Nos creemos muy avanzados. A medida que pasa el tiempo y las décadas nos consideramos más modernos. Todo parece más sencillo ahora que a golpe de móvil o de ratón contamos con mucha más información de la que soñaron tener nuestros abuelos en toda su vida. Creemos vivir en una era de apertura. Sin embargo, personas como Bella Jazmín, psicóloga y sexóloga residente en Sonora, México, siguen luchando contra el desconocimiento, la ignorancia, el machismo y otras muchas barreras que creíamos superadas. Gracias a sus perfiles en redes sociales bajo el nombre de Bellasexualidad, centenares de miles de personas han descubierto a un ser dulce y claro que les habla de temas que son todavía auténticos tabúes en la sociedad, el entorno familiar, y lo que es más grave, en la pareja.

Pregunta.- En lugar de avanzar, retrocedemos. ¿No te parece?

Respuesta.- Sí, precisamente tengo esa sensación ahora con las redes sociales. Trabajo principalmente en línea, promocionando mi contenido y la terapia a través de los perfiles de Bellasexualidad en Instagram, Facebook, TikTok… Me desconcierta tener que censurar ciertas palabras. Hablo del tema, pero no de manera explícita, porque las plataformas y sus algoritmos podrían cerrar mis cuentas. ¿Qué está pasando? ¿Por qué las empresas intentan eliminar estos temas del panorama? ¿Por qué tanta represión en torno a la sexualidad? Aunque sea un tema tabú, es fundamental en la vida de las personas. Y qué mejor que recibir información veraz de personas que se dedican a estudiar estos temas en lugar de educarnos sobre sexualidad a través del porno, fuente de aprendizaje de las últimas generaciones.

P.- Sufres la represión de las plataformas aunque hablas de sexualidad de una manera sana y equilibrada, sin sensacionalismo. ¿Qué opinas de esta dualidad entre la censura de contenido en las redes y, en el otro extremo, la abundancia de pornografía en internet? 

R.- Es sorprendentemente fácil acceder a este tipo de contenido en la red. Si quieres ver una relación sexual en Twitter, la encuentras enseguida. Se necesita una regulación internacional para controlar quién ve qué. Y me pregunto por qué un niño de 5 o 6 años tiene acceso a un dispositivo sin supervisión parental. Eso es otro punto importante del que debemos hablar a los mayores. Los móviles no son juguetes. 

P.- ¿Fueron difíciles tus inicios al hablar de sexualidad?

R.- Verás, soy la menor de cuatro hermanos, todos hombres. Vengo del oeste de México, donde el machismo está muy arraigado. Y esto incluye a las mujeres también. Siendo la más pequeña entre puros hombres, me adapté a vivir entre lobos. Siempre fui rebelde, inquisitiva y quería hablar de temas controvertidos. Ya siendo mayor, había un programa en televisión con una sexóloga, Silvia Olmedo, que es española. Me fascinaba verla y uno de los primeros conceptos que adopté de ella fue la importancia de la compatibilidad sexual antes del matrimonio, por ejemplo. Recuerdo llegar a la universidad y discutir esto con una maestra, quien insistía en esperar hasta el matrimonio. No solo enfrentaba los desafíos en casa, sino también la mentalidad predominante en toda la ciudad.

"Es mejor recibir información veraz de personas que se dedican a estudiar la sexualidad que educarnos a través del porno, fuente de aprendizaje de las últimas generaciones"

No fue fácil ser diferente. Conlleva exclusión, críticas y miradas de desaprobación. Siempre es vital ser fiel a tus propias creencias y cuestionar si las ideas que tienes son realmente tuyas o impuestas por tu entorno. Acá no es común que los padres enseñen sobre sexo, pero desde el nacimiento aprendemos sobre el mundo y nuestro lugar en él a través de nuestros cuidadores primarios. Esto incluye las expectativas de género y sexualidad, limitadas a menudo a roles heteronormativos. Como no estamos acostumbrados a hablar de estos temas, la gente recurre al porno. En la escuela, los libros del gobierno pueden contener imágenes, pero los profesores a menudo las evitan por no sentirse cómodos con el tema. Por eso es importante que haya especialistas. El sistema educativo está obsoleto; no enseña lo que realmente necesitamos saber sobre emociones, relaciones saludables, nuestro cuerpo, y, por supuesto, sexualidad.

P.- ¿Has tenido que soportar señalamientos y represalias?

R.- Sí, definitivamente, pero la represalia más dura ha sido la autocrítica. La lucha interna contra lo que me enseñaron sobre ser mujer y los límites de lo que está permitido. Aunque mi familia y amigos ya no critiquen, esos pensamientos persisten como un fantasma interno.

P.- Las críticas cercanas generan creencias subconscientes poderosas, ¿es así como funcionamos?

R.- Sí, en consulta suelo preguntar a mis clientes qué piensan que los demás pensarían de ellos. Las respuestas reflejan sus propios pensamientos internos. No podemos percibir algo que no existe en nuestra mente.

P.- En cuanto a tu entorno, ¿has tenido que sufrir situaciones de boicot o violencia?

R.- He experimentado acoso y violencia sexual. Parece que hablar abiertamente de sexualidad da a algunos hombres heterosexuales el permiso para ser inapropiados.

P.- Ahora solo realizas consultas online por razones de seguridad. ¿Tu profesión se ha convertido en una lucha personal y social para ti?

R.- Exacto. Es una lucha personal y social. Es poner mi granito de arena. Aunque parezca pequeño, es significativo. Estoy orgullosa de mí misma, especialmente considerando el contexto difícil en el que crecí. Además, vengo de un entorno con mucha violencia y machismo. Es fácil sentirse pequeña y vivir con miedo. Sin embargo, cuando comienzas a transformarte y vivir con libertad, las mujeres a tu alrededor, como son hermanas, cuñadas, amigas y primas, empiezan a notarlo. A veces, sin querer, ayudamos a otros a través del ejemplo, lo que hace que mi vida tome esta dirección. No es fácil, pero aquí estoy y me encanta.

P.- ¿Tienes alguna idea sobre a cuántas personas has ayudado en total?

R.- No lo sé. En Instagram tengo alrededor de 200.000 seguidores y en Facebook más de un millón. Pero no hay manera de saber realmente el alcance del contenido. La belleza de internet es que algo que grabo aquí en Hermosillo puede llegar a cualquier rincón del mundo donde se hable español. No llevo un registro de cuántas personas he ayudado en consulta. Pero en este momento de mi vida me siento plena y satisfecha, sabiendo que lo que muestro hacia afuera surge de un trabajo interno profundo. Y me cuido, porque no puedo iluminar si mi faro no tiene luz.

P.- ¿Hay algo específico que te gustaría lograr en tu trabajo a corto, medio o largo plazo?

R.- He descubierto que me encanta comunicar. A veces pienso que podría haber estudiado comunicación. Me gusta estar frente a la cámara y hablar. Mi objetivo a mediano y largo plazo sería combinar mi pasión por la sexualidad, que es algo muy personal y significativo para mí, con la comunicación. Llegar a la gente y ofrecer perspectivas diferentes. Quizás explorar otros medios o plataformas además de las redes sociales. Un sueño sería aparecer en plataformas como Netflix. Eso sería increíble.