Elsa Punset (Londres, 1964) no sabía que la pandemia le cambiaría hasta tal punto de entregarse en cuerpo y alma a una producción auditiva. Pero lo hizo. Y así se creó Pequeñas Revoluciones para Vivir en Tiempos Extraordinarios, la segunda parte de una experiencia que envolvió a la escritora en un lugar completamente nuevo, el de crear, grabar, compartir y, sobre todo, adaptarse, al mundo que viene, el del audio. Elsa ve en ello una oportunidad histórica para "redefinir cómo vivimos, trabajamos, consumimos y nos relacionamos con los demás", y no dudó en hacerlo con Audible.
Pregunta.- ¿Qué nos puedes contar de ‘Pequeñas Revoluciones para Vivir en Tiempos Extraordinarios’?
Respuesta.- El concepto de “pequeñas revoluciones” lo acuñé hace unos años, en un aeropuerto, ojeando un libro lleno de ejercicios físicos para ponerte en forma. Sé por experiencia que si eres un poco consistente, con un poco de ejercicio físico puedes llegar a sentirte mucho mejor... físicamente. Sentí la necesidad de trasladar esto al mundo emocional- de sugerir formas breves y eficaces para gestionar todo tipo de retos emocionales cotidianos- cómo activarte, desconectar, enfrentarte al estrés, protegerte de ambientes difíciles, ser menos tímido, más creativo, cómo afrontar los miedos, cómo manejar los enfados, cómo comunicarte mejor, etc... Y ese fue mi libro de las Pequeñas Revoluciones, que tantas alegrías me ha dado. Este concepto- que con pequeños ejercicios emocionales podemos gestionar de forma eficaz muchos de los retos de cada día- lo hemos trasladado al podcast “pequeñas revoluciones”, ampliando el formato, con invitados muy especiales y la oportunidad de generar un ambiente sonoro que acompaña cálidamente a quienes nos escuchan.
P.- Es la segunda vez que trabajas con Audible, ¿en qué ha cambiado tu carrera profesional desde entonces?
R.- ¡La pandemia! ¡Cómo nos ha cambiado a todas y todos! Por eso esta nueva temporada de podcast la hemos llamado “Pequeñas revoluciones para vivir en tiempos extraordinarios.” Hemos descubierto muchas cosas durante la pandemia- personales y colectivas. Creo que es una oportunidad histórica de redefinir cómo vivimos, trabajamos, consumimos y nos relacionamos con los demás. Quería compartir pequeñas revoluciones- gestos, herramientas y hábitos- que ayudasen ahora a gestionar el exceso de estrés que estos tiempos entrañan para poder seguir avanzando y contribuyendo al mundo que viene.
P.- ¿Te imaginabas repetir en el formato audio?
R.- Me encantó la experiencia de crear, grabar y compartir la primera temporada... La segunda temporada ya no dependía de mí, sino de la acogida que tuviese... ¡Así que esta segunda temporada es un sueño hecho realidad!
P.- ¿Y te esperabas el éxito que has tenido con la primera temporada
R.- El éxito es misterioso... y muy esquivo. Si dependes de él, ¡prepárate para sufrir, jajaja! Yo he aprendido a seguir mi intuición y hacer lo que tiene sentido para mi. A veces tienes la suerte de que lo que haces conecta con otras personas, y es una sensación magnífica. ¡Pero no siempre es así!
Lo que más me gusta de trabajar con podcast es la posibilidad de generar un ambiente cálido que pueda acompañar a los oyentes
P.- ¿Qué es lo que más te gusta de trabajar con podcast?
R.- La posibilidad de generar un ambiente cálido que pueda acompañar a los oyentes. Añado sonidos que me calman y me dan alegría- por ejemplo, en el primer episodio de la primera temporada grabé el ruido de las olas sobre las conchas en la playa donde paso las vacaciones de verano. ¡Es un lugar muy especial para mi y me gusta compartirlo! También pido a mis amigos que graben reflexiones sobre los temas de los podcasts, y los incorporo a los episodios. Así que al final, cada episodio está tejido de vivencias personales, que casi puedes “tocar”.
P.- ¿Cuáles son las claves para reinventarnos?
R.- En general, todos tenemos acceso a mucha información y entendemos más o menos la teoría acerca de cómo somos por dentro... ¡pero lo que nos cuesta es saber cómo llevar esa teoría a la práctica! Y ese aprendizaje es al que a mi me apasiona compartir. Así que cuando te preguntes, ¿”Cómo lo hago? ¿Cómo puedo cambiar?”... que no eres lo que piensas... no eres lo que dices... ¡eres lo que haces! Quien sea capaz de cambiar sus pequeños hábitos cotidianos puede cambiarse a sí mismo. Es lo que llamo hacer “pequeñas revoluciones”. Empieza cambiando algún hábito molesto, que te limita, y verás cómo puede empezar a reinventarte.
P.- Hablas de “herramientas necesarias para saber sobrellevar y poder enfrentarnos de la manera correcta ante estas adversidades que se nos han ido presentando”, ¿cuáles serían algunas de ellas?
Una de las herramientas que uso en el podcast es hacernos preguntas... Por ejemplo, ¿has perdonado a tu joven yo?
R.- Una de las herramientas que uso en el podcast es hacernos preguntas... Por ejemplo, ¿has perdonado a tu joven yo? Solemos arrastrar nostalgia y enfados por aquello que no fuimos capaces de hacer, de perdonar, de arriesgar... Más preguntas: “Si pudieras volver a empezar, ¿qué harías diferente?” Doy ejemplos para acompañar a los oyentes, como las conclusiones de una enfermera australiana que pasó años escuchando qué harían diferente sus pacientes si pudiesen empezar de nuevo. Más preguntas y reflexiones: “¿Qué edad sientes que tienes?” Curiosamente, la respuesta a esta pregunta da claves muy interesante, como que no importa tanto la edad biológica (la que pone en el DNI) como la edad subjetiva, la que sientes que tienes, y cuanto más joven te sientes, más beneficios se repercuten en longevidad, salud física, memoria, capacidad para la alegría y la curiosidad... Creo que los 20 episodios de estas dos temporadas de Pequeñas Revoluciones acompañan para re-descubrir muchas de las fortalezas y oportunidades que llevamos dentro, a veces un poco dormidas...
P.- ¿Te consideras una persona más emocional que racional? ¿Por qué?
R.- Bueno, sí, soy bastante emocional, y de hecho creo que mi interés por la inteligencia emocional viene de que cuando era más joven, a menudo me inundaban esas emociones intensas. Y quise aprender a comprenderlas y gestionarlas. Es una llave de libertad enorme. Estoy agradecida a la vida por haberme dado tiempo para hacerlo, y me encanta poder compartir lo aprendido.
"Hoy en día estamos viviendo los mejores 25 años de la historia de la humanidad"
P.- En una ponencia dijiste: “Si queremos, podemos cambiar el mundo. Vivimos tiempos extraordinarios”. Cuéntame un poco por qué ahora vivimos en tiempos extraordinarios y a qué te refieres con que podemos cambiar el mundo. Ha sido la pandemia la causante de replantearnos las cosas, ¿por qué consideras que vivimos los mejores 25 años de la historia de la humanidad
R.- Miremos estos tiempos en los que vivimos con datos objetivos en la mano: desde hace siglos, y especialmente en las últimas décadas, hemos avanzado en tantos ámbitos- alfabetización, acceso a la sanidad y las vacunas, disminución de la tasa de pobreza extrema y (aunque parezca mentira) de la violencia, acceso a la tecnología para comunicarnos y curarnos, aumento de la expectativa de vida-. Por eso digo que hoy en día estamos viviendo los mejores 25 años de la historia de la humanidad. ¡Claro que queda tanto por hacer!... Pero como decía la escritora Hillary Mantel, “el bolígrafo está en nuestras manos, y si queremos, podemos escribir un buen final.”
P.- ¿Aplicas todo lo que enseñas a tu vida diaria?
R.- ¡Ojalá!... Jajaja. Pero eso sería poner las expectativas muy altas. Además, si no me equivocase a menudo, significaría que me he estancado, que ya no me planteo más retos nuevos, que ya nada me sorprende. ¡Y la vida no es así!... La vida, aunque no te pase nada especial, es difícil, porque exige mucha adaptación, incluso a las cosas más normales y positivas, como una pareja o unos hijos. La vida te reta con cambios y pérdidas- piensa en perder la salud, o la juventud, o que se vayan los hijos de casa, o que pierdas un trabajo- cosas inevitables pero que son difíciles de gestionar. Así que lo que sí intento no perder y a la que recurro mucho es a intentar equilibrar el estrés emocional con momentos de recuperación: amigos, deporte, naturaleza, momentos de alegría y relajación... Mantener un buen equilibrio entre estrés y recuperación ayuda a superar muchos momentos difíciles. Lo hemos aprendido a hacer en lo físico, pero no en lo emocional, al menos no con tanta naturalidad.
P.- Hablas mucho de inteligencia emocional, ¿cuál dirías que es el primer paso para trabajarla o adquirirla?
R.- Entender que somos una especie compleja, dotados de un cerebro programado para sobrevivir, y por ello con una tendencia al sesgo negativo, generamos más emociones negativas que positivas, las memorizamos mejor, etc... Así que conocer esos mecanismos básicos, de los que yo siempre hablo, es un primer paso. Las emociones no son ciegas, son la consecuencia de un cerebro cuyas claves hay que conocer, solo así logramos gestionarlo y no ser esclavos de nuestras emociones.
P.- ¿Volverías a elegir esta profesión?
R.- Una y mil veces. Trabajo en un campo muy amplio, el de la salud mental y emocional, y se puede contribuir a este campo de muchas maneras complementarias: como educador, como trabajador social, como personal sanitario, enfermero, médico, psicólogo, coach, divulgador, etc... Pero en como dicen los norteamericanos cuando dejan un puesto público importante, “servir aquí ha sido el honor de mi vida.”
P.- ¿Qué cosas buenas te aporta y qué cosas malas?
R.- La parte buena a ratos también es la parte mala: trabajar en este campo me exige intentar ser coherente con lo que explico. Y a veces no puedo. Y eso me frustra y me digo, “¿Cómo es posible que tropieces con esto?” En casa nos reímos cuando a mis hijas les dicen (y les pasa a menudo): “Oh, tu madre es tan serena, ¡seguro que no se debe enfadar nunca!”.
P.- ¿Qué nos puedes contar de tu próximo trabajo? ¿Será un libro? ¿Volverás a subirte al trampolín del podcast?
R.- Ahora mismo, debido al parón que hubo durante la pandemia, estoy en un torbellino de conferencias y también viajes a América que me tienen demasiado absorta. Cuando escribo, sean podcast o un libro, tengo que dejar de viajar y desconectar. Pero ahora mismo, y durante unos meses, ¡toca visitar el mundo!
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