Hablar de la vida amorosa de Vladimir Putin está terminantemente prohibido en Rusia. Lo saben perfectamente todos los periodistas del país, algunos de los cuales han recibido serias amonestaciones al tocar el tema, incluso cuando lo han hecho tangencialmente o con los debidos eufemismos. Sencillamente, no se habla de si Putin tiene novia, o de si comparte su vida con alguien o de cuántos hijos tiene en realidad. Es un tema tabú.

Divorciado de Lyudmila Putina

Lo último que sabíamos de su vida amorosa es que estaba divorciado desde el año 2013 de Lyudmila Putina, nacida Lyudmila Shkrebneva, una señora nacida en Kaliningrado en 1958, licenciada en Filología en la Universidad Estatal de San Petersburgo (hablaba a la perfección español y alemán) y que trabajó de joven como auxiliar de vuelo en Aeroflot, uno de los puestos de más caché dentro de la Unión Soviética. Ambos se conocieron a principios de los años ochenta, cuando un amigo en común les invitó a acompañarle al teatro Arkady Raikin en la entonces Leningrado. Putin recordaría años más tarde que su amigo le dijo "que ya tenía las entradas y que nos acompañarían dos chicas".

A partir de ese momento se hicieron amigos y, al cabo de unos años, decidieron casarse, aunque pasión, lo que se dice pasión, no hubo mucha, al menos por parte de él. En una entrevista al Washington Post hace años, Putin simplemente explicó que "simplemente entendí que si no me casaba en dos o tres años, no me casaría nunca". Ella puso un poco más de sentimiento: "Había algo en Vladimir que me atraía", reconoció. "Tres o cuatro meses después de conocerlo, ya sabía que era el hombre que necesitaba".

Cuando le propuso matrimonio, el discurso de Putin fue tan lamentable que ella pensó que él estaba intentando romper con ella. "Ya sabes que tipo de persona soy ahora", dijo él con voz apesadumbrada. "En general, no soy muy extrovertido. En los tres años y medio que llevamos juntos ya te habrás dado cuenta". Cuando ella le dijo que sí, que se había dado cuenta, él dejó caer un: "¿entonces es que sí?". Ella estaba tan confusa que no supo cómo contestar.

Finalmente, se casaron el 28 de julio de 1983. Las fotos del enlace muestran a una novia enfundada en un traje blanco largo típico de los ochenta (con mucho volantito y frufrú) y a un novio con traje oscuro de tres piezas que le iba algo estrecho.

Estarían juntos 30 años y tuvieron dos hijas: la primera, María, nació en 1985 antes de que el matrimonio se trasladase a Alemania (para que él ejerciera de espía de la KGB); la segunda, Katerina, nació en 1986 ya en Dresde. Por lo que Lyudmila decía a la prensa, él era un buen padre: "No todos los padres son tan cariñosos con sus hijos como él. Él siempre las ha mimado, mientras que yo era quien tenía que disciplinarlas".

De las hijas del matrimonio no se sabe prácticamente nada. Se cree que María podría ser matemática y también se especula con la posibilidad de que tuviera un hijo en el 2002 (el primer nieto de Putin). Por su parte, todo apunta a que Katerina se ha dedicado a la genética y se llegó a rumorear que fue una de las científicas voluntarias que trabajaron en la vacuna Sputnik contra el coronavirus. Sin embargo, no existe ninguna confirmación oficial.

Vladimir y Lyudmila se divorciaron en el 2013. Anunciaron su decisión conjuntamente en televisión alegando que "se habían distanciado" y que la ruptura había sido "civilizada". Sin embargo, los últimos tiempos juntos no debieron ser muy plácidos. Según el Moscow Times, ella llegó a pensar que Putin "era un vampiro", mientras que él dijo en voz alta que cualquiera que pudiera pasar más de tres semanas con su exmujer "merecía un monumento".

Tras el divorcio, ella rehizo su vida y se casó al cabo de unos años con Artur Ocheretni, un profesional de la comunicación que tiene 21 años menos que ella.

Svetlana Krivonogikh: de limpiadora a millonaria

A Putin se le ha relacionado con varias mujeres más aparte de su mujer. Una de ellas es Svetlana Krivonogikh, una limpiadora de San Petersburgo a quien él habría conocido supuestamente en 1999, poco después de que se convirtiera en presidente de Rusia y estando aún casado con Lyudmila. Los rumores llegaron a apuntar incluso a que podrían haber tenido una hija en común en el 2003. Los periodistas que destaparon la información fueron acusados de ser "agentes extranjeros" y uno de ellos acabó incluso abandonando su país y exiliándose a Estados Unidos.

No se sabe mucho de Svetlana y de su hija, pero sí que cuelgan fotos en sus redes sociales donde se puede observar que disfrutan de un tren de vida de verdadera jet-set y se cree que podrían disponer de una fortuna importante. La revista Forbes, citando a un colectivo de periodistas rusos conocidos como Project, llegó a hablar de: "una serie de pisos de lujos, acciones en el banco Rossiya, un yate, acciones en la estación de esquí de Igora y un edificio comercial en San Petersburgo".

Alina Kabaeva, la campeona olímpica

Otro nombre que ha sonado con mucha fuerza es el de Alina Kabaeva, una campeona olímpica de gimnasia rítmica con un palmarés espectacular: dos medallas olímpicas, 14 medallas del Campeonato del Mundo y 25 medallas del Campeonato de Europa. Después de que su presunta relación saliera a la luz en el 2008, Putin negó el affaire. Casualmente, el periódico que sacó la información, el Moskovsky Korrespondent, tuvo que cerrar al cabo de poco tiempo.

Sin embargo, que ella fuera una de las portadoras de la antorcha en la inauguración de los Juegos Olímpicos de Sochi hizo que las especulaciones sobre su relación prendieran con fuerza. De hecho, se ha dicho en alguna ocasión que con ella podría haber tenido dos o incluso cuatro hijos. Hasta se han llegado a dar fechas: un chico en 2008, una niña en el 2012 y unos gemelos en el 2018. Pero todo pertenece al mundo de la pura especulación y nadie sabe ni sabrá seguramente nunca si hay algo de cierto en ello.