El fotógrafo Guillermo Carazo (Madrid, 1989), ha explorado lo que él ha llamado “arqueología familiar” para recomponer la memoria de su abuela Facunda, enferma en la fase más avanzada del alzhéimer. Carazo ha transformado el dolor de una familia, la suya, en el valor artístico y social de una obra que combina fotolibro (editado por Ediciones Comisura) y exposición: Facunda, la memoria de su abuela que ya no se va a perder.

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La génesis de Facunda surge durante la pandemia, cuando Carazo regresa a España tras tres años en América y observa el deterioro neurocognitivo de su abuela. El proyecto nace de una metáfora visual poderosa: una fotografía analógica de su abuela que se fijó mal en el laboratorio y se borró ante sus ojos. "Me pareció que era un símil a lo que le estaba pasando al cerebro de mi abuela, que ambas se estaban desvaneciendo" , explica el autor. 

Este es el punto de partida de esa "arqueología familiar" que le lleva por los álbumes fotográficos familiares  e informes geriátricos de la especialista de su abuela para poder componer el trabajo. 

Más allá de lo personal 

La ambición de Facunda es "vertebrar cierta parte de la sociedad española del siglo pasado" a través de la vida de su abuela materna. El fotógrafo lleva la memoria de Facunda por el gran fenómeno migratorio de la España de los 60 y 70 de los pueblos a la ciudad. Originaria de Navares, una pequeña pedanía de Murcia , llegó a Madrid con su marido e hijos para montar un negocio familiar de pollos y conejos en San Fernando de Henares.

Su vida da un vuelco cuando enviuda muy joven tras un accidente de coche, quedando a cargo de todos sus hijos y del negocio familiar. Su historia personal se entrelaza con "la desruralización, la precariedad, la drogadicción y el machismo" , elementos que configuran el retrato de una generación. La familia perdió un hijo, tío del autor, por culpa de las drogas que golpearon con dureza a la juventud de los 80.

Una epidemia silenciosa

La demencia tipo alzhéimer es la principal causa de deterioro cognitivo en el mundo. Actualmente, 55 millones de personas viven con esta enfermedad , una cifra que la Organización Mundial de la Salud proyecta que alcanzará los 152 millones en 2050, razón por la cual la ha calificado como "la epidemia del siglo XXI”.  

Las estadísticas revelan que dos de cada tres personas que padecen alzhéimer son mujeres. A partir de los 55 años, la enfermedad afecta al 7,1% de las mujeres, frente al 3,3% de los hombres.

Facunda. | G. Carazo.

Los cuidados invisibles

El proyecto aborda también el tema de los cuidados. El 80% de las personas con alzhéimer reciben cuidados dentro del núcleo familiar, y en España, según el CSIC, el 89% de quienes asumen estas tareas son mujeres. Se trata principalmente de trabajadoras migrantes en situaciones precarizadas e hijas de entre 45 y 65 años.

En el caso de Facunda, este peso ha recaído fundamentalmente en su madre y su tía. Carazo aborda sin eufemismos la sobrecarga que suponen estos cuidados: "hay problemas psicológicos en la familia a raíz de los cuidados, de esta sobrecarga". Su abuela se encuentra actualmente en el nivel más avanzado de la escala de deterioro global, en una residencia donde consume únicamente "agua con gelatina y aglutinante".

Para los familiares que ven desvanecerse a su familiar se ven obligados a hacer un duelo en vida. "Una persona que ya tiene alzhéimer, tú ya haces el duelo en vida porque es un caparazón de la persona que fue" , explica el autor. Esta perspectiva permite al proyecto trascender el victimismo para centrarse en "lo que nos afectaba a nosotros como familia", asegura. Como explica Carazo, la fotografía funciona como "una forma de memoria, de documentación de memoria" , un archivo visual que preserva lo que la enfermedad borra.

Facunda. | G. Carazo

Lenguaje visual y narrativo

Facunda se construye "entrelazando palabra e imagen —fotografías de archivo, del propio autor y trazos de una letra manuscrita casi ilegible". Esta combinación de elementos visuales y textuales reconstruye no sólo la vida de una mujer, sino la memoria de un país entero. 

Facunda plantea un mensaje sobre la comunicación familiar. Carazo relaciona la honestidad de su madre sobre la adicción de su tío que le ayudó a mantenerse alejado de las drogas durante la adolescencia. "Creo que podríamos haber hecho lo mismo con la abuela, haber sido un poco más claros" , reflexiona.

El proyecto defiende que "los cuidados van más allá de la familia, que hay que tener una familia más allá de la sanguínea". Es una llamada a la construcción de redes de apoyo comunitarias y a reconocer que el cuidado no puede recaer exclusivamente en las mujeres de la familia. 
La exposición fotográfica se puede ver desde el 2 de octubre en el Local (C/ Ciudad Real 7, Arganzuela, Madrid )  y posteriormente, el proyecto viajará a Barcelona, donde se presentará el 14 de noviembre en el Centre Cívic Can Basté , con una conversación entre Carazo y Lucía Lijtmaer.

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