Quedó en quinta posición en Operación triunfo, su nombre llegó a Times Square y ahora estrena su primer single, Corazones rotos —no, no tiene nada que ver con la canción de Lola Índigo. El uruguayo Lucas Curotto tiene 23 años y llegó a España hace dos, por amor y para que una relación a distancia dejara de serlo.

"Desde que tengo memoria, en casa hubo música. Escuchaba sobre todo a los cantantes que le gustaban a mi madre, como Chayanne y Bisbal. Y mi viejo tenía muchos casetes de pop rock de los 70. Me subía en la cama, en la silla o donde fuese, y empezaba a cantar", relata a El Independiente desde la azotea del hotel UMusic.

Como ocurre con Chiara, el artista estrena ahora un single que comenzó a preparar antes de entrar en la academia de Operación triunfo. "Lo tenía en el cajón, jamás imaginé que el tema que hice recién llegado a España terminaría siendo mi primer single, aunque a la vez sentía que tarde o temprano terminaría saliendo", explica.

Curotto aspira a hacer carrera en el pop, aunque no se cierra a experimentar con la música electrónica y, como pistas, sus mayores referentes: la extinta banda One Direction, sobre todo Harry Styles y Zayn Malik.

Con el primero cuenta que grabaría una balada, y con el segundo "algo más picante y sexual". Y, respecto a su concierto soñado, además de los Winizk y Palau Sant Jordi que hará junto a sus compañeros de Operación Triunfo, menciona el Estadio Centenario de Uruguay.

"Me sentía muy identificado con ellos, porque eran chicos normales que estudiaban, trabajaban y entraron en un concurso para impulsar su carrera, algo con lo que siempre había soñado, aunque pensé que nunca me dedicaría a ello", asegura.

"Me sorprendió la magnitud del 'shippeo' con Naiara"

El cantante salió hace dos semanas del programa, topándose con un ejército de fans "muy cariñoso y respetuoso". Este tiempo se ha centrado en estar con sus padres, que vuelven a Uruguay la semana que viene. Lo que reconoce que se le hace bola de esta nueva vida en la que se siente "ansioso" por hacer más y más música es tener que estar siempre conectado.

"Me tiene algo preocupado, aunque sé que es una herramienta de trabajo y que está bien para estar conectado a la gente que hasta hace nada me veía las 24 horas. Pero trabajando en una barbería, era más de charlar con mi compañero que de estar siempre pendiente del móvil", recuerda.

En la academia, el jurado destacó el suyo como el concurso en el que hubo más evolución, algo visible hasta en su corte de pelo. El joven comenta que no cambiaría nada de su paso por el programa, pues "todo se dio por algo": "La gente se ha enganchado a mi forma de ser y ahora estoy muy feliz, así que creo que lo dejaría todo igual".

Tampoco cambiaría su relación con Naiara, que ha dado lugar a todo tipo de especulaciones por las muestras de cariño y la complicidad que mostraban cada vez que estaban juntos, ya fuera sobre el escenario o en el día a día de la academia.

"Alguna vez pensé que desde fuera se podría ver así, pero me sorprendió que se le diera tanta magnitud al shippeo. En la academia todo se hace grande y ella y yo teníamos mucho en común por cosas que hemos vivido, éramos de entendernos con la mirada y somos muy afectivos. La gente no está acostumbrada a ver a una mujer y un hombre amigos, cuando se da una relación así, parece que siempre tiene que haber sexo de por medio", concluye.