El 11 de febrero es el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Esta fecha, incorporada en 2015 por Naciones Unidas a su calendario anual de causas relevantes, pretende llamar la atención sobre la brecha de género que persiste en las carreras científico-técnicas. En España, según el último informe del Ministerio de Educación y Formación Profesional Igualdad en cifras 2022, la presencia de las mujeres en determinadas disciplinas sigue siendo muy desigual. Representan el 75 por ciento del alumnado en los ciclos de grado medio de Sanidad y Salud, pero apenas un 7,7 por ciento en los de Informática y Comunicaciones. Un panorama que se reproduce en la universidad. El 55,7 del alumnado de grado son mujeres, pero apenas suman el 29 por ciento en las carreras de ingeniería, industria y construcción, y un 13,7 en informática.

La brecha de género en las llamadas STEM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés) tiene un doble efecto pernicioso. La presencia residual en sectores con una extraordinaria proyección de futuro limita el desarrollo personal y profesional de las mujeres. Además, las empresas, y con ello la sociedad, prescinden del potencial, el talento y la visión de la mitad de la población. Está demostrado que las compañías diversas son más creativas, más innovadoras, más productivas y más competitivas. Son, en definitiva, mejores. Y eso influye positivamente en el bienestar y la prosperidad de todos.

Un problema de todos

Paliar este problema es una cuestión de justicia y de necesidad que atañe a la sociedad, a las empresas y, especialmente, al sistema educativo. Todavía hoy, los estereotipos de género influyen de manera considerable en la elección de los estudios. La escasez de mujeres que optan por carreras STEM hace difícil que puedan tener una presencia significativa en el mercado laboral. Para incrementarla, es necesario estimular el talento femenino en las aulas. Y por ello, desde 2017, Endesa colabora con las instituciones educativas para incentivar desde edades tempranas el interés de las alumnas por las carreras STEM.

Los estereotipos de género siguen influyendo de manera considerable en la elección de los estudios

«Nos cuesta atraer talento femenino porque los perfiles escasean y están muy demandados por las empresas, y a futuro todavía tendremos menos mujeres en posiciones técnicas porque las matriculaciones están descendiendo», asegura Marta Cotrina, responsable de Cultura corporativa de Endesa.

Las iniciativas de género representan quizá el aspecto más importante de la política de diversidad e inclusión de la compañía. Una política que a corto plazo pasa por la atracción de talento femenino y el empoderamiento de las profesionales, que hoy ocupan el 35 por ciento de los mandos medios del grupo y el 25 por ciento de la plantilla. Sin embargo, si se quiere garantizar a largo plazo la presencia femenina en una compañía de un perfil tan técnico como Endesa, la colaboración con las instituciones educativas para estimular las vocaciones tecnológicas resulta fundamental.

Desmontando estereotipos

«A los siete años comienzan a formarse los roles de género, y a los 10 se establecen las primeras creencias limitantes asociadas a dichos roles, lo que las niñas y los niños piensan que pueden y no pueden hacer. Los estereotipos son clave a la hora de elegir carreras, y luego en la edad adulta también perjudican a ambos sexos», explica Cotrina. Por ello «vamos a los colegios y desmontamos los estereotipos desde la raíz».

Es el objetivo de los talleres de coeducación que imparten para alumnos y profesores. Además, Endesa incentiva activamente el interés de las alumnas por las carreras STEM. Con proyectos como Desmontando Estereotipos o RetoTech, la iniciativa de emprendimiento e innovación de la Fundación Endesa que se desarrolla durante el curso escolar en centros educativos de toda España y que este año alcanza su octava edición. También el programa Ella te cuenta, que, en colaboración con la Fundación Universidad-Empresa, trata de compensar la falta de referentes femeninos acercando a los centros la experiencia de mujeres científicas e ingenieras.

Mujeres que son referentes

Sandra Frías fue una de las participantes en la edición del año pasado de Ella te cuenta. Desde pequeña tuvo claro que quería estudiar ciencias; pensando en las salidas profesionales, pero sobre todo porque siempre le ha apasionado encontrar respuestas y soluciones. «Soy realista, pero también muy soñadora», confiesa. Aunque estudió Químicas, «la vida da muchas vueltas» y las ingenierías son carreras abiertas que ofrecen infinidad de posibilidades. Entró en Endesa con una beca y hoy, con solo 25 años, es contract manager en una de las filiales de la compañía dedicadas al desarrollo de energía solar. 

La ingeniera Sandra Frías, 'contract manager' de solar en Endesa.

«Todas mis amigas estudiaron carreras de Letras. En Químicas, por cada cien alumnos éramos veinte chicas», explica, constatando desde su experiencia personal la brecha que ya reflejan las estadísticas. Sin embargo, nunca ha tenido la sensación de no encajar por ser mujer. Por todo ello, el año pasado tuvo la oportunidad de animar a las estudiantes de un centro educativo de Toledo a que no dudaran en apostar por sectores especialmente vinculados a la transición energética como los de las STEM, y que por tanto van a generar cientos de miles de empleos en las próximas décadas.

«He tenido que trabajar desde los 18 años para pagarme la carrera. Compaginarlo con los estudios fue duro. En una ingeniería, el primer y el segundo año son difíciles, es cuando más abandonos hay. Pero en tercero la cosa cambia, ya no duele tanto. Por eso les digo que luchen y que tengan fuerza, porque merece mucho la pena», asegura.

Las ingenieras del futuro

Paula, Emma y Leire tienen 14 años y estudian 3º de la ESO en el Instituto Monterroso de Estepona, en Málaga. «La clase en el taller de tecnología es mi hora favorita de la semana. Mi sueño es ser ingeniera naval», confiesa Leire. A Emma, el interés por la biología y la ciencia le viene a través de la pasión por los animales. Paula, por su parte, cuenta que desde pequeña se imagina «en un laboratorio estudiando enfermedades».

Como Sandra en su día, hoy Paula, Emma y Leire tienen claro que quieren apostar por las ciencias. Pero jóvenes como ellas se ven muchas veces disuadidas por las dificultades. «Algunas dicen que no se atreven porque no está aceptado que lo puedan hacer», opina Emma. «Una carrera tecnológica requiere mucha disciplina y esfuerzo, y se nos ha inculcado que eso es cosa de hombres», añade Leire.

Leire, Emma, Paula y su profesora Esther Cabezas, en la biblioteca del IES Monterroso de Estepona, en Málaga.

Lo confirma Esther Cabezas, profesora y coordinadora de Coeducación en el Monterroso: «Faltan referentes. Por eso es importante que venga una ingeniera agrónoma o de telecomunicaciones y que les cuente cómo es su trabajo, que consigue hacerlo perfectamente compatible con su vida familiar y que además tiene un buen sueldo. Y que sepan que las están buscando».

Las iniciativas de Endesa ayudan a los docentes a transmitir a las estudiantes que las STEM ofrecen un campo profesional óptimo para su crecimiento personal y laboral. La energética, una de las compañías más comprometidas con el proceso de electrificación de la economía, prevé que el 60% de las contrataciones que realice en los próximos años será de perfiles STEM con formación de grado medio o superior. Y el objetivo es que al menos la mitad de ellos puedan ser mujeres.

«Estudiar cuesta, pero no os rindáis. No hay que ser la mejor ni la más lista para ser ingeniera. A mí me quedó Matemáticas en 1º de Bachillerato. Pero a problemas, soluciones. Estudié, recuperé raspadísima y terminé 2º con un ocho. El secreto está en las ganas, y si te esfuerzas lo vas a conseguir», anima Sandra. Pese a su juventud, Leire lo tiene claro: «No hace falta ser el mejor de clase. Lo importante es el esfuerzo, la dedicación y la pasión».