La mayor parte de los usuarios y trabajadores de las 65 residencias para personas mayores y dependientes gestionadas por Clece, ha recibido ya la vacuna contra la COVID-19. Profesionales y residentes se  manifiestan “esperanzados” y “muy tranquilos dentro de los centros” que mantienen los protocolos de prevención tales como la convivencia en grupos burbuja, la circulación interna restringida, la toma de temperatura y otros índices de salud, la higiene y desinfección recurrentes y la restricción de visitas de familiares.

El 2021 representa la esperanza en el fin de la pandemia, sobre todo para las personas mayores, el grupo de mayor riesgo. El pasado mes de diciembre llegaban las primeras vacunas anti-COVID para los usuarios y trabajadores de residencias, de modo que, mes y medio después, se ha logrado vacunar a la mayoría de las personas de atención residencial.

“Esperábamos la vacuna como agua de mayo, así que estamos esperanzados, muy tranquilos dentro de los centros, aunque mantenemos los protocolos de prevención: grupos burbuja, circulación restringida, toma de temperatura y otros índices de salud, la higiene y desinfección recurrentes, y las visitas seguras de los familiares porque ellos no están vacunados”, relata Laura Cantero, jefe de servicio de Clece Vitam. “Sabemos que nuestros residentes están inmunizados pero necesitamos que también lo estén los demás, porque, ahora, el problema está de puertas para afuera”, señala.

“La vacuna nos ha traído la esperanza de una vida que habíamos perdido”, declara Lerma, residente de Clece Vitam en Valladolid. “Nuestra generación ha sabido superar muchas adversidades, así que ahora tenemos que contener la necesidad de hacer vida normal hasta que se pueda”, afirma. “Lo hemos pasado muy mal pero ahora estamos tranquilos, lo peor ha pasado… Ojalá que nadie lo vuelva a pasar”, desea.

Hasta el momento, el cumplimiento del ciclo de vacunación en la mayoría de residencias del territorio nacional, se ha traducido en una desescalada desigual del confinamiento, según la comunidad autónoma. Por ejemplo, en algunas comunidades, las personas vacunadas pueden salir de los centros solo bajo causa justificada.

“Para nosotros, una causa justificada es que necesiten salir porque llevan un año encerrados. Igual de necesario puede ser acudir al dentista o revisar el buzón de tu casa, después de un año, que dar un paseo. Con tu mascarilla, tu vacuna, tu responsabilidad y siguiendo los estrictos protocolos que mantenemos, como el de ducharse antes de volver a entrar en el espacio residencial, que, por cierto, cumplen, encantados”, celebra la jefe de servicio de Clece Vitam.  

Sin embargo, en la residencia Ciudad de Adra, gestionada por Clece, acaban de abrir tanto para salidas de los usuarios como para visitas de familiares, aunque, “además de por la vacuna ha sido porque el nivel de alerta epidemiológica así nos lo ha permitido”, aclara María Luisa Berenguer, directora de la residencia almeriense. En este centro continúan aplicando los estrictos protocolos de prevención y seguridad, como la sectorización del centro y las mascarillas FPP2 para los trabajadores del mismo. Además, “el despliegue de medios humanos y materiales de Clece, nos permite ofrecer el test de antígenos a los familiares que comienzan a llegar, antes de entrar. Todo nos hace estar mucho más tranquilos, sin bajar la guardia”, afirma.