asociadas a la patronal AMI — por realizar prácticas prohibidas para conseguir publicidad en Facebook e Instagram.

Desde AMI, explicaban este jueves que los más de 5.281 millones de euros que Meta ganó en España durante los cinco años que van desde el 25 de mayo de 2018 hasta el 1 de agosto de 2023 fueron obtenidos de forma irregular, dado que el método que utilizó la empresa de Mark Zuckerberg para pedir datos de sus usuarios vulneraba la legislación europea (RGPD). Esto le supuso “una ventaja competitiva frente a la prensa digital española en el mercado publicitario español”.

La noticia ha revuelto el sector, dado que supone una victoria del pez pequeño frente a uno de los tres gigantes mundiales del sector publicitario, junto a Google y a Amazon; los cuales proveen de tecnología y de audiencia a la prensa digital, pero, a la vez, compiten de forma fiera contra ella, con muchos más recursos.

Fuentes cercanas a Herrero trazan un paralelismo entre esta situación y la que ocurre en el mercado doméstico televisivo, la cual ya fue sancionada en 2019 por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), cuando José María Marín Quemada dirigía esta institución.

El 'multazo' histórico

Entonces, el regulador asestó un duro golpe a Atresmedia y Mediaset y les impuso multas conjuntas por valor de 77 millones de euros por sus prácticas colusorias de la competencia en el mercado publicitario. Las sanciones están pendientes de resolución judicial, pero, hace unas semanas, la Audiencia Nacional obligó a la CNMC a volver a tomar una decisión sobre la que recibió la dueña de Mediaset, al considerar que, durante la tramitación del expediente que derivó en sanción, esta institución no actuó conforme al procedimiento administrativo necesario.

Sea como sea, parece que la tensión aumentará en la TDT durante los próximos meses, en los que, por cierto, competirán por una nueva licencia Mediaset, por un lado; y un grupo de socios rebeldes de Prisa, por otro. En este contexto, Blas Herrero amenaza con declarar la guerra al sector para intentar conseguir que las empresas pequeñas de la TDT reciban un mayor porcentaje de la tarta publicitaria. Siempre hay que seguir el rastro del dinero.

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