"Quiero tomarme unas bravas y una Coca-Cola en una terraza" espeta Silvia después de pasar semanas en la UCI camuflada bajo un EPI y bolsas de basura que pretenden actuar como batas y barrera contra el virus.

Fèlix Colomer (Sabadell, 1993) desconocía la magnitud que la primera ola del coronavirus iba a alcanzar cuando acudió al Hospital Taulí de Sabadell a grabar, con su cámara y micrófono, las imágenes del colapso e incertidumbre que dominaban la narrativa del momento en nuestro país. "Los pacientes nos han pedido los brutos para saber qué decían y qué pasaba, porque no tenían ni idea de nada", admite a El Independiente con motivo del estreno de Vitals, un retrato profundo y sufrido sobre cómo hospitales, sanitarios y enfermos se enfrentaron al Covid-19.

La primera serie en catalán de HBO, que ve la luz el próximo domingo, se convierte en un relato improvisado y certero de la enfermedad que paralizó el mundo entre marzo y junio, y que mantiene a la sociedad atada de manos y piernas mientras reza a las farmacéuticas para depositar toda su fe en las vacunas.

"Lo sorprendente ha sido que me dejaran documentar los momentos más frágiles de su vida", cuenta el director en referencia a los pacientes que "siempre me decían sí". "La gente estaba muy agradecida de que hubiese alguien a quien le importasen las personas más allá de las cifras", añade Colomer. "Va a dejar un testimonio para la posteridad".

Vitals pretende mostrar que no hay "nada que esconder" en lo que a la pandemia se refiere. "No hay posible intermediario, estás mirando directamente a los ojos del paciente y nadie te va a engañar, por si eres negacionista o lo que sea", afirma irónico el director catalán.

"El otro día me hablaron de un tipo de negacionista que no dice que el Covid sea mentira, pero que ahora nos están engañando", afirma entre risas. "Vitals sirve para volver a la base, porque después de todo el show mediático y político que hay, a veces nos vamos por las ramas con las nuevas medidas, pero sigue habiendo gente que lo está pasando mal", explica Colomer. "Aunque esté grabado en la primera ola, ahora está pasando lo mismo en las UCI. Está grabado en un hospital de Sabadell con gente concreta, pero es extrapolable a gente de toda España y todo el mundo".

Lo sorprendente ha sido que los pacientes me dejaran documentar los momentos más frágiles de su vida

FÈLIX COLOMER, DIRECTOR DE 'VITALS'

Aprovechando la red local de contactos que Colomer crea a partir de amigos de amigos, vecinos y conocidos, el joven director consiguió acceder al Hospital Taulí de Sabadell, que le abrió las puertas para grabar con total transparencia y libertad. "Yo tenía confianza con ellos por otros documentales que he hecho", pero Colomer destaca el "trabajazo" del equipo del Taulí al comunicar a "los 4.000 trabajadores del hospital que iba a haber un chico con una cámara". "Su confianza ha sido la punta distintiva de la credibilidad total" de Vitals.

Silvia "era mi vecina de toda la vida". Mariona, otra de las enfermeras que participan en la trama, "es una de las mejores amigas de mi hermana" y Eduard, que arranca el primer episodio cantando un tema que dedica a su padre ingresado en la UCI, "es mi amigo desde hace muchos años".

Vanessa, una de las mujeres hospitalizadas que participan en Vitals.

Cuando Fèlix arrancó el rodaje, desconocía "que la pandemia duraría tanto", pero apunta que "eso no afectaba al diario del documental", porque "el arco dramático de los pacientes es simple": desde que entran al hospital hasta que les dan el alta o fallecen. Uno de los puntos más conmovedores de la miniserie es adentrarse en el universo íntimo de los sanitarios que llegan a casa después de las jornadas laborales kilométricas entre mascarillas. "Sus familias están viviendo un día totalmente diferente al que han vivido ellos en el hospital", afirma el director.

"¿Qué le voy a decir a una persona que está en la UCI?"

"Se recoge la habitación y al cabo de una hora entra otro paciente, el Covid es eso, el ciclo de la muerte", afirma Colomer. Para el director, Vitals ha de servir como "concienciación", pero no en su faceta restrictiva, sino para apuntar hacia un virus "que se está quedando con nosotros más de lo que esperábamos". Además, el director quiere que la serie sirva como "documento histórico", pues "salvando las distancias", Vitals se convierte en el paradigma pandémico de "si hubiese habido una cámara en un campo de concentración". "Poder ver esto dentro de 10, 20 o 30 años seguramente sea la forma más fidedigna de saber cómo el Covid afectó a las personas", afirma Colomer.

Poder ver esto dentro de 10, 20 o 30 años seguramente sea la forma más fidedigna de saber cómo el Covid afectó a las personas

FÈLIX COLOMER, DIRECTOR DE 'VITALS'

Para el catalán, la miniserie no solo es un intento de plasmar una realidad desconocida para los que pasaron la primera ola confinados en los domicilios, también un deseo de que funcione como un material audiovisual que genera emociones y entretenimiento, "aunque sea muy duro", apunta Colomer. "Si alguien está muy saturado del Covid, que creo que somos todos, Vitals te ayuda a dejar atrás las cifras del día a día".

Los sanitarios del Hospital Taulí de Sabadell, en Vitals. HBO.

Para el director catalán, estar detrás de cámara grabando las escenas de la miniserie supuso un enorme trabajo de entereza que le obligó a incorporar un caparazón de frialdad a su rutina. Los momentos más duros del rodaje eran aquellos en los que la familia del ingresado conocía de antemano el frágil estado y la media de horas que quedarían para su fallecimiento. "Estos momentos son muy bestias porque te pones en el lugar de esas familias y piensas: ‘¿Qué le voy a decir a una persona que está en la UCI?’. Estas eran las situaciones más duras, pero también me quedo con otras emocionantes y bonitas".

Por ejemplo, el momento en el que uno de los pacientes sube a planta y reconoce, tras días consumado por la morfina, a la sanitaria que se había encargado de sus cuidados. "Me puse a llorar. Tenía la piel de gallina. Qué momentazo el haber podido verlo en directo", afirma Colomer. "Esta es la singularidad de nuestra serie, como espectador te sitúa ahí, como si estuvieras en el hospital o en la cama de al lado viéndolo", señala.

Después de grabar más de 200 horas de material, "hemos dejado fuera muchas historias y hemos hecho recortes enormes, pero estamos contentos con el resultado final, con los tres episodios y las 12 tramas que en ellos se narran", explica Fèlix.

Para Colomer, la familia que se ha creado tras la grabación de Vitals es uno de los recuerdos más destacados después de más de cinco meses de grabación en el Taulí. "Hicimos maratones de la serie con cada núcleo familiar y todos han estado encantados", cuenta. Incluso los allegados de los fallecidos que participaron en la miniserie "se alegran de ver la últimas ocurrencias que tenía su familiar, que incluso días antes de morir era divertido. Era entrañable y sorprendente para ellos, porque era la primera vez que lo veían".

"No hay EPI que proteja contra el miedo", expone una de las sanitarias que aparece en Vitals. De momento, tampoco hay salida rápida del túnel en el que el Covid ha sumergido al planeta, pero son las imágenes y los testimonios como los de la miniserie Fèlix Colomer los que permiten agarrarse a la esperanza de poder seguir adelante.

Un paciente de Vitals, celebrando su cumpleaños tras dejar la UCI. HBO