Paisajes vírgenes, mecidos por el mar Mediterráneo y con un potencial impulsado por una legislación que permitía hacer y deshacer al antojo de los ambiciosos constructores. El Plan Nacional de Estabilización de 1959 empujó un cambio que hoy, más de 60 años después, se mantiene. El litoral mediterráneo fue invadido por hoteles orientados al turismo de masas en una transformación que iba en detrimento del negocio familiar, algo que el arquitecto José Antonio Cordech trató de esquivar con la ruptura del modelo de los promotores turísticos del desarrollismo franquista. A caballo entre su sueño y las peticiones de la propiedad, Cordech engendró el Hotel de Mar (Illetes,España), "lo que para mí es la peor obra", tal y como él mismo señalaba en Conversaciones con Enric Sòria, pero que actualmente se concibe como "una joya arquitectónica" que forma parte de la exclusiva selección de hoteles más prestigiosos y lujosos del mundo, 'The leading hotels group'.

El panorama en la costa balear de principios de los 60 invitaba a la creación de gigantes hoteleros de primera categoría; sin embargo, el ideal de Cordech era otro: una extensa construcción asomada al mar que se expande al cobijo de una zona boscosa, con privacidad y sin ruido. La propiedad tenía otras pretensiones: "Un hotel vertical de tamaño medio (de 50 a 150 habitaciones) confortable, funcional y moderno; un edificio compacto que libere el solar suficiente para incorporar un área deportiva y lúdica exterior; un bloque de habitaciones sobre un zócalo con las salas ordinarias (vestíbulo, comedor, bar y salones) y extraordinarias de uso externo (salón de banquetes, salón de convenciones...); un tecnificado, racional y lujoso hotel similar al modelo que Hilton Internacional utiliza, a principios de los cincuenta, para colonizar el Caribe, el Mediterráneo", explica el arquitecto Joan Alfós Bernard en su tesis doctoral sobre el Hotel de Mar.

Ajena a esta falta de concordancia nace una de las obras maestras de Cordech, con la cual consigue satisfacer las necesidades del empresario y en cierto modo se aproxima a su sueño costero, pese a que posteriormente insistiese en que "el problema del Hotel de Mar era el de un terreno demasiado pequeño, y no se podía hacer lo que yo quería, lo que me habría gustado". Después de descartar su concepto desplegado a lo largo del solar, Cordech consigue que todas las habitaciones estén en fila orientadas al sur sudeste (S.S.E) para gozar de sol el mayor tiempo posible y con vistas al mar. Esta petición fue un problema, ya que había que levantar un bloque el doble de largo en un solar que siempre se antojó pequeño.

El valor de Cordech con Hotel de Mar radica en su capacidad para transitar entre su ensoñación y los grandes proyectos que modificaron la costa española, por aquel entonces virgen y a merced de la jugosa ley que favoreció el boom turístico: "El concepto de hotel de mar de Coderch es una excepcional alternativa al hotel de costa que construyó el litoral mediterráneo" concluye Alfós.

Seis décadas después de su inauguración, el Hotel de Mar es ahora el Hotel de Mar Gran Meliá: "Una joya arquitectónica de José Antonio Coderch con vistas al mar, un jardín de pinos, una cala exclusiva y el compromiso de un servicio exquisito. Este hotel en Mallorca es un oasis de descanso, delicadeza y hedonismo", tal y como destaca la cadena. Cuenta con ocho plantas, unas 160 habitaciones, espacios reservados y servicio exclusivo para huéspedes VIP y con cuatro salones para organizar eventos y congresos "en un entorno exclusivo, idílico y natural".