El Renault Mégane Sport Tourer es la variante con carrocería familiar de la exitosa gama Mégane. Un modelo cargado de contundentes argumentos para conquistar a una fiel clientela. Aunque el peso de los vehículos familiares en España no es tan significativo como en otros países como, por ejemplo, Italia, donde suponen un 70% de las ventas en comparación con las berlinas, lo cierto es que poco a poco va ganando adeptos. Su estética diferenciadora, más fresca en comparación con la de la clásica berlina, unida a la alta dosis de practicidad que aportan hace que cada vez más usuarios se sientan atraídos por este tipo de vehículos.

Este tipo de vehículos están más relacionados con el modo de vida, los viajes o la práctica de deportes.

El mercado de los familiares está compuesto por una clientela muy especial, de la que rompe moldes. Es un tipo de cliente muy fiel, que sabe lo que quiere y permanece totalmente ajeno a los dictados de las modas. Curiosamente y en contra de lo que pudiera parecer, el usuario tipo del familiar es 5 años más joven que la media del mercado, además es hombre y tiene 44 años. Se podría pensar que automóvil familiar y familia van emparejados. Una vez más las estadísticas dicen lo contrario. Este tipo de vehículos están más relacionados con el modo de vida, los viajes o la práctica de deportes. Su propietario viene del segmento de las berlinas, tiene un hijo o no tiene hijos y es más joven que el usuario de la convencional berlina. Busca un automóvil con la elegancia típica de ésta pero con una mayor versatilidad, por eso no elige ni un todo camino (SUV) ni un monovolumen.

En este terreno de juego se desenvuelve a la perfección, el Renault Mégane Sport Tourer, que aporta todo lo que el comprador de familiares demanda, empezando por el diseño. El Sport Tourer aumenta la batalla 4 cm en relación con el Mégane berlina, con una longitud de 4,63 m. Con respecto al diseño no sólo reproduce las actuales tendencias estilísticas de la marca del rombo para mantener la imagen de familia, una vez más se vuelve a poner de manifiesto el gran acierto del patrón estilístico creado por el actual jefe de diseño de Renault, Laurens Van Den Acker. Además de un elegante aspecto, luce un frontal de gran personalidad. A diferencia de la mayoría de sus rivales resuelve las formas de su carrocería a base de trazos suaves, perfiles redondeados y formas bulbosas. Una carrocería en la que tienen poca cabida las aristas y líneas muy marcadas. Esta es su gran baza en el apartado del diseño, una fuerte personalidad frente a sus competidores.

El conductor puede modificar a su gusto la dureza de la dirección.

El placer de viajar a bordo a bordo del Mégane Sport Tourer empieza en el mismo momento de acceder a su interior. Materiales de gran calidad, agradables a la vista y al tacto, y unos buenos ajustes. El salpicadero acoge un cuadro de instrumentos configurable y de fácil lectura, pero el protagonismo lo acapara la gran pantalla táctil con formato de tableta vertical, de 8,7 pulgadas, del sistema multimedia R-LINK-2. A través de la misma se gestionan: navegación, telefonía, radio, aplicaciones, ayudas a la conducción y climatización. Por otro lado, la tecnología Multi-Sense permite la conducción a la carta. El conductor puede modificar a su gusto la dureza de la dirección, la respuesta tanto del pedal del acelerador como del motor, la gestión del cambio de marcha, el sistema 4Control de cuatro ruedas directrices, la configuración del ambiente luminoso del habitáculo y la función masaje del asiento del conductor. Además, a través del mando situado en la consola se pueden escoger directamente cualquiera de los cinco modos de conducción propuestos; Neutro, Sport, Confort, Personalizado y Eco. Cada uno de ellos prima un tipo de conducción. Así, por ejemplo, el Sport autoriza mayor deportividad.

Para los clientes amantes de la deportividad se proponen los acabados GT Line y GT. Pero mientras en el GT-Line esa deportividad se queda solo en las formas, atañe tanto al aspecto exterior como interior del vehículo, las versiones GT la llevan además a la práctica gracias a un chasis y propulsores específicos que autorizan un buen nivel de prestaciones. Los motores reservados en exclusiva para las variantes GT son, el de gasolina TCe de 205 CV y el diésel dCi de 165 CV. A nivel de carrocería cuentan con paragolpes específicos, el delantero incluyen una entrada de aire más ancha y dos tomas de aire laterales, mientras las rejillas presentan un diseño en nido de abeja. En la parte trasera destacan, el gran escape cromado de forma elíptica y un difusor. Completan el conjunto unas llantas de 17 pulgadas, aunque opcionalmente puede equipar unas exclusivas Magny-Cours de 18 pulgadas. A estos aditamentos propios, que dotan a los GT de ese buscado aspecto racing, se une un exclusivo color para la carrocería, el Azul Rayo. En el interior, el protagonismo lo acaparan unos asientos envolventes con reposacabezas integrados y pespuntes de color azul, unas molduras en color azul y un volante específico.

En trayectos por autovía autoriza elevados cruceros con un elevado confort de marcha.

La versión GT dCi EDC monta un motor diésel de 1,6 litros de cilindrada que desarrolla 165 CV. Un propulsor muy vigoroso con una buena respuesta en baja, como sugiere esa cifra de par máximo de 380 Nm conseguida a 1.750 rpm. Acelera de 0 a 100 km/h en 8,9 s, permitiendo cierta diversión en los trazados más sinuosos. En trayectos por autovía autoriza elevados cruceros con un elevado confort de marcha. Pero para conseguir el dinamismo que se persigue hace falta más que un voluntarioso propulsor. A este respecto cuenta con ajustes específicos en su chasis y con un sofisticado sistema de dirección a las cuatro ruedas (4Control). La tecnología 4Control permite que las ruedas del eje trasero giren en sentido opuesto a las del delantero por debajo de 80 km/h en aras a facilitar la maniobrabilidad (disminuye el radio de giro), mientras que por encima de esta velocidad giran en el mismo sentido para aportar mayor estabilidad. Para redondear el conjunto monta un cambio automático de doble embrague EDC de 6 velocidades, que también puede utilizarse de modo manual-secuencial por medio de la propia palanca o de unas levas en el volante. Es un cambio que funciona en automático con bastante suavidad y una rapidez aceptable. Si se quiere sacar todo su partido en una conducción marcadamente deportiva resulta recomendable el modo manual. El precio de esta versión GT dCi EDC es 28.512 euros, y entre su rico equipamiento de serie destacar los faros full LED.

A destacar, el ingenioso sistema de compartimentación integrado que permite dividir el espacio del maletero en dos.

Todo este dinamismo se combina con la modularidad de la que hace gala, el Mégane Sport Tourer. Un amplio portón da acceso a un maletero de 521 l fácilmente configurable en función de las necesidades del momento. El piso de este maletero se puede montar a dos alturas. En la posición alta, cuando los asientos traseros están abatidos, conforma un piso totalmente plano para facilitar la carga de objetos voluminosos. Se dispone en este caso de un espacio adicional de 55 l debajo del piso. A destacar, el ingenioso sistema de compartimentación integrado que permite dividir el espacio del maletero en dos, evitando que la carga se mueva. Por último, unos tiradores situados en el maletero permiten abatir automáticamente los asientos traseros. Como complemento se puede abatir el respaldo del asiento del pasajero delantero para cargar objetos de hasta 2,70 m de largo, el récord de su segmento.