Accidentes, banderas rojas, coches de seguridad, adelantamientos y una infinidad de alternativas en el Gran Premio de Austalia. El trazado semiurbano de Albert Park ha deparado la carrera más emocionante en lo que va de temporada. Todo se encaminaba a un final con Max Verstappen en otra galaxia y con Hamilton y Fernando Alonso acompañándole en el podio; sin embargo, el accidente de Kevin Magnussen a tres vueltas de la bandera a cuadros ha paralizado la carrera y ha dejado una impresionante salida con dos vueltas por delante.

El escenario antes del choque decisivo de Magnussen era el siguiente: Verstappen cabalgaba con ventaja a por la victoria, mientras que por detrás Alonso apretaba a Hamilton, que había logrado aguantar al asturiano a poco más de un segundo durante todo el Gran Premio. Carlos Sainz había alcanzado un meritorio cuarto puesto depués de remontar tras ser perjudicado por una bandera roja justo después de su parada, pero nada de esto se llegó a confirmar ya que el giro de guion devolvía la emoción a Australia con una nueva salida a dos vueltas del final.

La salida, tercera de la carrera después de la inicial y la de la primera bandera roja, dejaba a los pilotos con la mirada encendida a sabiendas de que podían buscar la épica y ganar mucho en solo dos vueltas. La tensión se palpaba, Alonso ni si quiera se bajó del monoplaza y fijaba su mirada en el infinito mientras sus incondicionales dibujaban un doble adelantamiento que le daba la victoria. Magic arrancó mejor que sus dos rivales, Verstappen y Hamilton, pero el embudo de la primera variante no le permitió pasar. Cuando parecía que nada iba a cambiar, con Verstappen, Hamilton y Alonso en fila, una jauría de bólidos arrasó por detrás.

Sainz, que llegaba sobrepasado por Gasly, apuró tanto la frenada que su coche se hizo indomable y embistió por detrás a Alonso. El toque dejaba a Alonso fuera de carrera, pero lo que vendría después sería lo que resolvería la carrera. Un accidente masivo, principalmente entre los Alpine -Gasly y Ocon-, generaba una última bandera roja sin que los coches hubieran recorrido la suficiente distancia como para considerarse que la carrera se había relanzado. La decisión tomada por dirección de carrera, tal y como advertía Alonso por radio, fue la de mantener las posiciones previas al último apagón del semáforo.

La parrilla se reorganizó y los coches que quedaban vivos podían recuperar su posición, aunque aquellos que sufrieron daños terminales, como Gasly y Ocon, perdían la prioridad y por tanto su puesto. Además de los siniestrados, Carlos Sainz fue el gran perjudicado: la FIA le sancionó con cinco segundos de penalización por causar una colisión con Alonso, lo que le empujó al último puesto. En la parte noble el orden final del GP de Australia es: Verstappen primero, Hamilton segundo, Alonso tercero, Stroll cuarto y Pérez quinto.

Además del caos, el GP de Australia volvió a evidenciar la superioridad de Red Bull y refrendó la igualdad entre los perseguidores. Mercedes ha demostrado en Melbourne que puede pelear por mucho más que liderar la clase media, aunque la fiabilidad traicionó a Russell cuando volaba para tratar de remontar hasta el podio. El ritmo de Carlos Sainz, condenado por la mala suerte con la primera bandera roja y por su error final, da esperanzas a Ferrari pese al cero en el casillero con el que vuelven de Australia, ya que Leclerc quedó atrapado en la grava en la primera vuelta.

La tercera posición de Alonso y la cuarta de Stroll despega a Aston Martin como segundo en el Mundial de Constructores. Asimismo, Alonso recorta distancias con Sergio Pérez en la clasificación de pilotos, donde se posiciona tercero con 45 puntos, a 24 puntos de Verstappen y a 9 del mexicano.