Ejerciendo su derecho de rectificación, Ana Blanco Vázquez de Prada -abogada de la dermatóloga Elisa Pinto- ha enviado la siguiente carta al director de El Independiente con el ruego de su publicación:

"Estimado Director:
Me dirijo a usted como abogada en defensa de los intereses y derechos de Dª Elisa Pinto Romero, a quien represento en diversos procedimientos que actualmente se están tramitando en los Juzgados 39 y 26 de Madrid.

Previo al objeto de esta carta quiero transmitirle mi enhorabuena por la labor que usted está realizando al frente de su periódico, pero le reitero la indignación y descontento que ayer noche le transmití por teléfono, causados en mi cliente cuando en la tarde de ayer día 24 de octubre de 2017 vimos publicado en su diario el artículo titulado 'SI HUBIERA QUERIDO DAÑAR A LÓPEZ MADRID LE HABRÍA MANDADO FOTOS Y AUDIOS A SU MUJER', firmado por don Antonio Salvador, periodista recién salido del diario El Mundo cuya trayectoria es conocida así como el hecho de nutrirse de determinadas fuentes dudosas en su proceder, cosa en absoluto criticable porque siempre hemos defendido la libertad de prensa y el enorme beneficio que para una sociedad de derecho supone la labor del periodismo.

Como usted bien sabe, desde que la sección 15 de la Audiencia Provincial de Madrid ordenara reabrir la causa instruida por el Juzgado 39 se han filtrado a todos los medios de comunicación, y ustedes en especial, copia de diversas partes del sumario que están sometidas al secreto del artículo 301 del Código Penal, que establece el secreto genérico de las actuaciones hasta el momento del Juicio oral; secreto lógico porque la fase de instrucción no supone ningún tipo de imputación y cualquier revelación podría suponer un delito de descubrimiento y revelación de secretos, pero sobre todo un menoscabo para la dignidad y el derecho a la propia imagen de aquellas personas que estén siendo investigadas, lo cual no es el caso de mi clienta, que en ese procedimiento es la denunciante; a pesar de lo cual la letrado que suscribe exige idéntico respeto para su clienta que para los restantes investigados, porque mi ética personal y profesional me lo exigen y forma parte de la lucha por los derechos de las personas debería ser el fundamento del actuar de todo letrado, con independencia de que el titular de esos derechos sea denunciante o investigado, y también debería coronar el trabajo de cualquier periodista que respete las reglas de juego de un estado de derecho. Porque nadie debería ser castigado con la pena anticipada de ver su vida privada aireada y sometida a la malsana curiosidad y cotilleo de terceros, cuando ni ha comerciado con ella ni ha consentido esa exposición que pudiera perjudicar una magnífica carrera profesional como la de médico que exige máxima discrecionalidad, como también lo exige la del sr López Madrid.

Por ello, el artículo publicado atenta gravemente contra el derecho a la intimidad de Dª Elisa y su derecho a la tutela judicial efectiva, máxime cuando se trata de declaraciones en un juzgado que el testigo jamás habría hecho fuera del secreto que ampara las actuaciones judiciales. Secreto que siempre ha respetado la doctora manteniendo en su esfera privada lo que ha nacido y debe de morir en ella, que también ha sido respetado por los abogados durante más de 3 años, hasta que alguien ha decidido comenzar una guerra sucia e ilegal que afecta ns sólo a mi clienta sino también al señor López Madrid, ya que ambos tienen mujer e hijos que pudieran verse salpicados por el morboso interés de personas ajenas al conflicto.

Como le venía diciendo, desde que se abriera esta causa, su periódico ha publicado diversos artículos causantes de un menoscabo para la imagen de la señora Pinto, siempre publicados por el mismo periodista, don Antonio Salvador, cuyas fuentes son de todos conocidos. Como ejemplo le recuerdo simplemente el artículo publicado el 24 de julio bajo el título 'La deriva esotérica del caso Elisa Pinto', en el que se hacía una interpretación malévola de un hecho insignificante como es la solicitud de un amuleto, no muy distinto del escapulario que se cuelgan los católicos del cuello. O el artículo de 14 de septiembre de 2017 titulado 'El infiltrado que ayudó a Elisa Pinto es un director de seguridad que trabajó en el CNI', en el que se revelaba el contenido de unas testificales de las que en ese momento no tenía copia ni la defensa del sr. López Madrid ni la defensa de la sra. Pinto, pero sí la representación letrada del sr. Villarejo tal y como quedó claro en la testifical que hubo al día siguiente, de las que desgraciadamente no tuvimos conocimiento por la vía legalmente establecida sino por un tendencioso titular en su periódico. Por lo que debo aclararle, a los efectos de rectificación oportunos, que esa persona hace 20 años que no trabaja para el CNI que actualmente tampoco se llama CNI, cualquier mensaje subliminal que pretenda relacionar a dicha institución con mi representada es falso y destinado únicamente a confundir a sus lectores.

A tal efecto, y con todo el respeto que nos merece la libertad de prensa siempre que se practique dentro de los límites legales, el pasado 7 de octubre le envié una carta por la que rogaba que en su periódico no se publicara ninguna conversación privada de las contenidas en un CD que sabemos ha sido filtrado al señor Antonio Salvador, en el que le recordaba que la publicación o difusión de material de los juzgados pudiera ser delito, y le rogaba que no cooperase en la publicación de ninguna información contenida en ese CD, poniendo en su conocimiento que doña Elisa Pinto Romero no autoriza la publicación de ninguna conversación contenida en el mismo, o que aluda a su contenido, a la vez que solicitábamos que cualquier otra información privada contenida en cualquier dispositivo que esté a disposición de los juzgados que les hubieran filtrado lo pusiera en nuestro conocimiento al objeto de poder ejercitar las acciones legales oportunas contra las personas que los estuvieran pretendiendo difundir.

Ayer me puse en contacto con usted a las 21.30 para rogarle que eliminarse de su periódico el artículo 'Si hubiera querido dañar a López Madrid le habría mandado fotos y audios a su mujer"', o al menos eliminase el vídeo en el que puede verse y escucharse la testifical de doña Elisa Pinto, porque no es mi interés interponer denuncias contra los medios de comunicación sino simplemente proteger el derecho a la imagen de mi representada, que está siendo atropellado con grave menoscabo de su vida profesional y familiar. Menoscabo que afecta igualmente al señor López Madrid y a su familia, salpicados por las consecuencias de un sensacionalismo de baja estofa que no debería mancillar el buen nombre y excepcional imagen de un diario como El lndependiente y de una intachable carrera profesional como la suya, porque lo importante del periodismo de juzgados serio no es la parte amarilla -más propia de una tertulia de ignorantes-, sino el derecho a informar acerca de la actuación de los poderes públicos, el funcionamiento de la Justicia, las irregularidades procedimentales, los abusos policiales, la corrupción y los delitos de interés público, que deberían colmar la verdadera prensa de altura por la que siempre hemos admirado a personas como usted, don Casimiro.

Como ya le comuniqué ayer, ante la negativa a eliminar el vídeo de la testifical de Elisa Pinto en el Juzgado 39, me he visto obligada con todo el dolor de mi corazón a interponer una denuncia solicitando el secuestro de su publicación, por entender que atenta contra derechos fundamentales de las personas que en él aparecen aunque sean simplemente nombradas.

Entiendo que la crisis de la información que estamos viviendo y que ha derivado en el cierre de numerosas publicaciones está obligando a la prensa seria a publicar noticias escandalosas para llamar la atención de los lectores. De verdad que lo entiendo. Pero mi trabajo es el de defender los derechos de aquellas personas que puedan verse afectadas y por ello me veo en la obligación de insistir y rogarle que por favor elimine de su diario la grabación de la testifical de la doctora Pinto y cualquier información acerca de la vida personal de terceros, que lejos de constituir un tema de interés público pudiera producir humillación, menoscabo de la dignidad o de la intimidad, es decir una doble victimización de personas que sin ser públicas desarrollan un trabajo de cara al público como la doctora Elisa Pinto Romero, o de aquellas a las que sólo afecta en su vida personal, porque la publicación de una declaración en un juzgado puede ser constitutiva de delito no sólo para el autor de la noticia sino para el que la difunde, y desde luego supone una agresión injustificada a nuestro sistema judicial en el que cualquier ciudadano debería de sentirse amparado, y seguro, cuando se trata de denunciar delitos.

También quiero ejercitar el derecho de rectificación y solicito la publicación de esta carta, porque ni la doctora Pinto ha sufrido nunca una deriva esotérica, ni "el abogado del sr Villarejo terminó su interrogatorio preguntando respetuosamente a Pinto si le habían diagnosticado "enfermedad mental" y si había estado en tratamiento psiquiátrico", porque en sí la pregunta es irrespetuosa y, aunque yo prefiero pensar que al letrado se le fue la cabeza y la juez no se dio cuenta, otros mucho han dicho que la pregunta era perversa, malintencionada y poco profesional dirigida a sembrar una pérfida duda donde no la hay. La doctora Pinto no sólo es una magnífica profesional, brillante y con una inteligencia por encima de lo normal, demostrada a lo largo de más de 20 años de profesión, sino que no obra en la causa ningún indicio o dato que permita pensar lo contrario, mal que les pese a aquellos que intentan archivar este procedimiento como sea olvidando que el fin no justifica los medios".

Ana Blanco Vázquez de Prada