Este martes 10 de septiembre se celebra el día internacional para la prevención del suicidio. Un total de 3.952 personas se quitaron la vida en 2023 en España, una realidad hacia la que, hasta hace muy poco, prefería no mirarse. Los españoles se sienten solos, dolidos, desesperados, frustrados, deprimidos... los motivos son tantos como casos. Pero hay herramientas para no llegar a estas situaciones.

Marta Fernández López, psicóloga clínica, ha publicado un libro que entremezcla su propia historia con la de personas anónimas y su experiencia con la terapia. En Los rotos explora el creciente interés en acudir a terapia y cómo está afectándonos el hablar más abiertamente de la salud mental. Lo escribió como profesional, pero también como paciente. Por lo tanto, sabe explicar a la perfección qué señales hay que identificar para empezar a ir al psicólogo y ha querido compartido en conversación con este periódico.

Marta Fernández López es psicóloga clínica y ha escrito un libro sobre ir a terapia.
Marta Fernández López es psicóloga clínica y ha escrito un libro sobre ir a terapia.

¿Cuándo hay que acudir a terapia?

"Es una decisión personal, cada uno tiene que darse cuenta de cuál es el momento. Algo que hay que plantearse es '¿qué es la salud?' para saber si estamos más o menos cerca. A mí me gusta decirles a los pacientes que la salud es sentir lo que sea de una manera acorde a lo que nos está ocurriendo. Es decir, si a mí me diagnostican una dolencia muy grave me sentiré muy mal en consecuencia, y eso es normal, no es una enfermedad mental. Y aún así puedo ir a terapia a hablar de ello para tener un acompañamiento", comenta Marta Fernández.

Es decir, uno debe tomar la decisión de buscar ayuda cuando lo que está sintiendo le supere, pero también se puede recurrir a un psicólogo para hablar de situaciones más ligeras. "El suicidio es la punta del iceberg, pero el sufrimiento tenemos que intentar evitarlo en todas las circunstancias", explica Marta Fernández.

"De la pandemia hasta ahora ir al psicólogo está más normalizado y lo puedes comentar con tus amigos", comenta, por lo que resulta más fácil que uno se acerque a la posibilidad de buscar ayuda. Sin embargo, sigue habiendo mucho desconocimiento entorno a lo que nos viene bien o a cómo es el proceso.

Pensar en la muerte es normal

"Mucha gente piensa que de inmediato va a encontrarse mejor [tras ir al psicólogo] y no es así", señala. "A veces cuando empiezas a ir a terapia empiezas a enfrentarte a cosas que llevabas un tiempo querías evitar y podría decirse que estás un poco peor. No es que antes estuvieras mejor, es que estabas en modo supervivencia y eso tiene un límite".

Un detalle importante que señala Marta Fernández López y que sorprende mucho es saber que pensar en la muerte forma parte de nuestra cultura. "Todos en algún momento hemos tenido ganas de morirnos. ¿Quiere eso decir que todos hemos tenido ideación suicida? No", reitera. "El grado de miedo o repulsión a esa idea es la que lo hará más o menos grave", añade, pero es algo que a todos nos ha pasado alguna vez por la cabeza.

Se entiende mejor al hacer la comparación con las alucinaciones: todos hemos creído alguna vez que nos estaba sonando el móvil cuando estábamos esperando una llamada. Eso es una alucinación, pero "como no va más allá te das cuenta de que ha sido una imaginación tuya y no le das más importancia". Es la base de todas las características psiquiátricas, cosas que tu cerebro hace.

¿Y qué pasa si hay riesgo real de suicidio?

Marta Fernández López deja claro que el psicólogo es responsable del paciente si existe riesgo de suicidio. "Cada profesional lo hace de diferentes formas, pero las opciones suelen ser avisar a las autoridades o a un contacto de emergencia", cuenta. Es decir, un familiar o una pareja... que pueda estar al tanto de la situación que está atravesando su ser querido.

"Yo pido el contacto de emergencia de manera sistemática porque nunca sabes lo que te vas a encontrar", cuenta Marta. No todos los profesionales lo hacen, puesto que la responsabilidad exige avisar a otro adulto competente que puede ser, sin problema, el 112.

Las tasas de suicidio son tres veces mayores en hombres

La ministra de Sanidad, Mónica García, y La Comisionada de Salud Mental del Ministerio de Sanidad, Belén González, presentan ante los medios de comunicación el Plan para la Prevención del Suicidio.
La ministra de Sanidad, Mónica García, y La Comisionada de Salud Mental del Ministerio de Sanidad, Belén González, presentan ante los medios de comunicación el Plan para la Prevención del Suicidio. | Europa Press

Por primera vez en cinco años, en 2023 se registró un descenso del 6,5% de los suicidios, pero el número de gente que se quitó la vida sigue siendo escalofriante. "En España, la tasa de suicidios es tres veces mayor en hombres que en mujeres, mientras que las mujeres suelen tener tasas más altas de intentos de suicidio", explicaba la ministra de Sanidad. Mónica García confesaba el lunes en el acto de presentación de su plan de acción que buscan mejorar la garantía asistencial y la rapidez de respuesta.

Algo que mucha gente desconoce de las terapias psicológicas es que normalmente no incluyen un diagnóstico. Mucha gente llega con una idea clara de lo que le pasa, pero no necesariamente está en lo cierto. "Si tu terapeuta piensa que tienes un diagnóstico es razonable que lo comparta contigo", explica Marta. "Pero hay muchas personas que no encajan en ningún diagnóstico y tienen un dolor más indeterminado o más general", añade.

No solo eso, a veces son situaciones más ambiguos o, en otros casos, el diagnóstico está tan estigmatizado que no conviene entregarlo. "En general son los psiquiatras y no los psicólogos" quienes hacen llegar esta información. Aunque lo importante es tener un buen vínculo entre el terapeuta y paciente, para poder hablar abiertamente, recibir el acompañamiento necesario y tener la dirección y guía si hace falta otro profesional.

Aquí es donde surge la pregunta, ¿cómo se selecciona un terapeuta? Algo que señala Marta es que es tarea del psicólogo identificar si puede o no ayudarte y, si no es así, guiarte hacia un profesional que sí pueda. "Lo que le viene bien a una persona no tiene por qué ir bien a otra", confiesa, aunque muchos pacientes recomiendan a las personas que les han ayudado. Y no es lo más importante tampoco el tipo de terapia que practica, el profesional tiene que tener en cuenta qué le conviene a la persona. Y adaptarse.