Pedro J. Ramírez es el director de periódicos que más años ha estado al frente de una cabecera. De tres, para ser exactos: Diario 16, El Mundo y El Español. En total suma 45 años como director y se ha propuesto marcar un récord del que no tiene claro que haya registro ni en España, ni en otro país: medio siglo de director. En ese momento, asegura, lo dejará. No el periodismo, sino la dirección.
¿Quién le sucederá? Cruz Sánchez de Lara, su mujer, ha crecido, en los últimos años, periodística y empresarialmente dentro de El Español. Así que la pregunta es obligada. ¿Te gustaría que fuera Cruz tu sucesora? “No, no, ella será una magnífica editora, el día que le toque, pero ella no es periodista”, asegura.
Pero para que se cumplan todos estos futuribles el periodismo tiene que sobrevivir al tsunami de la Inteligencia Artificial que, desde su punto de vista, mete a la profesión en una profunda crisis. El director vislumbra una salida: “El futuro del periodismo se va a parecer más al pasado del periodismo que al presente del periodismo”.
La verdad seguirá siendo la clave para el periodista, la misma que lleva por bandera y que da título a la segunda entrega de su vida profesional que acaba de publicar: Por decir la verdad (Planeta). Un volumen en el que abarca los gobiernos de Zapatero y Rajoy y en el que recoge el difícil momento de su salida de El Mundo. “Nuestros problemas en Diario 16 y en El Mundo, y eso es lo que trata de reflejar el título, siempre fueron por decir la verdad”, afirma.
“El libro empieza con el atentado de la T4. El día en que Zapatero dice que 'dentro de un año vamos a estar mejor que hace un año' y al día siguiente le vuelan la T4. Él me llama por teléfono compungido y tenemos una larga conversación, una de las muchas largas conversaciones que tuvimos. Con Zapatero hablábamos off the record, pero con el sentido de que quedaran para la posteridad esas conversaciones que en realidad eran debates. Zapatero fue una rara avis de todos los presidentes que han pasado por la Moncloa. El único que tenía interés en saber lo que la prensa pensaba de lo que él hacía y decía. A los demás les interesaba solo cuando coincidían, cuando les apoyábamos o cuando les elogiábamos, pero a Zapatero le interesaba especialmente cuando le criticábamos y eso hace que él aparezca en el libro como una personaje singular, con grandes aciertos y tremendas equivocaciones también.
P: Zapatero y Sánchez ahora son casi una unidad, al menos en la toma de decisiones siempre está muy cercano. ¿Cómo ves esa relación?
R: A Sánchez no se le están pegando ninguna de las cualidades de Zapatero y me temo que a Zapatero se le puedan estar pegando algunos de los defectos de Sánchez. El talante del uno no tiene nada que ver con el del otro. Y si hablamos de la relación con la prensa, Sánchez se parece mucho más a Trump que a Zapatero. Eso quedó claro cuando a Zapatero le invitaron en el congreso de Sevilla a hablar de las relaciones con los medios en un cara a cara con María Jesús Montero, y fue muy singular porque Zapatero no atacó y recomendó por dos veces contención al Gobierno en sus relaciones con la prensa. Pero la forma en que está evolucionando Zapatero en otros frentes, en todo lo que tiene que ver con la negociación con Puigdemont o en el asunto de Venezuela, cada vez más, resulta inquietante y mi discrepancia con él cada vez es mayor.
P: ¿Cuál fue mejor momento periodístico, el que reflejas en tu primer libro o en este segundo?
R: La historia de España habría sido muy distinta sin esos 25 años del diario El Mundo. Es verdad que en este tomo sólo se reflejan los diez últimos y lo que queda de relieve es cómo nos va afectando. Primero se produce un acontecimiento que convierte lo que es un gran periódico en el portaestandarte de un gran grupo periodístico, que es cuando nuestros accionistas compran el Grupo Recoletos y a El Mundo se le suman Marca, Expansión, Telva, Diario Médico. Entonces, ya somos un gran grupo multimedia con un canal de televisión, etcétera. Sobreviene la crisis financiera y el precio que se había pagado por el grupo Recoletos, 1100 millones de euros, o sea, más de lo que valen ahora los diez primeros periódicos de España juntos, genera unas tensiones que se acentúan también con la caída de ingresos tanto por publicidad, como por venta en el kiosco, por la llegada de internet. Esa tensión termina generando primero el conflicto en el que sale Luis Enríquez, que era pieza clave en el periódico como director general, y luego mi propia destitución en la que confluyen. Casimiro [García-Abadillo] lo explicó muy bien, las presiones del Gobierno, las presiones de la Casa Real y del Ibex.
P: ¿El Ibex también? Pero tú sigues siendo el mismo y ahí está el Ibex.
R: Yo creo que el Ibex ha cambiado, porque entre otras cosas, no existe ese engendro que fue el Consejo de la Competitividad que convirtió al Ibex en una máquina de guerra a favor de Rajoy y de la etapa de las postrimerías de Juan Carlos [I]. Ahí hubo una persona clave que tuvo un papel nefasto. Ha fallecido y no se trata de entrar demasiado en detalles, pero fue César Alierta, quien además tenía una cuenta que ajustar con el periódico porque nosotros desvelamos el insider trading, el manejo de información privilegiada con la que se lucró su sobrino en tiempos de la época de Tabacalera. Nuestros problemas en Diario 16 y en El Mundo, y eso es lo que trata de reflejar el título, siempre fueron por decir la verdad.
A Sánchez no se le está pegando ninguna de las cualidades de Zapatero y me temo que a Zapatero se le puedan estar pegando algunos de los defectos de Sánchez
Hay veces, que lo que cuentas te han informado mal, no es exacto, hay nuevos elementos que completan el relato y lo encauzan de manera distinta. Puedes meter la pata, pero bueno, rectificas, pides disculpas, te pones colorado un rato. Pero los problemas siempre vienen por decir la verdad. Porque lo de los GAL era verdad, porque lo de Corina y el fondo hispano-saudí era verdad, porque lo de la Caja B y el 'Luis, sé fuerte' era verdad. Por eso nos echan a los periodistas, a los directores, por intentar decir la verdad.
P: Has comparado antes a Zapatero y a Sánchez. ¿Cómo ves a Feijóo comparado con Rajoy?
R: Creo que hay una diferencia esencial, Feijóo es un trabajador, pocas personas he visto tomarse con tanto empeño el enterarse de las cosas, el profundizar, y yo creo que Feijóo puede ser un muy buen administrador, un buen gobernante. Rajoy era una persona que si hubiera que resumirlo en una palabra es que era un indolente. Ni él mismo sabía por qué estaba en la política. Parece como si hubiera sido inercial en su vida. Un presidente del Gobierno, pasando de lo sustancial a lo anecdótico, que te dice que se mete en la cama todos los días a las once y que se duerme haciendo el sudoku. A la hora en la que Aznar o Felipe o Zapatero te convocaban junto a otros colegas para reflexionar sobre lo que estaba pasando en España. Ver a este señor empantuflado con el albornoz y haciendo el sudoku, es el reflejo de su trayectoria como gobernante.
P: Cuando te entrevistamos por el primer tomo de tus memorias comentaste que Casado se estaba equivocando con Ayuso y pasó lo que pasó. ¿Cómo ves la evolución entre Ayuso y Feijóo?
R: Bueno, yo veo que hay bastante complementariedad entre Ayuso y Feijóo. Ayuso tiene cosas que no tiene Feijóo y al revés. Yo creo que la suma de ambos es inteligente porque amplía mucho el espectro y cubre flancos muy diversos. A menos que Feijóo no logre en las próximas elecciones llegar a la Moncloa, van a colaborar estrechamente en esta fase de oposición y si el PP llega al poder.
P: ¿Cómo te imaginas un futuro en el que Abascal tenga mucho poder?
R: Creo que la experiencia de Podemos y Pablo Iglesias nos tiene vacunados a todos, por lo menos a mí. ¿De qué le sirvió a Pablo Iglesia ser vicepresidente? Podemos llegó a tener el 29% en las encuestas y tuvo en dos legislaturas 69 y 71 escaños. El suflé de Vox bajará como bajó el de Podemos, porque además tienen una característica en común los de Vox con los de Podemos y es que son muy teatreros, muy de representar sus fantasías por políticas con gran vehemencia, pero luego también son muy poco trabajadores. Los de Vox han salido corriendo de los gobiernos autonómicos en cuanto han tenido responsabilidad y posibilidad de gestión.
El futuro del periodismo se va a parecer más al pasado del periodismo que al presente del periodismo
P: Hablando de trabajar, llevas ya 45 años como director. ¿Quieres llegar a los 50?
R: Sí, sinceramente. He cumplido 45 y sí, casi como una travesura, vamos a cumplir 50. No ha habido ningún periodista español, ni que yo sepa de ningún país democrático, que haya sido 50 años director de periódicos nacionales.
P:¿Y te gustaría que fuera Cruz [Sánchez de Lara] tu sucesora?
R: No, no, ella será una magnífica editora el día que le toque, pero ella no es periodista. Ella no se ve como directora de un periódico. Sí, puede ser una gran editora.
P: ¿Tú te ves hasta el final trabajando?
R: Es que yo no trabajo, no he trabajado nunca. Creo que el periodismo es una manera de vivir. Ni un solo día de mi vida como periodista he sentido que estaba trabajando. He tenido la suerte de elegir una forma de vida y que me pagaran por esa forma de vida. Supongo que será hasta el último día. Nadie sabe lo que puede ocurrir o que vivamos todos 150 años, como dice Putin. Si yo vivo 150 años, 150 años que seré periodista.
P: Periodista, ¿pero director?
R: Director no, cuando cumpla 50 años como director, nombraré a otro director en El Español, ese es mi compromiso. Nadie sabe lo que va a pasar, ojo, que aquí somos todos muy toreros, pero nadie sabe lo que va a pasar con el periodismo de aquí a cinco años. La crisis, la quiebra, la disrupción que viene con la inteligencia artificial y los bandazos que está dando Google como distribuidor de contenidos nos van a hacer afrontar una crisis tan seria y tan profunda como la que supuso el cambio de la prensa impresa al mundo digital.
P: ¿La verdad salvará esa crisis?
R: Siempre va a haber un amplio sector de la sociedad que va a demandar, que va a esperar que el periodismo organizado profesionalmente le proporcione los elementos de juicio para poder tomar sus decisiones políticas y vitales. El futuro del periodismo se va a parecer más al pasado del periodismo que al presente del periodismo. Va a haber un upgrading de las exigencias de los lectores. No vamos a seguir teniendo 20 millones de usuarios únicos, como tenemos ahora en el caso de El Español. A lo mejor, en poco tiempo, vamos a tener la mitad o la cuarta parte, pero en cambio vamos a tener una relación más intensa, más cualificada con esos lectores, por lo tanto se van a abrir también mejores posibilidades de monetización. Estamos ante un momento de grandes cambios.
Pedro J. Ramírez nos cuenta que pactó con Planeta estos dos volúmenes contando su trayectoria. Pero ya han pasado diez años desde que lanzó El Español. Si alcanza la cifra de 50 años como director, promete tercera entrega.
Te puede interesar