La jornada de “paro de país” convocada ayer por el Govern y las entidades independentistas no fue, ni de calle, una jornada de reposo para los líderes del proceso independentista. La Mesa del Parlament se reúne esta mañana en sesión ordinaria con un calendario en blanco sobre la mesa en el que deben fijar la fecha de la próxima reunión del pleno, un pleno en el que las fuerzas soberanistas deberían forzar la declaración unilateral de independencia si cumplen su propia hoja de ruta. Pero PDCat y ERC no han dejado de cruzarse recriminaciones en las últimas y se acusan mutuamente de poner en riesgo la DUI por divisiones internas y cálculos electoralistas.

Desde el PDCat aseguran que habrá declaración unilateral de independencia -DUI en la terminología independentista- pero rechazan las prisas que atribuyen especialmente a la CUP. “Queremos la DUI pero la queremos bien hecha”, aseguran. Y en Esquerra señalan las divisiones en el partido sucesor de Convergència, y especialmente el disenso entre la presidencia de la Generalitat, Carles Puigdemont, y la dirección del partido, Marta Pascal, como el origen de los titubeos del presidente de la Generalitat a la hora de proclamar la independencia.

Las más de tres horas que duró la reunión de la ejecutiva del PDCat celebrada la tarde del lunes abonan el discurso sobre la división en el partido sucesor de CDC sobre como afrontar el resultado del referéndum independentista del 1-O. La declaración de independencia, que llevaría a la aplicación del 155 y sólo serviría por tanto para seguir elevando la tensión, no convence en absoluto a miembros de la ejecutiva nacionalista. El president oyó esas opiniones, aseguran, pero tras el debate la postura del partido es inequívoca a favor de la DUI. El debate ahora está en el cómo.

Puigdemont y Oriol Junqueras insisten en sus comparecencias públicas en que el compromiso del Govern era llegar hasta el 1-O. “Hemos votado” añaden para señalar que la hoja de ruta obliga ahora a trasladar la responsabilidad al Parlament. Pero en ese proceso, el gobierno catalán invoca desde la medianoche de domingo una “validación oficial” de los resultados que nadie sabe a quién se ha encomendado -la sindicatura electoral nombrada tras la aprobación de la Ley del Referéndum dimitió en bloque por las sanciones del Tribunal Constitucional- para manejar los tempos y dilatar ese plazo de 48 horas que las leyes de ruptura fijaban entre la proclamación de resultados y la proclamación de la independencia.

Desde los partidos constitucionalistas reconocen con pesimismo que ven a JxS dispuestos a la proclamación de independencia en los próximos días, tras la reunión de la Mesa del Parlament en la que la mayoría independentista volvió a imponer su rodillo para anular la convocatoria del pleno ordinario previsto para este miércoles y jueves. "La situación es muy desagradable" señala un participante en esa reunión.

En la estela de Companys

La CUP aboga desde el lunes por que esa declaración se produzca el viernes, 6 de octubre, coincidiendo con la proclamación de la República Catalana por Lluís Companys en 1934 -una coincidencia que algunos ven más como un mal agüero, dado el escaso éxito de la república de Companys- lo que implicaría convocar el Pleno en la reunión de la Mesa de esta mañana como un pleno extraordinario para debatir el resultado del 1-O. Y Esquerra abona públicamente esa tesis, aunque en privado también advierte de los riesgos de la DUI y la necesidad de calibrar cada paso.

Y en ese proceso se reabre además el debate sobre el futuro electoral de JxS, oficialmente según los independentistas porque a la proclamación de la independencia seguiría la apertura de un "proceso constituyente" que debe concluir con unas "elecciones constituyentes" para escoger al Parlament que elaboraría la constitución de la nueva república catalana. Esquerra da por descartada la reedición de la coalición electoral con un partido al que todas las encuestas reducen a la mínima expresión en unas eventuales elecciones autonómicas, conscientes que este proceso no ha hecho más que ampliar sus expectativas electorales.

Los republicanos argumentan además que la concurrencia en listas distintas da más réditos a las formaciones independentistas que ir a las elecciones en coalición. Pero desde el PDCat apuntan que el momento exige unidad de las fuerzas independentistas, una tesis que volvería a apuntalar a ANC, siempre y cuando se trate de elecciones constituyentes.