Es un viaje en el tiempo. Al menos seis décadas atrás, hacia el blanco y negro del siglo XX. La suya es una vida que se paró antes de que naciera. Hoy viste sotana, emplea el plural mayestático al referirse a sí mismo y se proclama obispo, pese a llevar un lustro excomulgado por la Iglesia católica. La ‘orden’ que lidera y fundó en 2005 propugna la pobreza, la castidad y la obediencia, pero él vive y ubica la sede de su organización en un piso de lujo más de 300 metros en plena Gran Vía de Bilbao, con capilla privada incluida. Se presenta como amante de los toros, sus adeptos le describen como alguien “siempre sonriente” y en su álbum de fotos no faltan imágenes en el Valle de los Caídos o de su abuelo junto a Franco con un “que en gloria esté” como pie.

Al escribir su nombre se debe anteponer el tratamiento de “monseñor” o de “ilustrísima y reverendísimo Señor Don…”. El culto a la personalidad del particular ‘obispo’ al que desde ayer prometen obediencia las 16 religiosas clarisas de los conventos de Belorado (Burgos) y Orduña (Alava) es evidente. Despojado de toda esa pompa, de los ‘Nos’ y los ‘reverendísimos’, sólo es Pablo de Rojas Sánchez-Franco, ‘obispo Thucista’, excomulgado por la Iglesia de Roma y atado a la Iglesia preconciliar anterior al Concilio Vaticano II.

De Rojas no oculta que vive “de las rentas”. En su biografía se esfuerza por subrayar la buena posición económica, incluso los orígenes nobles de los que proceden los suyos. Su familia se dedicó “durante siglos” a la orfebrería. Después, la joyería dio paso a los negocios inmobiliarios. Nieto del gobernador civil de Jaén y del jefe del Movimiento Nacional, ahora se presenta con otro tipo de autoridad, la religiosa. Nació en 1981 en Sierra de Cazorla, “Reino de Jaén”, según se apunta en la información de Pía Unión de San Pablo Apóstol.

Para él el tiempo litúrgico se paró el 9 de octubre de 1958, cuando el Papa Pío XII falleció. Desde entonces, para De Rojas y sus seguidores la sede papal en el Vaticano sigue vacante, no hay Papas válidos, sólo ‘pseudopapas’ que no merecen ni reconocimiento ni lealtad por haberse plegado a los cambios de un concilio “herético”. Desde Juan XXII hasta Francisco todo lo que vino después sólo buscó, señalan, “eclipsar a la Iglesia católica, apostólica y romana”. Nada de lo que hicieron, escribieron o canonizaron tiene validez, “es nulo” porque llegó después de la ‘desgracia’ que supuso la modernización de la Iglesia impulsada en el Concilio. Para él, protestantes y anglicanos son una “secta conciliar” más.

"Guerra al hereje"

Basta con observarle. Todo en él es de ese tiempo, preconciliar. Su aspecto, sus misas, su indumentaria e incluso su teología. Su sotana ribeteada con botones morados, fajín, esclavina, bonete, cruz de oro sobre el pecho, zapatos negros con hebilla de plata y un ostentoso anillo. Un repaso por el álbum de fotos que muestra en redes revela el culto a la personalidad que se percibe en la descripción de su organización. “Su católica grandeza, de infante, como siempre sonriendo”, es uno de los pies de foto a una imagen de niño. Varias instantáneas después, un joven De Rojas aparece junto a la “excelentísima duquesa de Franco” y de la que se afirma que fue “benefactora de la Pía Unión”. No faltan escenas de los actos religiosos con el rito preconciliar, de espaldas y de acuerdo a “las prescripciones de las rúbricas para la sede vacante”. O de las mujeres con el cabello cubierto con una mantilla en posición piadosa ante la solemnidad y boato de las celebraciones de De Rojas. De su casa familiar en la capital vizcaína destaca su imagen al pie de una gran escalera, más propia de un palacio.

Sus misas se celebran en latín y según rige el rito romano latino. De Rojas es capaz de enviar comunicados en latín, como hizo cuando en 2019 fue excomulgado por el entonces obispo de Bilbao, Mario Iceta. El hoy arzobispo de Burgos lo hizo por incurrir en “delito de cisma”, por celebrar sacramentos en la diócesis sin poder hacerlo y por haber sido ordenado por Monseñor Wiliamson, un prelado perteneciente a la corriente cismática de Marcel Lefebvre, excomulgado también por la Iglesia de Roma.

Al obispo ‘thucista’ se le puede ver por las calles de Bilbao. O en las procesiones en las que se sitúa al final, tras el paso de la Virgen de Begoña, con su particular estilo de cura venido de varias décadas atrás. Uno de sus lemas resume bien el propósito de su organización: “Guerra al hereje”. También está el gloria a Dios y defensa de la Virgen “aunque nos cueste la misma vida”. En una entrevista en 2008 en el diario ‘Hoy’ de Extremadura se proclamó monárquico, “de los Austrias, que los Borbones son franceses” y defensor de la sociedad “estamental”: “Ya sabe, nobleza, clero, burguesía, tercer estado…”.

La suya no es una orden religiosa sino una “Pía Unión”, aclara en su página web. En ella no abren las puertas a todos, sólo a católicos comprometidos con esta causa preconciliar que se presenta como “una suerte de milicia guerrera predestinada a sobresalir sobre todo lo existente”.

Universitarios de "notable alto"

Para lograrlo no quiere mediocres en su organización. Establece que quienes quieran ser sacerdotes de la Pía Unión tendrán que tener al menos una licenciatura universitaria y en todos sus estudios se les exigirá, como mínimo, “un notable alto”. A la hora de encargar la sotana, se recuerda que tendrá que ser de las de antes: cuello y corte romano, calcetines negros para los clérigos y morados para los obispos y zapatos con hebilla plateada”. En caso de querer cubrirse la cabeza sólo se permitirán tocados tipo ’teja de castor’ para el invierno y ‘teja de paja’ para el verano “y bonete español con borla morada, azul en el caso de los seminaristas”. Y por supuesto, está absolutamente prohibido combinar “prendas no eclesiásticas” con la sotana.

La corriente que De Rojas intenta hacer crecer en España la impulsó otro prelado, el vietnamita Pierre Martín Ngo Dinh Thuc, del que él se presenta como miembro de su “línea sucesoria apostólica”. De Rojas es la cabeza visible en España de los ‘Thucistas’, la corriente tradicionalista, ultraconservadora y preconciliar. Países como México, Alemania o Francia también cuentan con cada vez más seguidores de esta iglesia a la que ahora se quieren sumar docena y media de clarisas de Belorado y Orduña, enfrentadas con las autoridades eclesiásticas ‘postconciliares’ por la compra-venta de un monasterio.

No esconde que Pía Unión no está aprobada canónicamente” a causa de la “sede vacante”. Afirma tener seminarios en Vizcaya y Palencia, incluso clubes para formar a jóvenes en los que se debe cuidar no sólo la formación intelectual sino también la espiritual e incluso la de comportamiento y urbanidad para recomponer un tejido social católico “perdido en medio de este caótico mundo”. Su estructura organizativa se inspira en la que rige en el Opus Dei, donde recibió parte de su formación académica. En la Pía Unión también sus miembros pueden ser numerarios célibes o casados, a los que se insta a tener “familia numerosa”. Las referencias espirituales, en cambio, parecen moverse más por la línea de los Jesuitas. Los libros de San Ignacio de Loyola, sus ejercicios espirituales, son lectura obligatoria. Asegura que nada tiene que ver con “la secta del Palmar de Troya ni con otras parecidas”.