No me equivoco si les digo que mi personaje de hoy, Guillermo de Juan, es uno de los mejores y más prestigiosos directivos de España. Con más de dos décadas de experiencia en la industria farmacéutica, su labor como Vicepresidente y Director de Asuntos Corporativos y de Comunicación de GSK para España, Portugal e Israel, ha sido largamente elogiada en el sector.

De Juan es licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid, Máster en Asesoría de Jurídica de Empresas y MBA por el instituto de Empresa y combina una doble vocación, que le acompaña desde muy joven: la de unir, cosa que ha conseguido, su pasión por el derecho con su interés por todo lo que tiene que ver con la salud. Y ello, con un único objetivo: el de mejorar la vida y la salud de todos. Por eso hoy es para mí un orgullo compartir este café dominical con él.

P.- ¿Qué tal va GSK?
R.- Muy bien. Contentos y afrontando un ejercicio que casi acaba de empezar, con éxito e ilusionados por realizar, como dice nuestra propia misión, lo mejor para el paciente. Trabajamos para que la gente haga más cosas, viva más tiempo y sea más feliz. Es una misión muy importante trabajar por la salud.

P.- ¿Hasta cuándo vamos a vivir, Guillermo? Porque nuestras expectativas vitales cada vez son mayores. Cada año aumentan, de hecho, lo que hace que nos preguntemos hasta dónde podemos llegar.
R.- En España estamos alrededor de los 82-83 años de media, un poco más para las mujeres. Ese es uno de nuestros grandes retos. ¿Cómo afrontarlo? Desde el punto de vista de la sostenibilidad de los sistemas de salud. En España somos muy afortunados porque tenemos un sistema de salud maravilloso. Pero la clave es que todos lo cuidemos y la industria farmacéutica es clave para esto. La aproximación de esta industria y de nuestra empresa en particular, GSK, debe ser la de apoyar en todo lo que nos sea posible a esa sostenibilidad. Y eso pasa por el acceso a la innovación. Podemos tener medicamentos estupendos, pero tenemos que ser conscientes de que tienen que ser comprados por los sistemas y de ahí nuestra aproximación de apoyar al paciente y ese apoyo a la sostenibilidad.

P.- ¿Tu entrada en este universo fue casual, vocacional, un 'headhunter' te llamó? ¿Cómo fue?
R.- Yo soy abogado y mi abuelo, por parte de mi madre, que tenía seis hijos, había decidido que los varones tenían que ser abogados y las mujeres farmacéuticas. Así de claro. Y yo acabé siendo abogado de una industria farmacéutica. Una mezcla. Mi madre también es farmacéutica y siempre me ha gustado este mundo de la farmacia y sobre todo de la salud. En mis inicios, además, ser abogado de una industria farmacéutica era importante porque es un sector muy intervenido, tanto desde el punto de vista de sus estructuras como de su política de precios, y conocer bien toda la legislación y la reglamentación que le rodea, para un abogado, es muy atractivo. Es un sector que hace muchas cosas y que siempre ofrece enormes oportunidades.

P.- ¿Eres capaz, para nuestros lectores, que son -todos lo somos- pacientes en algún momento, de explicarnos cómo funciona la industria farmacéutica, no solo desde el punto de vista de creación de producto sino también comercial?
R.- Muy fácilmente. Una de las grandes palancas de esta industria es la inversión en investigación. Sin ciencia, no hay nada que hacer.

En GSK en España, en los últimos cinco años, hemos invertido más de 250 millones de euros en investigación y a nivel mundial unos 3.500 millones de euros. ¿Qué hacemos con eso? Como digo, investigar, aplicar la ciencia para al final poder desarrollar medicamentos que favorezcan la calidad de vida de los pacientes. Una vez que se consigue el producto, tras muchas pruebas y ensayos clínicos, lo más importante es que el Sistema Nacional de Salud los compre. Algo que tal vez no sabe el ciudadano es que el laboratorio no fija el precio del medicamento, lo fijan las autoridades. Eso es muy importante.
A partir de ahí, se ofrece ese producto a los pacientes. Nosotros por ejemplo llevamos más de 50 años investigando el aparato respiratorio, somos líderes en vacunas. Consideramos que la prevención es fundamental. Pero de 72.000 millones de euros de gasto total del Sistema... ¡solo 300 millones se invierten en vacunas!

P.- ¿Por qué?
R.- Porque no ha habido un pacto real sobre la prevención global entre todas las fuerzas políticas. Es una cuestión política, presupuestaria, pero por encima de todo muy necesaria. La prevención en vacunas tiene que ver con la educación sanitaria, la que se imparte en los colegios... es el caballo de batalla más importante que tenemos.

P.- Por tanto, hay una gran responsabilidad por parte de las autoridades públicas y no tanto de la industria farmacéutica. Y te lo pregunto con esta claridad porque desde siempre se han creado y alimentado esos mitos acerca de 'lobbies' y otras cosas... 'nebulosas' en relación con este mundo y luego la realidad es otra.
R.- Hombre, depende también de la industria porque la inversión que hay que hacer en vacunas es increíble. Los procesos de producción de una vacuna son muy caros y largos. Por eso solo hay cuatro o cinco compañías farmacéuticas solo a nivel mundial que inviertan en vacunas. Pero efectivamente, también debe haber un compromiso de Estados y Gobiernos en el apoyo de estas políticas de prevención. Por ello repito la importancia del ámbito escolar y de trabajar a fondo la educación en todo lo que tiene que ver con este campo.

P.- ¿No hay mucha educación en materia de salud en los colegios?
R.- No. Incluso en muchos países estamos viendo movimientos antivacunas...

P.- … precisamente en mi país, en Italia, se acaba de volver a la obligatoriedad de la vacunación por ley, en contra de la voluntad de Salvini...
R.- Por eso, insisto, son importantes todas las medidas que apuesten por la prevención. Además de todo lo que hemos dicho, hay que destacar también que es un sector muy autorregulado. Es cierto que hemos tenido una mala reputación y tenemos que seguir trabajando en comunicar mejor, en estar más cerca de la sociedad para contar todo lo bueno que hacemos, pero creo que es un sector ya muy autorregulado en comparación con otros.

P.- Vuestro sector, en general, y vuestra empresa en particular, se distingue por ser especialmente cuidadoso con la igualdad y las políticas de género. Cuéntame cómo lo conseguís porque tengo claro que sois una de las compañías más igualitarias y también más solidarias.
R.- Estamos muy orgullosos, sí. Los datos lo demuestran. El 54 por ciento de nuestros empleados en España son mujeres y el 45,5 por ciento de puestos directivos también. Llevamos mucho tiempo trabajando en programas de igualdad y diversidad y de hecho somos la primera empresa farmacéutica que consiguió el Distintivo de Igualdad en 2011. En diversidad estamos asociados a redes, sobre todo en lo que tiene que ver con el colectivo LGTBi donde somos pioneros con un programa que se llama 'Sprectrum' y otro muy bonito, ‘Stem Talent Girl’, que lo que hace es 'mentoring' y 'coaching' científico desde nuestra compañía dirigido a niñas para que tengan una mayor presencia en ciencia, en ingeniería o en matemáticas. Me quedo con las palabras de la presidenta de 'European Women on Board' que nos concedió la distinción a GSK por ser la única compañía farmacéutica que tenía un CEO mujer y en su Consejo un 45 por ciento de mujeres y que decía que éramos un ejemplo porque dábamos visibilidad a la mujer, a su talento y a su inspiración.

P.- Sois por tanto referente en cuanto a igualdad, pero se nos sigue diciendo que la igualdad real llegará dentro de 202 años, empeorando claramente porque el año pasado se nos hablaba de 170 años. ¿Qué se está haciendo mal? Y algo más, ¿podéis tener un efecto 'contagio' en el resto del mundo empresarial, como referentes que sois?
R.- El dato que comentas demuestra que hay mucho por hacer. Sobre todo, en educación en cuanto a lo que es la igualdad. Eso se refleja en la actitud aún de muchos empresarios respecto a este tema. Tenemos que intentar generar mucha más capacidad de influencia en otros sectores. Quizá un problema que tengamos sea el de que nos miramos demasiado a nosotros mismos (en la industria farmacéutica) y no salgamos más a la sociedad. Este es un claro ejemplo, sí, en el que podemos hacer mucho más. Tenemos que concitar muchas más alianzas en este sentido. Antes hablábamos del tema de la solidaridad. Nosotros estamos orgullosos, por ejemplo, de tener un acuerdo con 'Save The Children' desde 2013 en el que tenemos el objetivo de conseguir que más de un millón de niños al año puedan vivir, evitar su muerte, en los países más desarrollados. En los últimos años hemos conseguido que sean ya dos millones y medio. Tenemos además un compromiso de los propios empleados en muchas actividades de voluntariado. Pero sí, para conseguir ser un ejemplo para otros tenemos que conseguir comunicar mucho más.

P.- ¿Cuáles son los valores clave de tu liderazgo?
R.- Baso mucho mi liderazgo en las personas, claramente. En el trabajo en equipo. Para mí es fundamental la empatía. Es clave. Y también la resiliencia, en estos tiempos de cambio. Pero claramente mi liderazgo lo baso en las personas, en conseguir sacar lo mejor de un equipo, para que tenga clara la visión y un gran sentido de pertenencia. Con eso, se suma muchísimo. Yo soy de los que vibra con los otros, creo que la parte empática es fundamental. Creo que se puede conseguir mucho con ello. El poder de una organización está en las personas que trabajan en equipo.

P.- ¿Ha faltado entonces en esta industria empatía con la sociedad, visto que hablabas antes de ello?
R.- Sí. Pero también digo por otro lado que el mejor portavoz de la industria es el paciente. Realmente es aquel que conoce el lado humano del trabajo que estamos haciendo, que lo vive, que lo siente. Son impresionantes los datos de cómo se están erradicando algunas enfermedades. Nosotros somos pioneros en la investigación en SIDA, pero tenemos que seguir luchando para estar más cerca del paciente. Quizá uno de los errores de la industria ha sido estar muy cerca del cliente y muy poco del paciente. Para comunicar mejor. En esa parte empática tenemos que seguir trabajando. Lo hacemos por ejemplo en un plan de reputación de la compañía, muy transversal, en el que recogemos todas las actividades que hacemos en todos los negocios con el ánimo de estar más cerca de la sociedad.

P.- Bajando a lo político, ¿cómo vivís este momento? En España hemos pasado del bipartidismo al multipartidismo. ¿Cómo ha cambiado vuestra relación con las instituciones públicas? ¿Cómo afecta este cambio de situación a vuestro negocio?
R.- Claramente. Nuestro sector está muy intervenido y depende mucho de las relaciones con la administración, a todos los niveles. Todos los cambios de gobierno tienen un efecto directo en la compañía porque para nosotros, lo importante es tener previsibilidad de cuál es la agenda sanitaria, qué políticas se van a llevar a cabo, cómo se financia la sanidad o los medicamentos... y si hay muchos cambios debemos saber adaptarnos. Eso ha hecho que los directivos hayamos sido capaces de desarrollar mucha flexibilidad para adaptarnos a las instituciones públicas. ¿Qué pedimos? Mucho diálogo. Tenemos la asignatura de velar todos por el Sistema Nacional de Salud y ahí se necesita mucho pacto, mucha aproximación, por ejemplo, en la medicina de precisión, intentar explotar todos los resultados que tenemos de cómo están funcionando las terapias, los medicamentos. Pero necesitamos también unos gobiernos que se abran a dialogar.

P.- ¿Y encontráis ese diálogo? Porque me imagino a un directivo como tú, frente al político de turno que a lo mejor sabe mucho menos de esta materia. ¿Cómo funciona esa dinámica?
R.- Sí son receptivos a la hora de entender nuestros problemas y cuál es nuestra perspectiva sobre la sanidad. A veces hay dificultades y la agenda política ha sido muy diversa y con cambios. Hemos tenido tres ministras en el último año, con cambios de equipos y te tienes que adaptar. Uno de los problemas es que nosotros pensamos mucho en el medio plazo mientras que ellos lo hacen en el corto.

P.- ¿Y en qué estáis ahora? ¿Qué podemos esperar de tu compañía?
R.- Estamos trabajando en cosas apasionantes. Por ejemplo, en el ámbito de la enfermedad pulmonar oclusiva crónica, que es la cuarta causa mortal y que es además inhabilitante hasta causar la muerte como digo, estamos consiguiendo mejoras notables en los pacientes. También trabajamos en vacunas, de forma apasionante. En EEUU se ha lanzado una espectacular, para el Herpes Zoster, que es una enfermedad absolutamente inhabilitante en pacientes inmunodeprimidos, con resultados espectaculares, y que pronto espero que podamos tener en España. También trabajamos en la inmunooncología, todo lo que supone medicina de precisión para dar valor a nuestro sistema inmunológico para que puedan matar las células cancerígenas a muchos niveles, como el cáncer de ovarios y otros. Puedo decir con orgullo que trabajar cada día en GSK, en este sector, es todo un privilegio y una satisfacción. Hace poco Forbes nos consideró la segunda mejor empresa para trabajar en España. También Actualidad Económica y el índice Randstad nos coloca como la primera en el sector farmacéutico.

P.- ¿A qué se debe?
R.- Pues a una serie de políticas internas estupendas que lo que hacen es conseguir un enorme compromiso del empleado, desde programas de talento con becarios, o de integración, de igualdad o los paquetes de remuneración de la compañía.

P.- Es decir que, lo que leemos en muchas revistas de emprendimiento y para directivos acerca de que vamos a empresas mejores, más integradas en la sociedad y con muchos más valores, está llegando.
R.- No es que esté llegando, es que nosotros estamos ya ahí. El compromiso de nuestros empleados es enorme.

P.- Vuestra industria es una de las que más reciben comentarios o críticas sobre 'lobbies'. ¿Cuánto hay de verdad en esa leyenda negra, relacionada con la parte negativa del 'lobbismo'?
R.- Esa parte negativa del 'lobby' está superada. La nueva consideración de esto es normal y natural, desde el punto de vista de que una empresa puede acercarse a las administraciones públicas para influir en una serie de decisiones en beneficio de sus intereses. Esto tiene que ser un proceso normal en el que haya debate y diálogo. Esa es la clave. Se ha superado ese concepto de 'lobby' agresivo o malo. Es muy importante saber qué empresa manejas. Si es una compañía con valores y autorregulada todo va bien porque se sabe las cosas que se pueden hacer y las que no se pueden hacer. El proceso además es bidireccional: tú aprendes de la administración y la administración aprende de ti.

P.- Cuándo cierras tu despacho y entras en tu casa... ¿a qué te dedicas? ¿Qué te gusta?
R.- A disfrutar. Soy un enorme 'disfrutón'. Me gusta la cultura, la música, el fútbol, estar con mis hijos, viajar... intento sacar horas para disfrutar. La vida es maravillosa y se me quedan cortas las 24 horas del día.

P.- ¿Qué esperas del futuro? ¿Qué carta a los Reyes Magos escribirías?
R.- Que se erradiquen muchas enfermedades, como el cáncer.

P.- ¿Dónde estamos en eso?
R.- Muy bien. Estamos bajando los índices en algunas patologías porque estamos invirtiendo mucho en terapias personalizadas y mejorando los sistemas de lucha contra la enfermedad. La quimioterapia era el tratamiento tradicional y mataba las células malas, pero también las buenas y ahora estamos combatiendo solo a las malas. Ahí estamos mejorando, en la mejora de nuestro sistema inmunológico. Ese es uno de los sueños que veremos. El otro es que haya mucho diálogo y que lleguemos a consensos óptimos.