'El Juego del Calamar' se ha convertido en un fenómeno global sin precedentes, cautivando a millones de espectadores con su cruda crítica social, sus retorcidos juegos infantiles y la desesperada lucha por la supervivencia de sus personajes. Tras el éxito arrollador de sus primeras temporadas (en especial de la primera) la tercera entrega cierra la saga dejando un sabor agridulce a los fans.
¿De qué va "El juego del calamar 3"?
Seguro que todos los espectadores se acuerdan perfectamente del famoso: "¡Yo ya estuve en estos juegos!" que proclama Seong Gi-Hun en la temporada 2 de 'El juego del calamar' cuando entra de nuevo tras ganar la edición anterior de estos juegos. Van pasando las rondas y los juegos y los 456 participantes que empezaron van siendo eliminados. La 2ª temporada terminó con un intento de rebelión que se salda con tiroteos y numerosas muertes.
Esta última temporada sigue la estela de las anteriores, con juegos infantiles a vida o muerte que marcan los límites morales y humanos, y demuestran que todo vale si hablamos de nuestra propia supervivencia. El último capítulo, para poder entenderse bien, necesita ser visto un par de veces mínimo. Es por ello, que aunque sepamos el final y hayamos captado lo importante, hay detalles que son claves.
¡Atención, spoilers! Este es el final explicado de 'El juego del calamar'
El último juego de esta serie de Netflix parte con una premisa clara, si los 9 jugadores (8 más el bebé), consiguen ponerse de acuerdo para eliminar a 3 jugadores (1 por ronda), los otros 6 podrán repartirse el premio sin necesidad de sufrir más. Sin embargo, la participación del bebé y la oposición de Gi-Hun a que sea uno de los eliminados, complica la situación.
En la antesala a la ronda final, los jugadores 100 y 39 caen al vacío, dejando la pelea final entre Myung-gi y Gi-Hun (con la bebé de por medio). Tras lanzar el 456 al vacío al jugador 333, este se da cuenta que no habían pulsado el inicio de la prueba, por lo que o la descendiente de la 222, o él, deben morir para que el otro gane el premio. Mirando al líder, Gi-Hun pronuncia lo siguiente: "No somos caballos, somos humanos. Y los humanos son…” sin terminar la frase, se acaba suicidando.
Mientras todo esto sucede, No-eul ha prendido fuego a la sala de archivos. Allí descubre que su hijo, a quien buscaba y por quien se unió al Juego del Calamar, ha fallecido. Aunque considera el suicidio, se detiene al ver el sacrificio de Gi-hun. Paralelamente, Jun-ho llega a la isla, encuentra a su hermano, el Líder, y lo detiene justo antes de que lo mate. El Líder, con temor a que los juegos sean descubiertos por la barca que estaba acercándose, decida volar, literalmente, por los aires toda la isla y acabar con todo.
¿Se han terminado los juegos?
Los juegos no van a detenerse, y eso ha sido así desde la primera temporada. Nuestros supervivientes acaban tomando sus nuevos caminos sin perder el foco lo que ha pasado en aquella isla. No-eul visita a Gyeong-seok, cuya hija se está recuperando del cáncer. Además, recibe una llamada informándole que su hija podría estar viva en China. Probablemente no sea cierto, pero decide mantener la esperanza y buscarla, en lugar de seguir adelante con su vida.
Jun-ho regresa a casa y encuentra a la bebé 222, junto con una nota que dice que ella es la ganadora, y una tarjeta dorada. Cuando Jun-ho la verifica en un cajero automático, ve que contiene 45.600.000.000 wones. Por su parte, otro de los misterios era el saber qué pasa con el dinero que ha desaparecido de casa de Gi-Hun. Finalmente, este acaba siendo entregado a la hija del 456.
Estados Unidos, ¿próxima parada?
El líder aparece, de repente, en Los Ángeles (Estados Unidos), algo que no ha dejado indiferente a ninguno de los espectadores. Lo que al principio parece ser un acto de bondad de él hacia la familia con la entrega del premio de la primera temporada acaba dando pistas sobre el futuro de la serie. La aparición de Cate Blanchett jugando al Ddakji y esa mirada cómplice con el líder de la versión surcoreana nos hacen prever que, efectivamente, los juegos no terminan, sino que se trasladan de la mano de Netflix.
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