Coral Barbas lleva toda la vida en el CEU. "Como el que entra de botones y llega a director", bromea. Catedrática de Química Analítica de la Facultad de Farmacia de la Universidad CEU San Pablo, es además directora de su Centro de Metabolómica y Bioanálisis (CEMBIO), un laboratorio puntero de prestigio internacional. Por si fuera poco, es directora de la CEU Escuela Internacional de Doctorado y coordinadora académica de las cuatro universidades CEU que funcionan en España –CEU San Pablo (Madrid), Universitat Abat Oliba CEU (Barcelona), Universidad CEU UCH (Valencia) y Universidad Fernando III (Sevilla)–. Barbas ha sido Marie Curie fellow en el King's College de Londres, figura en la lista del 2% de los mejores científicos del mundo de la Universidad de Standford y forma parte de la élite del 1% de investigadores más citados a nivel global. Todo ello desde el CEU.
"Entré en el colegio CEU Claudio Coello como profesora de BUP y COU y después pasé al Colegio Universitario San Pablo como profesora de Química", rememora. "En 1993 se creó la universidad y comencé mi recorrido académico hasta llegar a ser catedrática de Analítica y directora del CEMBIO, que quizá es de lo que más orgullosa me siento. Hemos creado un equipo de más de 30 investigaciones de primer nivel y hacemos cosas muy relevantes. Y paulatinamente han ido surgiendo puestos de responsabilidad en la gestión. Como vicerrectora de Investigación creé la escuela de doctorado, y ahora soy coordinadora de las Universidades CEU, que me permite aportar mi experiencia de todos estos años en educación e investigación para sacar lo mejor de cada centro".
Nadie mejor que ella para explicar en conversación con El Independiente la apuesta del CEU por la investigación. "Nuestro profesorado es PDI, es decir, personal docente e investigador. Entendemos que la universidad no solo debe enseñar y preparar para el mercado laboral, sino también generar conocimiento".
Pregunta.- ¿Cuáles son las claves del plan de investigación del CEU y sus fortalezas en el ecosistema universitario español?
Respuesta.- Uno de los pilares es el trabajo de los vicerrectores de investigación y sus equipos, que buscan cómo sacar el máximo rendimiento a la inversión que hacemos en investigación. Una parte importante se destina a los investigadores predoctorales, a través de los contratos FPI (Formación de Personal Investigador), que se integran en los grupos y desarrollan un trabajo fundamental. También fomentamos las movilidades de profesores y doctorandos, tanto entre grupos como con centros del extranjero, para ampliar conocimientos y redes. Desde el CEU además financiamos proyectos precompetitivos: cuando un grupo aún no está preparado para optar a convocatorias nacionales, pero tiene potencial, lo apoyamos para que crezca. Además, formamos a nuestros investigadores para que puedan presentar sus proyectos con más garantías, tanto en España como en Europa.
P.- ¿Cómo funcionan los proyectos precompetitivos y cómo se preparan para acceder a otras fuentes de financiación?
R.- Abrimos una convocatoria con líneas temáticas prioritarias y pedimos a los profesores que presenten proyectos en equipos de al menos tres miembros, que pueden pertenecer a distintas universidades CEU. Esos proyectos los evalúan agencias externas, como las del Plan Nacional, y recibimos sus comentarios. Los mejor valorados reciben financiación durante dos años. Si los resultados son positivos, animamos a los grupos a presentarse a convocatorias competitivas nacionales.
P.- Otra de las iniciativas más recientes es la contratación de investigadores de élite.
R.- Atraemos talento investigador para aquellas áreas en las que detectamos que nos falta masa crítica investigadora. El objetivo es que formen equipos, lideren proyectos y dinamicen esa investigación. Un ejemplo es el grupo sobre migraciones que hemos impulsado en la Universitat Abat Oliba. También en Barcelona financiamos el laboratorio de un investigador en el hospital Sant Joan de Déu, que posteriormente dará soporte a la investigación de la Facultad de Medicina.
Los profesores excelentes son aquellos que son capaces de contarle a los alumnos no lo que estudiaron, sino aquello en lo que están trabajando
P.- A menudo se asocia la investigación con las ciencias básicas, pero en el CEU, como no podía ser de otra manera, abarca también el resto de disciplinas: Economía, Derecho, Humanidades…
R.- Los profesores excelentes son aquellos que son capaces de contarle a los alumnos no lo que estudiaron, sino aquello en lo que están trabajando. En ese sentido, una universidad necesita dos perfiles: o profesionales de primer nivel que aporten experiencia desde el ejercicio profesional o profesores investigadores. Y esta es la figura clave, el profesor investigador que está comprometido con la universidad y con la generación de conocimiento. No es lo mismo contar lo que has leído que lo que tienes entre manos. Por eso fomentamos la investigación en todas las áreas: fiscalidad, energía, privacidad de datos, comunicación... Todas las áreas de nuestras universidades tienen un programa de doctorado, y eso significa una activa comunidad de investigadores.
P.- Actualmente cunde una visión utilitarista y finalista de la universidad. El gran objetivo es conseguir un buen trabajo bien remunerado. ¿Cómo se logra promover las vocaciones investigadoras en un contexto como el español, en el que la idea del investigador es alguien sacrificado y mal pagado?
R.- Es cierto que existe esa percepción, pero los jóvenes se motivan si ven pasión en sus profesores. Hay que contagiar el entusiasmo. Este año, por ejemplo, dos alumnas con matrícula de honor decidieron hacer el doctorado. Saben que quizá su futuro no está en la investigación, pero querían culminar su etapa universitaria con esa experiencia. Si les haces partícipes de tu trabajo, se enganchan.
P.- ¿Cómo valora el estado de la investigación universitaria en España?
R.- Yo estudié y me doctoré en la Complutense y he sido investigadora Marie Curie en el King's College y el Imperial College de Londres. La inversión para estar en primera línea es altísima, y en Europa hay más recursos, pero cuando te mueves entre grupos de investigación compruebas que estamos al mismo nivel. Suplimos la diferencia con pasión y con colaboración internacional. Si no puedes hacer algo aquí, te alías con quien puede hacerlo fuera. Un ejemplo: el CEU, junto con el Imperial College y el Helmholtz Zentrum de Múnich, está ayudando a levantar un instituto en la Universidad de Tesalónica, dentro de los proyectos widening de la UE. Estamos al mismo nivel que quienes lideran esa transformación.
P.- ¿Cómo coordina el CEU sus relaciones internacionales en investigación?
R.- Contamos con una oficina central de proyectos internacionales que trabaja con las distintas universidades CEU. Además, cada vicerrectorado tiene su unidad específica. Nuestro objetivo es facilitar el acceso de nuestros investigadores a fondos europeos y fomentar su participación en redes internacionales. Ahora, por ejemplo, participamos en una red de doctorado Marie Curie con ocho universidades. Esto permite que los doctorandos se integren desde el inicio en un ecosistema europeo. También tenemos muchas solicitudes de investigadores extranjeros que quieren venir al CEU, aunque no siempre tenemos capacidad para acogerlos. Eso sí: pedimos un compromiso mínimo de estancia. No queremos turismo científico, sino colaboración real.
P.- De la investigación, cuando esta llega a buen puerto, idealmente se llega al desarrollo. ¿Cómo se articula esta transferencia en el CEU?
R.- En Humanidades, el desarrollo llega con la publicación, la divulgación, la creación de manuales. En áreas científicas se traduce en patentes. Tenemos, por ejemplo, un grupo que trabaja en materiales para baterías de vehículos eléctricos. Si logran una mejora significativa, lo primero es patentar y luego buscar empresas interesadas. Nuestra Oficina de Transferencia del Conocimiento (OTC) tiene una oficina de patentes contratada que ayuda a los investigadores en ese proceso, lo mismo que ocurre con grupos que desarrollan principios activos para fármacos.
En el ámbito investigador no hay conflicto entre universidades públicas y privadas. Lo importante es la calidad
P.- ¿Existen prejuicios hacia las universidades privadas en el ámbito investigador?
R.- Eso ya los hemos superado. Cuando éramos colegio universitario no hacíamos investigación. Al convertirnos en universidad, fuimos muy conscientes de que la diferencia la marcaba la investigación. Desde el principio se cuidó mucho contar con líderes que impulsaran esa cultura investigadora. Recuerdo que cuando empecé a dar mis primeros pasos en investigación y daba una conferencia, algunos se sorprendían: "¿El CEU investiga?". Ahora no solo investigamos, sino que colegas del CSIC nos piden usar nuestras infraestructuras para congresos. En Farmacia, por ejemplo, colaboramos en másteres organizados por universidades públicas, porque reconocen que en ciertas áreas somos referencia. Entre investigadores no hay conflicto entre públicas y privadas. Lo importante es la calidad. Es un error fomentar desde la política un enfrentamiento que en el día a día no existe.
P.- ¿Cuáles son los grandes retos para una universidad como el CEU en materia de investigación?
R.- El primero es humano. Necesitamos profesores comprometidos con la investigación, y eso requiere motivación, reconocimiento y un entorno amable. La docencia ya es exigente, pero si además haces investigación puntera, congresos, publicaciones... es una carrera de fondo. Por eso tenemos que conseguir hacer un buen reconocimiento de ese trabajo para que la gente siga ilusionada. Otro reto es la internacionalización. En España los recursos fluctúan, y muchos competimos por los mismos fondos. Hay que estar en Europa. Por eso hemos puesto en marcha un plan de carrera investigadora: atraer talento está bien, pero hay que ofrecer continuidad, no contratos de dos años. También es clave fomentar la colaboración transversal. Los problemas simples ya están resueltos; los complejos exigen de la colaboración de muchas áreas. Y en el CEU tenemos un buen ecosistema para que un grupo de Derecho, uno de Economía y uno de Comunicación colaboren consiguiendo algo mucho más grande que cada uno por separado.
R.- Un ecosistema de excelencia no es ajeno a la irrupción de una herramienta disruptiva como la inteligencia artificial. ¿Cómo está impactando en la investigación?
P.- Cuando hice la tesis buscábamos bibliografía en los Chemical Abstracts, que ocupaban una sala entera. Luego llegó Google, que lo cambió todo. Ahora, con la IA, damos un nuevo salto: ya no solo buscas, sino que puedes pedir a la herramienta que resuma, ordene, analice, estructure… Aún no somos del todo conscientes del potencial que tiene. Recientemente, José Rafael Penadés, catedrático de Microbiología en la Cardenal Herrera e investigador del Imperial College, ha probado la IA científica de Google con datos reales de su grupo. La IA generó cuatro hipótesis; una coincidía con la suya, dos no se evaluaron como fiables, pero otra que no se habían planteado era perfectamente compatible con sus datos. La inteligencia artificial no sustituye, pero multiplica capacidades y evoluciona cada día. Desde el CEU sí estamos haciendo mucho hincapié en un uso ético de la IA tanto entre alumnos e investigadores. Es una tecnología muy valiosa evaluada e interpretada por ti, teniendo claro lo que tú aportas.
El CEU apuesta por una educación de excelencia, y para ello la investigación es clave. Las cuatro universidades CEU cuentan a día de hoy con 128 grupos de investigación consolidados y más de 260 proyectos, que incluyen iniciativas con fondos propios, colaboraciones con empresas y convocatorias competitivas, con un importe total aprobado de 14,33 millones de euros.
Como consecuencia del peso de la investigación en sus universidades, el CEU creó en 2014 su Escuela Internacional de Doctorado (CEINDO), un centro trasversal que coordina una red de investigadores de las universidades CEU de proyección internacional. A través de sus siete programas, forma a jóvenes investigadores y apoya a las universidades.
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