Hoy 25 de noviembre, es el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres y Madrid volverá a ser escenario de dos manifestaciones feministas que recorrerán distintos puntos de la ciudad. Por un lado la Comisión 8M liderará una marcha y por otro, marchará el Foro de Madrid contra la violencia a las mujeres (Foro 25N) y el Movimiento Feminista de Madrid.
Una grieta histórica en el feminismo español
Esta división tiene su origen en el Día de la Mujer hace tres años, el 8 de marzo de 2022: por primera vez en la historia, el feminismo marchó en dos convocatorias separadas en Madrid. Desde entonces, la fragmentación se ha repetido en las dos fechas más relevantes del calendario feminista: el 8M y el 25N.
Según las voces de las organizaciones implicadas, esta división no es meramente organizativa, sino que responde a debates ideológicos profundos. Uno de los detonantes fue la incorporación de la llamada agenda queer a la política oficial del Ministerio de Igualdad, bajo la gestión de Irene Montero. La libre autodeterminación de género, incluida en la ley trans, generó un cisma dentro de la coalición de Gobierno y el movimiento feminista, a pesar de que la cuestión estaba contemplada entre los compromisos socialistas.
Otro motivo de tensión y también generador de la división ha sido el tema de la prostitución. Mientras el feminismo en su conjunto considera la prostitución como un problema estructural que conlleva violencia a través de la trata y la explotación sexual, persisten diferencias entre quienes defienden la abolición total y quienes proponen regulaciones más flexibles y no están de acuerdo con su eliminación. Esta discrepancia, junto con cuestiones como la ley de trata, el proxenetismo y los vacíos legales sobre los vientres de alquiler, ha contribuido a la división visible en las marchas de ambos días.
El factor racial también ha influido en la fragmentación: la Comisión 8M ha enfatizado la importancia de visibilizar la violencia que sufren mujeres migrantes y racializadas, mientras otras manifestaciones priorizan el abandono institucional y la agenda general de políticas públicas.
Diferencias y coincidencias entre los enfoques
En definitiva, Comisión 8M busca visibilizar violencias que consideran invisibilizadas en otras convocatorias, como la violencia racista y patriarcal. Por su parte, el Foro 25N y el Movimiento Feminista de Madrid centran su protesta en el abandono institucional.
Ambas convocatorias coinciden en que la violencia machista se ve reforzada por fallos estructurales y la desprotección de las instituciones. En la capital, aseguran las asociaciones, los recortes presupuestarios han reducido la inversión en espacios de igualdad y la labor de prevención en barrios, poniendo en riesgo la seguridad y bienestar de mujeres y trabajadoras del ámbito de los cuidados.
En lo que va de 2025, 38 mujeres han sido asesinadas por su pareja o expareja en lo que va de 2025, sumando 1.333 desde 2003. Los delitos de violencia sexual alcanzan 1.582 casos este año.
Presencia política y recorridos
Ambas manifestaciones contarán con la asistencia de la ministra de Igualdad, Ana Redondo. La ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz, y el diputado del PP Jaime de los Santos participarán en la marcha del Foro 25N, mientras que representantes de Sumar y Podemos, como Ione Belarra, acudirán a la convocatoria de la Comisión 8M.
El recorrido de la Comisión 8M partirá de Atocha a las 19:00 horas hasta la plaza de Jacinto Benavente, con paradas simbólicas para leer manifiestos sobre violencia institucional y memoria histórica. La marcha del Foro 25N y el Movimiento Feminista de Madrid, iniciará a las 18:30 horas, recorrerá desde Alcalá y Gran Vía hasta Plaza de España, destacando la necesidad de reforzar políticas públicas y atender la desprotección institucional.
Reivindicaciones y demandas compartidas
A pesar de sus diferencias, ambas manifestaciones coinciden en la necesidad urgente de fortalecer las políticas de igualdad y garantizar la protección real de las mujeres frente a la violencia machista, un problema que aún arroja cifras preocupantes en España.
Los dos colectivos exigen mejorar los mecanismos de seguridad existentes, como las pulseras antimaltrato, y legislar sobre cuestiones estructurales que afectan a las mujeres, incluyendo la prostitución, la regulación de los vientres de alquiler y la difusión de contenidos pornográficos.
Asimismo, instan a combatir el "negacionismo" de la violencia de género y su uso con fines políticos, asegurando que las políticas públicas estén alineadas con las necesidades de las víctimas, salvaguardando sus derechos y previniendo futuros abusos.
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