Por burofax y con la intención de salir gratis, sin dejar un euro en las diezmadas arcas del club que le dio todo desde niño, Lionel Messi ha dado este agosto el paso que pocos culés se imaginarían. Se va el mejor futbolista de la historia del Barcelona, el jugador que lideró a una generación irrepetible, el hombre que colocó al club azulgrana a la altura de los grandes del mundo.

Diez Ligas y cuatro Champions, seis Balones de Oro, siete Pichichis, 634 goles e innumerables exhibiciones en los escenarios más importantes del fútbol mundial son algunas pinceladas de lo que ha sido la carrera de Messi en el Barcelona, club que le abrió las puertas cuando el argentino tenía apenas 13 años.

Pero todo se torció: el mejor se va por la puerta de atrás, sin dar (de momento) explicaciones a su afición, después de una de las derrotas más sonrojantes de la historia del club y enfrentado con una directiva que dilapidó en un abrir y cerrar de ojos la herencia de la mejor generación azulgrana. Sea cual sea el próximo destino de Messi, su decisión pone fin a una relación tremendamente fructífera que sin embargo se fue oxidando en los últimos años hasta el punto de no retorno en el que se encuentra actualmente.

En esta crisis que vive Can Barça hay muchos protagonistas, empezando por el propio Messi y Bartomeu, historias de amistades, enemistades, viejos cantos de sirena y, sobre todo, el hartazgo del argentino.

Lionel Messi, la estrella cansada

El astro argentino es el gran protagonista de esta historia. Tras toda una vida en el Barcelona, ha tomado a sus 33 años la decisión que marcará su futuro y el del club azulgrana. Aunque ya no está al nivel que le aupó como uno de los mejores de todos los tiempos, sigue siendo posiblemente el futbolista más decisivo actualmente. Esta temporada ha marcado 31 goles y ha repartido 26 asistencias, pero no ha podido levantar ningún título y la sensación tras el 8-2 frente al Bayern es de fracaso colectivo. Sería un final indigno para una carrera tan exitosa.

Pero el argentino hace tiempo que viene peleándose con la directiva presidida por Bartomeu. Echa en falta un proyecto deportivo en condiciones y su enfado fue en aumento con varias decisiones tomadas en los despachos. La salida de Neymar, el despido de Ernesto Valverde o el escándalo de la empresa que contrató el club para difamar a algunos jugadores fueron decisiones que iban agotando la paciencia del jugador.

Bartomeu, el enemigo público

“No me preocupa el contrato de Messi. Leo siempre ha dicho que se quiere retirar aquí y estoy convencido de que así será. Es evidente que tenemos la obligación de renovarlo”. Así se pronunciaba el presidente del Barcelona en una entrevista con RAC1 en julio. Bartomeu por entonces ya era plenamente consciente de que su relación con el astro azulgrana estaba más que deteriorada, pero asumía que el compromiso de Messi con el club estaba por encima de eso. También asumía que la temporada todavía no había terminado, que en la recámara estaba la bala de la Champions.Pero en Europa no aguardaba nada bueno para el Barcelona.

"Tenemos que hacer autocrítica, empezando por los jugadores, pero debe ser global. Somos el Barça y estamos obligados a ganarlo todo", había dicho Messi tras perder la Liga en un mensaje directo al palco. Un mes después llegó el 8-2 con el Bayern. Bartomeu, el señalado por muchos, no dio un paso al costado. Su respuesta fue cesar a Quiqué Setién -al que había traído tras cesar a Valverde en enero con el Barcelona líder y en contra de los pesos pesados de la plantilla- y traer a Ronald Koeman.

Fue una muestra más de la desconexión entre el presidente y la estrella, una relación que parece ya rota por todas las costuras. Ya lo ha dicho Bartomeu a algunos medios catalanes: o Messi o él. Si el argentino promete quedarse, Bartomeu se compromete a dejar la presidencia. Sería el adiós de Bartomeu, pero el argentino ya no podrá quitarse jamás la etiqueta de madamás del club. Sería el Fútbol Club Messi. Y si no,

Ronald Koeman, la gota que colma el vaso

A los pocos días de la humillación con el Bayern Múnich, Bartomeu posaba con Koeman en el Camp Nou. Llegaba sangre nueva al vestuario, el jugador que le dio la primera Champions al Barcelona. Un hombre de fútbol de la escuela holandesa, aunque con mucho que demostrar todavía en los banquillos.

El principal cometido de Koeman quedó claro a las pocas horas: el holandés no contaba con Luis Suárez, Samuel Umtiti, Ivan Rakitic y Arturo Vidal. Con Messi sí, pero Koeman le vino a decir en la conversación que mantuvieron por teléfono que necesitaba más de él.

"Se terminaron los privilegios en el plantel. Hay que hacer todo para el equipo", le dijo el nuevo técnico, según reveló Deportes Cuatro. "Voy a ser inflexible, hay que pensar en el equipo”, añadió Koeman.

Luis Suárez, el amigo "despedido"

Esas advertencias no sentaron bien al argentino, que veía además que le quitaban del vestuario a dos de sus más estrechos amigos, Vidal y Suárez. Según algunos medios, la postura de Koeman -seguramente consensuada con Bartomeu- precipitó la decisión de Messi.

El burofax de Messi al Barcelona llegó un día después de que Koeman le comunicara a Suárez que no contaba con sus servicios. El uruguayo es el mejor amigo de Messi en el vestuario y un pilar fundamental en la vida del argentino fuera del césped. Ambos son vecinos en Castelldefels, comparten vacaciones y sus familias forman una piña.

"Es un amigo que me abrió las puertas desde que llegué al club y aparte de ser amigos en el fútbol somos amigos afuera. Es importante tener una relación dentro del campo y que sea buena afuera. Es lo que nos marcó, tanto a él y a mí, la palabra de amistad", señaló Suárez a principios de 2020. Ahora algunos medios aseguran que el futuro de Suárez estará ligado al de Messi.

Guardiola, el viejo aliado

Según los principales medios, el destino de Messi será el Manchester City. Allí se encontraría con Josep Guardiola, el entrenador con el que el argentino explotó como jugador total. El técnico catalán fue el arquitecto de aquel gran Barcelona y Messi, el principal intérprete sobre el césped. El City, además, es de los pocos clubes capaces de asumir el sueldo del delantero (unos 100 millones de euros brutos por temporada) más el coste del posible fichaje. Aunque se da por hecho que sería un intercambio de jugadores más una cantidad a determinar.

Los caminos de Messi y Guardiola se separaron en 2012, cuando el entrenador dejó el Barcelona. Cada uno por su cuenta han seguido ganando muchos títulos, pero Europa se ha convertido en la gran cuenta pendiente de ambos. El técnico ha ganado dos y en ambas con un Messi excelso; y el jugador "solo" ha conquistado una desde que se fue Guardiola. El City lleva años con el Champions entre ceja y ceja y el fichaje de Messi supondría un paso más en esa dirección. Otra cosa es cómo funcionaría de nuevo el tándem Messi-Guardiola. Messi ya no tiene 25 años y lleva varias temporadas corriendo menos que cualquier futbolista a las órdenes de Guardiola.