Una pieza básica en los ecosistemas marinos, aunque con cada vez más frentes que amenazan su viabilidad. Este cuerpo alargado, con piel gruesa y dura, vientre plano y claro e incontables pies con forma cilíndrica, cuyo aspecto se antoja poco apetecible -al menos en la cultura occidental- se ha convertido en los últimos tiempos en objeto de deseo. Las principales trabas a la conservación del pepino de mar, Holothuria arguinensis, son la explotación sin mesura motivada por el alza de la demanda y el manejo inadecuado de su pesca consecuencia del valor del animal en el mercado, regular o irregular.

"El pepino de mar cumple un rol importante en los ecosistemas marinos y mantienen pesquerías que proveen una fuente significativa de empleo e ingresos a comunidades costeras. Tanto desde la perspectiva socioeconómica como ecológica, la sostenibilidad a largo plazo de las pesquería de pepino de mar son de gran importancia para las comunidades costeras" señaló el consultor de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) Steven Purcell en su investigación Manejo de las pesquerías de pepino de mar con un enfoque ecosistémico. El pepino de mar hace de limpiador del mar y se alimenta de los restos y arena sucia y la expulsa limpia. Esta función como sostén de los océanos del pepino de mar corre riesgo por su sobreexplotación.

Este equinodermo que puede llegar hasta los 60 centímetros de longitud es propio de los fondos marinos, de todos, ya que se encuentra en cualquier océano. La pesca indiscriminada del pepino de mar, que cuenta con 1.250 especies (70 protegidas y siete en peligro de extinción), hace estéril su capacidad para reproducirse y regenerarse. El mercado asiático, principal destinatario del pepino de mar, encuentra en esta babosa todo un manjar, especialmente en China y en el sudeste del continente. Tal es la devoción por el animal que se han alcanzado precios superiores a los 3.000 euros el kilo y cerca de 850 euros por una pieza, como es el caso del dorado Golden Sandfish.

El interés en Asia por el pepino de mar responde a que se corresponde con mucho más que un buen plato que servir. En la cultura asiática el pepino de mar se usa con fines medicinales e incluso eróticos, ya que consideran que es un alimento afrodisiaco. El gran deseo culinario ha provocado la creación de un mercado paralelo al legal, en el que se comercia de manera irregular con el pepino de mar, sin atender a los estándares de pesca y arriesgando la supervivencia del pepino de mar, la babosa que sostiene los océanos gracias a su papel en los ecosistemas marinos.