Expulsión histórica en MasterChef. Por primera vez en la historia del programa los jueces decidieron expulsar a dos concursantes porque, según ellos, “ninguno estuvo a la altura y no consiguieron los resultados que se espera de ellos”.

Antonia Dell’Atte y Jaime Nava abandonaron anoche las cocinas del talent, en una inusual decisión del jurado. Juntos abandonaron los fogones con actitudes completamente diferentes.

Por primera vez en la historia del programa los jueces decidieron echar a dos concursantes

Mientras que el deportista, asumía la derrota y confesaba que se sentía ganador “por la experiencia y por los compañeros que se llevaba”; la ex modelo sacó la soberbia que le caracteriza y se fue no sin antes acusar a sus compañeros de “fariseos” y de metetes. “Hay personas que han malmetido, algunos me han atacado injustamente, les deseo que sean mejor para no meter cizaña. Pero son todos unos fariseos, que ponen una sonrisa por delante y no hacen lo mismo por detrás”, protestó la modelo al conocer la noticia.

MasterChef fue líder del domingo con 2.677.000 espectadores y una cuota del 18,9%, frente al magnífico 18,1 de GHVIP el debate. Hasta 6.778.000 espectadores siguieron anoche algún momento del programa de televisión que recibió las vistas de Oxana, ex aspirante de Masterchef 6, y de Martín Berasategui.

Carácter difícil

Que Antonia Dell’Atte tiene un carácter difícil no es nada nuevo. La ex de Lecquio, a lo largo de la historia, ha protagonizado grandes momentos, momentos bochornosos, no hace falta recordar cómo paseó su despecho por todos los programas del corazón, cómo insultó al conde y cómo puso a caer de un burro a Ana Obregón, la madre del hermano de su hijo.

Como el paso del tiempo templa el carácter, Antonia Dell’Atte sacó la bandera blanca, hizo las paces con todos y llevaba años desparecida cuando MasterChef la sacó del ostracismo catódico. Desde el primer momento, desde la primera entrega de MasterChef la modelo ya apuntaba maneras. El espectáculo de ayer no fue más que la crónica de una bronca anunciada.

El espectáculo de ayer no fue más que la crónica de una bronca anunciada

Ella, como siempre, demostró que no sabe aceptar las críticas, su endiosamiento provocó el rechazo de todos los concursantes, a todos les costaba un esfuerzo compartir fogones con la arrogante, despectiva y pintiparada aprendiz de cocinera. Su mayor problema es no saber asumir los errores, no aprender de ellos y dedicarse a echar balones fuera. Que se lo digan a Boris Izaguirre que ayer se llevó las culpas del fracaso de la modelo o a Carmen Lomana que se negó a ayudarla en la prueba de eliminación.

Los aspirantes arrancaron la velada con el reto de preparar varios postres de Xano Saguer. Paz Vega repartió los postres entre sus compañeros. A María Castro y Santiago Segura les tocó el más complicado y sorprendentemente lo resolvieron con bastante decencia. La actriz se reservó el postre más sencillo y lo compartió con Mario Vaquerizo. El resto se pelearon con recetas de cierta complicación herederas de chefs de relumbrón. Mientras la Lomana se salvaba de la quema de chiripa, al tándem Izaguirre-Dell’Atte le caía la del pulpo por su chapuza culinaria. Y como siempre, la modelo se dedicó a echar balones fuera, como si aquello no fuera con ella.

Dell'Atte, en lugar de pedir perdón cuando le reprobaron el resultado se puso como una hidra

La siguiente prueba, la de exteriores, no mejoró nada la situación de la modelo. Decidió sumarse al equipo de Santiago Segura y su aportación fue la misma que la de una mosca cojonera, tanto es así que casi fue capaz de sacar de sus casillas al mismísimo director de Torrente.

Santiago Segura es el rey de la ironía, es capaz de decirte de todo sin que te des cuenta, pero anoche tiró de paciencia para no liarla incluso sabiendo que la actitud de Antonia Dell’Atte les conducía directos al fracaso. La italiana confundió un arroz caldoso con el risotto típico de su tierra. Ella hizo lo que le dio la gana, movió el arroz hasta conseguir convertirlo en una pasta y en lugar de pedir perdón cuando le reprobaron el resultado se puso como una hidra. Impepinablemente, el equipo fue directo a la prueba de eliminación y allí terminó por liarse la de San Quintín.

El desaire de Lomana

En la prueba de eliminación los aspirantes tenían que elaborar un menú para la clase Bussiness de una aerolínea. Los aspirantes con mantel negro podían contar con la ayuda de sus compañeros salvados, si ellos aceptaban, claro.

El que siembra vientos recoge tempestades y Antonia Dell’Atte anoche se topó con el huracán Lomana que se negó levantar un solo dedo para ayudarla. La criticaron por su actitud. Ella ya había avisado y le dio con el látigo de su indiferencia. Por lo menos coherente, la empresaria parece que es.

El huracán Lomana se negó levantar un solo dedo para ayudar a la modelo italiana en la prueba de eliminación

El desaire de Lomana tumbó a la modelo que, de pronto, se dio cuenta del desprecio que ha ido forjando entre sus compañeros con su actitud altiva y distante. Se hundió como el Titanic. Tan invulnerables los dos. Tan soberbios los dos. Nada podía consolar a la italiana que entre lágrimas sollozó: “Me siento sola. Todo el grupo me hace mucha presión para que me vuelva loca, pero los locos son ellos. Trago mucho por no insultar a nadie. No quiero crear mala energía aquí, pero me he sentido muy atacada y muy mal tratada por mis compañeros. Si yo pudiera, por cómo soy yo, los cogería uno por uno y los mandaría al carajo". A pesar de ese instante de humildad, Antonia se fue de MasterChef de la mano de su impertinencia y su endiosamiento.