Alberto Núñez Feijóo ha vuelto a obrar el milagro salvando la única mayoría absoluta que tenía el PP en toda España. A falta del escrutinio definitivo,  conserva holgadamente sus 41 escaños, confirmando, esta vez sí, los datos de los sondeos. Toda una inyección de optimismo en las filas populares amén de terminar de encumbrar a quien muchos consideran el mejor sustituto de Mariano Rajoy para cuando se aborde la sucesión del actual presidente.

Esta vez los sondeos no se equivocaron y el sorpasso en Galicia ha sido una realidad

Los resultados populares desactivan así cualquier maniobra conjunta de En Marea, PSdG y Bloque, dispuestos a ir a un tripartito para descabalgarlos del poder. Demasiado va a tener el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, con explicar a los suyos que, esta vez también, han acertado los sondeos, y el sorpasso se ha producido, condenándoles al tercer puesto por detrás de En Marea. Toda una tragedia para el socialismo gallego en concreto, y para el PSOE en general.

Algo mejor lo tienen en el País Vasco, donde, a pesar de perder siete escaños (de 16 a 9) será fundamental para asegurar la gobernabilidad del PNV, que parece ser, en estos momentos, la única credencial que Sánchez podrá presentar en el Comité Federal del próximo día 1. Es, en cambio, una mala noticia para el PP vasco, ya que, si bien ha aguantado, pues solo cede un diputado (de 10 a 9), Íñigo Urkullu no les va a necesitar la para gobernar y,por tanto, no se va a sentir comprometido a que el PNV contribuya a desbloquear la investidura de Mariano Rajoy.

Apuesta por la continuidad

No cabe duda de que las elecciones vascas y gallegas vienen a agitar la política nacional, incluso aunque los ciudadanos de ambas comunidades hayan apostado por la continuidad y reforzado la representación del PNV y del PP en sus respectivos parlamentos, al falta del escrutinio al 100 por 100. Refuerzan al PP al revalidar su mayoría absoluta en Galicia y dejan en una situación de precariedad a Sánchez. Esta vez, parece que no ha ganado ni siquiera a las expectativas, como le ocurrió el 26-J.

Otra cosa es que este escenario permita vislumbrar una salida política que no pase por repetir de nuevo las elecciones generales, que en Moncloa y PP dan por descontadas.