Congelar la comida suele ser una de las formas más prácticas de conservarla, ya que el frío intenso detiene la proliferación de bacterias y permite alargar la vida útil de los productos. Sin embargo, no todos los alimentos resisten bien este proceso. Algunos pueden perder sus propiedades nutritivas y organolépticas, mientras que otros incluso pueden convertirse en un riesgo para la salud si se consumen después de haber sido congelados y descongelados. Identificar qué productos no deben ir al congelador es fundamental para evitar intoxicaciones alimentarias.

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Huevos con cáscara

Los huevos frescos enteros con cáscara nunca deben congelarse. Cuando se someten a temperaturas muy bajas, el líquido que contienen se expande y rompe la cáscara. Esto no solo estropea su textura, sino que también facilita la entrada de bacterias como la Salmonella. Lo recomendable si quieres conservarlos por más tiempo es batirlos y guardarlos en recipientes herméticos destinados para congelación, nunca en su estado natural.

Quesos blandos y frescos

Los quesos tipo ricotta, mozzarella fresca, queso crema o requesón no son aptos para congelar, ya que tienen un alto contenido de agua. Al congelarse y descongelarse, esa agua forma cristales de hielo que alteran la textura, volviéndolos granulados y en ocasiones con sabor amargo. Además, el riesgo está en que el descongelado inadecuado pueda favorecer la proliferación de bacterias lácticas indeseadas.

Mayonesa y salsas caseras con huevo

La mayonesa, las aliolis o las salsas elaboradas con huevo crudo nunca deben entrar en el congelador. El motivo es doble: por un lado, el cambio de temperatura separa sus componentes y la salsa se corta. Por otro lado, existe un serio peligro de multiplicación bacteriana al descongelarlas, lo que incrementa la probabilidad de intoxicación alimentaria.

Pescado descongelado previamente

Muchas personas cometen el error de volver a congelar el pescado después de descongelarlo. Esta práctica es muy peligrosa, ya que los cambios de temperatura generan condiciones propicias para el desarrollo de bacterias como Listeria o Vibrio. La primera descongelación rompe las fibras del pescado y libera líquidos, que actúan como caldo de cultivo para los microorganismos. Por eso, lo ideal es cocinar el pescado recién descongelado y, en caso de sobrar, congelarlo ya cocinado.

Mariscos crudos

Los mariscos, especialmente los bivalvos como mejillones, almejas u ostras, no deben congelarse en crudo. Estos alimentos son muy delicados y pueden albergar bacterias o toxinas que no desaparecen con el frío. Además, en el proceso de descongelación liberan líquidos que favorecen la contaminación cruzada. Si se desea guardar marisco, lo más seguro es congelarlo cocido y en condiciones higiénicas.

Verduras de hoja con alto contenido de agua

Aunque la mayoría de las verduras pueden congelarse sin problemas, aquellas ricas en agua como la lechuga, el pepino o el apio no son recomendables si se piensan consumir crudas después. En el congelador se cristaliza el agua que contienen y, al descongelarlas, se vuelven blandas, pierden consistencia y sabor. Más allá de la textura desagradable, el riesgo radica en que se vuelven más susceptibles a la contaminación bacteriana.

Platos con nata o crema pastelera

Los postres o preparaciones que contienen nata líquida, crema pastelera o natillas no deben guardarse en el congelador. Al descongelarlos, se fragmentan sus compuestos grasos y lácteos y se generan condiciones que pueden favorecer la proliferación de bacterias como Staphylococcus aureus. Además, la textura se corta y el sabor se altera de manera evidente.

Arroz y pasta cocidos mal conservados

Aunque se pueden congelar si se hace de forma adecuada, el arroz y la pasta cocidos son alimentos especialmente delicados porque pueden contener esporas de Bacillus cereus. Si se congela mal o se descongela lentamente, dichas esporas pueden reactivarse y causar intoxicaciones. La regla de oro es enfriarlos rápidamente, congelarlos en recipientes herméticos y, al consumirlos, calentarlos bien hasta que alcancen una temperatura uniforme.

    Consejos generales para evitar intoxicaciones al congelar alimentos

    • Nunca vuelvas a congelar un producto que ya descongelaste crudo.
    • Congela los alimentos en porciones pequeñas para facilitar un descongelado rápido.
    • Usa envases herméticos y anota la fecha de congelación.
    • Descongela siempre en el refrigerador o en el microondas, nunca a temperatura ambiente.

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