Hubiera sido su sueño. Pero el horizonte de Alicia se dibujaba rodeada de grandes empresarios, largos consejos de Administración y una vida social propia de quien ostenta una de las mayores fortunas de nuestro país. En realidad la culpa de no alcanzarlo jamás fue de su apellido, Koplowitz. El imperio familiar del ladrillo y la construcción que heredó junto a su hermana y que la hizo rica exigía otros compromisos muy alejados de su amor por el arte. El mismo con el que siendo una adolescente llegó a hacer pinitos. Ahora, Alicia, Alicia Koplowitz, disfruta con el placer de observar la belleza, lo hace además como sólo pueden permitírselo los millonarios, en privado, sin aglomeraciones y con la tranquilidad que da vivir junto a los lienzos, esculturas y dibujos que el resto sólo ve en libros y en contadas ocasiones en museos.
Ella los tiene en el salón de su casa, en las salas interminables de sus palacios o a buen recaudo en fundaciones o sociedades de inversiones. Guardadas con celo y pasión, para el disfrute propio y de un puñado de amistades, así han permanecido durante décadas. Son cientos de obras que un día imaginó crear y que otros, los genios de los últimos siglos del arte, firmaron. Un discreto capricho de emociones conformado por algunos de los autores más admirados y que ahora Alicia, Alicia Koplowitz, ha decidido compartir. Primero con los parisinos, y en sólo dos meses, lo hará con los bilbaínos y quienes les visiten en el Museo de Bellas Artes de la capital vizcaína.
Será el primer gran logro que llevará el sello de su recién nombrado director, Miguel Zugaza,
Será el primer gran logro que llevará el sello de su recién nombrado director, Miguel Zugaza, ex máximo responsable del Museo del Prado. Estrenará su legado atrayendo a la pinacoteca bilbaína nada menos que la serie de obras, propiedad de Koplowitz, más amplia jamás expuesta al público: 92 obras entre cuadros, y esculturas. Desde marzo el Museo Jacquemart-André de Paris exhibe 53 obras de la colección privada de Koplowitz y que en el caso de la muestra del Bellas Artes de Bilbao se inaugurará el 28 de julio próximo –y hasta el 23 de octubre-, con una muestra que casi se duplica en número a la que se exhibe en la capital francesa.
La muestra Colección Alicia Koplowitz-Grupo Omega Capital representa la primera ocasión en la que se abre al gran público una de las colecciones privadas más relevantes de toda Europa y con una de las nóminas de artistas de prestigio más amplia jamás vista. Abarca un amplio margen temporal, desde esculturas de la Antigüedad Clásica, hasta algunas de las obras más recientes de autores como Anselm Kiefer, cuyo cuadro Le Dormeur du val (2014) se ha presentado este martes, a modo de aperitivo, en el Museo de Bellas Artes de Bilbao que dirige Zugaza.
Entre las 92 piezas que se podrán ver se incluyen obras de autores como Zurbarán, Goya, Canaletto, Tolouse-Lautrec, Van Gogh
Entre las 92 piezas que se podrán ver se incluyen obras de autores como Zurbarán, Goya, Canaletto, Tolouse-Lautrec, Van Gogh, Picasso, Antonio López, Rothko o Modigliani, entre muchos otros. El valor que Alicia Koplowitz da a su colección privada le ha llevado a visitar tanto el museo parisino donde ha expuesto algunas de sus piezas como la propia pinacoteca bilbaína, a la que acudió para conocer personalmente la oferta de espacios que se ponía a su disposición: “Es llamativa su generosidad y su interés personal sobre cómo se va a mostrar", destaca Zugaza.
La comisaria de la exposición, Almudena Ros subraya la variedad de géneros, técnicas y estilos que abarca la exposición “y con un solo hilo conductor, el alma de todas las obras”: “Es una búsqueda de la belleza, con un equilibrio y sentido estético muy pronunciados”. Ros destaca que la primera de las obras de la colección de Koplowitz que ya se exhibe en el Bellas Artes de Bilbao, Le Dormeur du val, de Anselm Kiefer, es un reflejo de todo ello. Se trata de una de las piezas más modernas y actuales de la colección en la que pese a la temática de guerra en la que se basa, el carácter “lírico está muy presente”: “En realidad se basa en un tema trágico, la muerte de un soldado en la guerra de 1870 Franco-Prusiana, pero Kiefer lo hace basándose en un poema y eso se transmite en su obra”.
La muestra llega avalada por el acuerdo que el Museo de Bellas Artes de Bilbao ha alcanzado con Petronor, que se incorpora como nuevo patrono. El objetivo de la colaboración de la compañía es financiar proyectos especiales y entre ellos el primero es la exposición de la colección privada de Alicia Koplowitz.
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