Si algo funciona, no lo toquen. Es una máxima que sigue a rajatabla el señor Michael Patrick King (70), director, guionista y productor supremo de And Just Like That, la secuela tardía y taciturna de Sexo en Nueva York sobre los desvaríos de Carrie (Sarah Jessica Parker) y compañía. Las chicas de oro.
Samantha (Kim Cattrall) no vuelve esta tercera temporada tras aquel cameo sin pies ni cabeza al final de la segunda. La actriz exigió no coincidir con ninguno de los arriba mencionados, y que la vistiera su fiel escudera Patricia Field, que tampoco regresó a la continuación de la comedia de HBO. Sus deseos fueron órdenes.
Si no vuelve Samantha, que vuelva Darren Star (63), creador de la original. Curtido en el melodrama juvenil de los noventa (Sensación de vivir, Melrose Place), Darren Star (63) ya rehízo Sexo en Nueva York con Younger (2015-2021) y Emily en París (2020-presente), a cuyas protagonistas vistió –ojo– Patricia Field. No corrió la misma suerte con Desparejado, para Netflix, sobre un cuarentón homosexual (Neil Patrick Harris) que de la noche a la mañana se queda sin novio. El mismo cuento de nunca acabar.
A estas alturas de la película (las de Sexo en Nueva York no deberían ser consideradas canon), cabe preguntarse… ¿Qué es And Just Like That? ¿Un drama ligero sobre cincuentonas sin sexo ni hipoteca? ¿Una comedia de situación? Sexo en Nueva York desplegaba en apenas veinte minutos gags desternillantes e ingeniosos diálogos a toda mecha. Perpetuaba la comedia romántica y la desechaba a la vez.
Sexo en Nueva York nunca fue melosa. Era ácida, mordaz, y su protagonista, una anti-heroína que fumaba, bebía, era celosa hasta el tuétano, ponía los cuernos y se olvidaba de sus amigas cada vez que se echaba un novio. Fue Carrie Bradshaw la contrapartida de Tony Soprano.
En cambio, And Just Like That, cuyas protagonistas bordean la santidad, casi nunca captura el espíritu de la época, aunque meta en la coctelera a mujeres negras y latinas, y aborde con la suficiente corrección política el no binarismo y el poliamor a través de las hijas de Charlotte (Kristin Davis) ¿Bromear sobre tiroteos en colegios? ¿Sexualizar constantemente a hombres homosexuales?
Quizás, lo más cercano a Sexo en Nueva York de And Just Like That sea Miranda, aunque la persona (Cynthia Nixon) se haya comido al personaje. Con la pobre Che (Sara Ramírez) fuera de la ecuación, es agradable ver a la abogada ahora lesbiana adaptarse a los nuevos tiempos del cortejo. ¿No podía ser Miranda bisexual?
Cuando HBO Max estrenó And Just Like That a finales de 2021, una facción del público puso el grito en el cielo con la nueva vieja Miranda, epítome de la tercera ola del feminismo. Con canas y a lo loco. Se habían olvidado de que, a pesar de sus ideales y fantasías, la vida le puso en su lugar. Fuera de Manhattan. En Brooklyn. Casada, con un hijo, y una suegra a la que cuidar.
Miranda y Seema (Sarita Choudhury), digna sucesora de Samantha por no ser su réplica asiática, son las únicas en el mercado. Las peores citas son las mejores que contar. Y aún así, el equipo de guionistas de And Just Like That (ahí están las veteranas Julie Rottenberg y Elisa Zuritsky, ya presentes en Sexo en Nueva York) no sabe qué hacer con la agente inmobiliaria, cuyo mundo se desmorona tras quedarse sin trabajo.
Santa Carrie tampoco da juego (hasta que su atractivo vecino le canta las cuarenta por taconear a todas horas), ni que cada episodio supere los 40 minutos, duración estándar del drama televisivo estadounidense. Hay comedias dramáticas actuales (Dying for Sex en Disney+) que no superan la media hora. Esto obliga a que todos sus intérpretes y personajes tengan tramas, y no todas ellas están al mismo nivel (bajo).
La serie se beneficia cuando empareja a Carrie, Miranda y Seema, o a Charlotte y Lisa (Nicole Ari Parker). Sin embargo, And Just Like That 3 no explota esas dinámicas hasta el quinto episodio, o sea, casi en el ecuador de la temporada.
Porque la gracia y vigencia de Sexo en Nueva York es que todas sus tramas –una principal y dos secundarias– tienen un hilo conductor. La narración de Carrie es fundamental en la serie original. Sin embargo, la secuela convierte la voz en off en una nota a pie de página, en reflexiones vacías.
Si en temporadas anteriores, el juego de palabras con el título (Y así sin más…) propiciaba a veces golpes de efecto, esta tercera reserva la narración a la novela de época que está escribiendo Carrie. Nada de fantasías románticas, por mucho que insista su editora (quién dijo Outlander), a la que convenció para escribir un ensayo sobre el duelo tras la muerte de Big (Chris Noth).
El desconcierto continúa en esta tercera temporada de And Just Like That, cuyos 12 capítulos emitirá semanalmente Max hasta mediados de agosto. He ahí otra incógnita: ¿por qué And Just Like That no es una serie de HBO? La producción original de Max tenía un propósito: llegar a un público más amplio. ¿Acaso no encaja Hacks en HBO? Es evidente que la secuela de Sexo en Nueva York atrajo un significativo número de suscriptores para alcanzar una tercera temporada. Porque HBO ya no regala renovaciones como antaño.
Sin entrar en destripes, el primer capítulo de la tercera temporada de And Just Like That deshace parte del final de la segunda. Aquel desenlace, con Carrie y Seema en Grecia, hubiera servido como correcto punto y final a una secuela que, a pesar de sus hallazgos, nunca levantó el vuelo.
Carrie y Aidan (John Corbett) no respetan los tiempos y retoman una relación que Sarah Jessica Parker parece defender a capa y espada. ¿Por qué? He ahí uno de los hándicaps de And Just Like That: el poder de decisión de sus tres actrices protagonistas.
Seema se rinde y deja plantado en el set de rodaje a su novio cineasta, casado con el séptimo arte. Samantha tenía una frase perfecta para estas ocasiones: "Te quiero, pero me quiero más a mí".
Charlotte (Kristin Davis), tras enfrentarse nuevamente a su conservadurismo (y, al final, la más moderna de todas), deberá hacer frente, esta vez sí, al paso de los tiempos...
¿Y Lisa? Los guionistas siguen creyendo que es entretenido mostrar el proceso de su serie documental para la televisión pública estadounidense sobre mujeres negras pioneras pero desconocidas. No todo es malo, pues Lisa contrata a un hombretón como editor; pueden hacerse una idea por dónde van los tiros.
And Just Like That necesita más 'chulazos' (los hay esta tercera temporada: un jardinero zen, un escritor superventas británico...) y echar una canita al aire.
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