Fue el exdirector de El País, Antonio Caño, quien a finales de 2015 pronunció una de las frases que mejor definen la situación del negocio periodístico. En un discurso ante sus redactores, expresó: “El papel es como la heroína. Nos encanta, pero nos mata”.

Con esta afirmación, quiso transmitir la creciente necesidad de que la plantilla del rotativo dedicara más esfuerzos a la edición de internet, pues ahí se encontraba el futuro de la prensa. El problema es que los datos económicos todavía no permiten prescindir del papel. Según la información que maneja la patronal de los editores de prensa (AMI), a los que ha tenido acceso este periódico, sus asociados facturaron el pasado septiembre 34,2 millones de euros a través del periódico impreso (-12,09% interanual), frente a los 23,37 millones de sus ediciones digitales (11,97%). Todo, se entiende, por publicidad.

La tendencia en este momento es clara: los anunciantes apuestan cada vez más fuerte por internet, al contrario que ocurre en el papel. Ahora bien, la prensa escrita todavía representa una parte importante de la facturación de las empresas periodísticas.

Los gurús que hace unos años pronosticaron que la prensa moriría pronto se han equivocado, pese a que su decadencia es evidente.

Los referentes del sector

Durante el pasado septiembre, las seis principales cabeceras generalistas españolas registraron unos ingresos de 13 millones de euros por su formato impreso y de 10,3 millones por el digital, según la información que sus dueños han puesto a disposición de la patronal.

En el caso de El País, su facturación por el papel por publicidad fue de 3,1 millones de euros (-13%), frente a los 3,7 de su edición digital (+8,2%). En el de El Mundo, fue de 2 (-9,68%) y 2,35 millones (16,85%), respectivamente. Puede apreciarse que estas dos empresas ya consiguen más réditos online que offline, pero también que la publicidad impresa es aún una parte importante del negocio.

Ese mes, ABC facturó 1,7 millones (-1,25%) por su periódico y 1,53 millones por su edición digital (9,13%), mientras que La Razón, 2,6 (3,51%) y 513.000 euros (+42,8%).

La tendencia en el caso de los dos principales rotativos catalanes fue similar: mejoró su negocio en internet y empeoró en el papel. Los ingresos de La Vanguardia por anunciantes en la edición impresa fueron de 2,3 millones (-22,91%), frente a los 1,56 del digital. En el caso de El Periódico, obtuvo 1,21 millones (52,33%) y 601.605 euros (0,9%), respectivamente.

Datos de difusión

Según datos de la Oficina para la Justificación de la Difusión a los que ha tenido acceso este periódico, El País tuvo una difusión de 109.805 ejemplares (-10,98%), frente a los 78.091 de El Mundo (-13,75%), los 66.793 de ABC (-13,06%) y los 61.607 de La Razón (-34,33%).

El dato conjunto de los cuatro grandes generalistas madrileños no superó en muchos ejemplares al del único gran diario gratuito que ha sobrevivido a la crisis del papel, como es 20 Minutos, que tuvo una difusión de 297.714 ejemplares diarios de media (-4,39%).

Para hacerse una idea de la dimensión de la crisis del papel, basta con consultar los datos de la OJD de hace una década. Entonces, la difusión de El País era de más de 400.000 ejemplares. Es decir, casi un 25% superior a la que actualmente tienen las citadas cuatro cabeceras.

En lo que respecta a los dos grandes diarios catalanes, La Vanguardia contaba el pasado septiembre con una difusión de 85.495 ejemplares diarios, mientras que El Periódico de Catalunya, con 49.357. El dato del primero fue el 11,56% menor que el mismo mes de 2018, mientras que el del segundo, el 10,44% inferior.