Podemos estudia los procedimientos para descentralizar la organización. Pablo Echenique, secretario de Organización, se reunió por primera vez con sus homólogos autonómicos para estudiar la aplicación territorial de los documentos salidos de Vistalegre II. Los cambios afectarán especialmente a la estructura municipal del partido, cuya dirección será sustituida por los círculos de participación en aquellos municipios donde Podemos tenga menos fuerza. El termómetro para definir el modelo de organización en estos espacios no será el tamaño del municipios ni el censo geográfico de inscritos en Podemos; en su lugar, se incluye la figura del militante, que va más allá del simple inscrito y que atiende a criterios de implicación en el partido y "presencialidad".

Podemos estudia el procedimiento para distinguir a los inscritos 'rasos' de los más activos

Podemos es el partido que más facilidad pone a la hora de engrosar su bolsa de simpatizantes: no hay que pagar ninguna cuota y no hace falta más que un documento de identidad y un email para inscribirse en el partido. Un buen método para presentar cifras extraordinarias de seguidores, pero poco práctico en los municipios, donde las cifras no siempre casan con el calado real del partido. Es por eso que Podemos plantea ahora que las Comunidades Autónomas tengan un "censo de militantes por cada Círculo" en función de la actividad en las agrupaciones. El planteamiento busca promover la participación en los círculos, definidos por el documento como "la unidad básica de Podemos", y fidelizar y premiar a los asistentes más activos con la posibilidad de entrar en el órgano de decisión del municipio.

Así, la estructura del partido en cada municipio dependerá del número de militantes: en las más pequeñas -menos de 50 militantes- el círculo y la estructura de partido pasarán a ser lo mismo, aunque sí se mantendrá la Secretaría General y el Consejo de Coordinación -la ejecutiva, formada por personas de confianza del líder territorial-. En el caso de los municipios de más de 50 militantes, se prevé una "co-existencia" de círculos y órganos, pero "se incrementará radicalmente el nivel de integración entre ambos". La traducción es que la representación de estos círculos estará asegurada en la dirección, donde los representantes de las agrupaciones tendrán una cuota de un tercio en el Consejo Ciudadano Municipal.

El censo de militantes se calcula con el "promedio de asistencia al círculo en las tres últimas actas"

En principio la nueva distinción entre el militante y el inscrito -cualquier persona que se inscriba en su página web- es simplemente una "forma de medir de manera más real" el calado de la organización en los municipios y diseñar la estructura del partido en consecuencia. El objetivo, señala un secretario de Organización territorial, es "adelgazar" la estructura del partido en favor de las agrupaciones y crear dinámicas "más unificadas y compactas" para evitar por una parte la desconexión entre círculos y partido y, por otra, las duplicidades entre ambos. Una "tarea prioritaria" en Podemos que aún está por concretarse.

Según figura en el documento organizativo de Pablo Iglesias, este censo "no será nominal, sino que reflejará tan solo la cantidad de militantes existentes". Es decir, no figurarán los nombres de las personas más activas, sino que tendrá un simple papel orientativo para ver el número de personas que asisten a las agrupaciones y medir el calado de la formación en niveles territoriales inferiores. Este texto, que tendrá que trasponerse a todos los niveles, establece que este censo "se calculará computando el promedio de la asistencia al círculo según las tres últimas actas", y fija en cuatro meses el plazo máximo para hacer un primer censo. Por el momento, Echenique y el resto de responsables territoriales trabajan por fijar un procedimiento claro para el "conteo" de militantes.

La figura del militante no tendrá privilegios frente a los inscritos sobre el papel, pero el texto sí se reserva la posibilidad de que se establezcan otros criterios, que tendrán que ser aprobados por el Consejo Ciudadanos Estatal -la dirección del partido con mayoría de Iglesias- a propuesta de la Secretaría de Organización. Voces críticas de la formación advierten de que la discrecionalidad a la hora de establecer estas nuevas condiciones abre la puerta a hacer una distinción real que premie a los militantes frente a los simples inscritos. Una maniobra que interpretan como un intento por dar más peso al sector más radicalizado de las bases en detrimento del perfil moderado o de aquellas personas que, por tener otras ocupaciones, no asisten con tanta frecuencia a las agrupaciones territoriales.

Autonomía financiera

Entre las medidas descentralizadoras por el documento organizativo de Iglesias están las financieras. El Podemos salido de Vistalegre II tiene el espíritu de dar más autonomía a los territorios, también en el ámbito financiero, con la idea de que "las fuentes de financiación territoriales reviertan en su propio ámbito". Esto se traduce en que cada organización debe redistribuir hacia los niveles inferiores, estableciendo "mecanismos de compensación entre territorios".

Podemos plantea un Fondo de Compensación para otorgar más recursos a las CCAA más pobres

En el nivel autonómico se creará un Fondo de Compensación Territorial; una forma de "compensación" a aquellos territorios que necesitan un refuerzo económico "por sus características propias" -como extensión o representación institucional insuficiente-. Este fondo está orientado, según el texto, a una mayor descentralización hacia lo municipal, "la estructura con menos recursos de toda la organización". Uno de los objetivos de estos mecanismos de descentralización es otorgar autonomía contable y financiera a los municipios, un proceso que se hará en colaboración con los Consejos Ciudadanos Autonómicos.