Black is black / I want my baby back / It's grey, it's grey / since she went away (Los Bravos).

Resulta inevitable. La memoria es lo que tiene, se te queda grabado ese ritmo obsesivo del bajo junto a la batería, nombran a Los Bravos y la mente vuela hacia aquel inmortal Black is Black que en la década de los años 60 alcanzó las impenetrables listas internacionales. Con un solo tema, Los Bravos rompieron fronteras en una época en la que los grandes éxitos del rock estaban copados por el mercado anglosajón.

Para bien o para mal, Los Bravos siempre serán asociados a una canción, a esta canción. Fuera de España no fueron más que el típico One Hit Wonder, lo que en español viene siendo flor de un día. Otra cosa es lo que el grupo, liderado por Mike Kennedy, significó en el panorama español, en plena dictadura, a las puertas del mayo de 68 francés, en la época del LSD, y el auge de los movimientos pacifistas.

El programa Imprescindibles viaja a la década de los años 60 con Black is black para recordar a Los Bravos. Se trata de un documental que desvela el auge y caída de grupo. Esta producción de RTVE realizada en colaboración con Enigma Films y dirigida por Fran Parra y Álex Riesgo se estrena el lunes 30 de abril a las 20.50 en La 2.

Pablo, Manolo, Miguel, Mike y Toni eran cinco jóvenes seducidos por la música, cinco pipiolos que, en el momento más oportuno, se dejaron guiar por el productor francés Alain Milhaud, casualmente fallecido el pasado 24 de abril, bautizados como Los Bravos se convirtieron en el grupo más importante del panorama nacional. Pero la fama es un monstruo que devora sin piedad todo lo que se le cruza en el camino. El disco de la popularidad de Los Bravos empezó a girar con demasiada rapidez de manera que la solidez de la banda se resistió en menos de una década.

Corrían los años 60, en aquella época ningún grupo español de rock tuvo una existencia tan tormentosa como la suya: las espantadas de vocalista Mike Kennedy, el suicidio del teclista Manolo Fernández y el montaje para presentar en sociedad a su sustituto, fueron algunos de los sonoros escándalos de España franquista.

Tras su primer y único éxito internacional, en España Los Bravos mantuvieron viva su fama y popularidad. Ya se encargaba Alain Milhaud de que eso fuera así. Un año después del bombazo de Black y Black, en 1966 llegó su segundo gran éxito con el lanzamiento del single La moto, tema compuesto por Manolo Díaz que en un principio se lo había cedido a Los Pasos, pero que Milhaud presionó para que lo grabaran antes Los Bravos.

La banda también se dejó seducir por el cine y en 1967 protagonizó la olvidable y exitosa Los chicos con las chicas, de Javier Aguirre título con el que lanzaron su tercer EP con Columbia. Un año después rodarían Dame un Poco de Amooor...!, de José María Forqué, una historia de aventuras con secuestros indescriptibles y un loco emperrado en dominar el mundo. Las canciones de esta película se incluyeron en su tercer álbum, Dame un poco de amor.

Con el suicidio de Manolo llegó la decadencia del grupo. Aún teniendo apalabrado el rodaje de una tercera película, nunca se llegó a rodar. Una serie de problemas legales y el error de márketing a la hora de elegir al sustituto del teclista hirió de muerte la imagen del grupo. A Milhaud se le ocurrió la gran idea de que el nuevo teclista apareciera encapuchado para que no se le reconociera. Aquello confundió a sus fans, los mismos que creyeron que lo del suicidio había sido un montaje. Esto molestó muchísimo a la sociedad española, dominada entonces por la Iglesia Católica, y ofendió al pueblo por la banalización del tema del suicidio.

El abandono de Mike Kennedy remató a una la banda que tras vanos intentos decidió disolverse en 1973. La ruptura tuvo un pequeño epílogo. En 1976 el grupo, rebautizado como Mike Kennedy y Los Bravos, publicó Never, Never, never, el esfuerzo no sirvió para nada más que para certificar la defunción definitiva de Los Bravos.