PNV y PDeCat reeditarán la alianza de 2014 para concurrir juntos a las elecciones europeas del 26 de mayo. Al menos así lo ha asegurado el presidente del partido heredero de Convergencia, David Bonvehí, esta mañana, aunque el PNV ha puesto en cuarentena esa alianza. Los vascos aseguran sentirse cómodos con la fórmula, pero advierten de que todavía no hay acuerdo cerrado. Y desde el PDeCat reconocen que no hay nada cerrado, pero confían en conservar las alianzas de la antigua CDC.

En todo caso las declaraciones de Bonvehí confirman la renuncia del PDeCat, y por extensión de la Crida y JxCat, a forzar una candidatura unitaria del independentismo catalán como hasta hace pocas semanas reclamaba el ex presidente Carles Puigdemont. Con ERC ya volcada en una lista propia liderada por su presidente, Oriol Junqueras, y secundado por la pareja de Raül Romeva, Diana Riba, los neoconvergentes buscan ahora una candidatura similar.

Jordi Turull, ex conseller de Presidencia y reo preventivo por el 1-O junto a Junqueras, se ha ofrecido para encabezar la candidatura del PDeCat, que busca ahora un número dos con gancho para equiparar la apuesta de los republicanos. La idea sería concurrir el próximo 26M a Barcelona y el Europarlamento con sendos presos -Turull en Europa, Joaquim Forn en Barcelona- secundados por dirigentes de peso.

El PDeCat confía en repetir la fórmula de las últimas europeas, en las que los catalanes ocuparon los números 1 y 3 y los vascos el 2 y 4

Fuentes del PDeCat advierten, sin embargo, que la candidatura de Turull no está en absoluto decidida, precisamente porque primero quieren avanzar en la formalización de la coalición nacionalista con el PNV.

El objetivo es repetir la fórmula de las últimas europeas, en las que los catalanes ocuparon los números 1 y 3 -con Ramon Tremosa en primer lugar- y los vascos el 2 y 4, reservando el quinto lugar para un tercer aliado. Lugar que probablemente ocupe Coalición Canaria, que ya ha iniciado las negociaciones con el PNV.

Juego de alianzas entre vascos y catalanes

De materializarse esta coalición, los partidos nacionalistas repetirán el juego de alianzas que tradicionalmente ha creado dos candidaturas paralelas: PNV y Convergencia -ahora PDeCat- por un lado, ERC y la izquierda abertzale por otro. El cambio esta vez lo podría ejemplificar el BNG, que históricamente se había aliado con PNV y CiU en la Declaración de Barcelona.

De hecho, Bildu ha sido en los últimos meses la formación que más prisa parecía tener por tejer alianzas nacionalistas de cara a las europeas, probablemente para garantizarse el acuerdo con ERC y excluir al PNV de un acuerdo con los republicanos, según apuntan algunas fuentes.