Hace diez años, casi sin pensarlo, lanzó su primer microcuento a través de Twitter. Si le hubieran dicho que iba a acabar escribiendo 1.000 más no lo hubiera creído. Ni siquiera sabía qué eran, qué estaba haciendo o si escribiría más. Pero compartió uno en su cuenta de Twitter, le puso un hashtag, el de #microcuentos, cuando, como dice Carrillo, ella no es precisamente "de etiquetas". Lo publicó, y a los seguidores de la periodista les gustó, tanto que, desde entonces y durante todos estos años, no ha dejado de compartir sus microcuentos en Twitter.

Se trata de cientos de historias que se resumen en pequeñas dosis y que "brotan" de lo más hondo de su ser. A pesar de llevar años triunfando y estar de moda, muchos desconocen lo que son. Ni siquiera Carrillo es capaz de dar una respuesta y definirlos. "Pueden ser microhistorias, micropoemas o microaforismos. Juego con las palabras, los dobles sentidos, y todo vale. Al final es una forma de expresión breve", comenta Mónica Carrillo en una entrevista a El Independiente.

¿Habré sido yo también los abrazos perdidos, los besos olvidados, las caricias al viento de alguien?

¿El cobijo del verso errante de nadie?

el viento nos llevará

Acaba de publicar El viento nos llevará, un recopilatorio de 300 microcuentos que ya han visto la luz en Twitter, pero que, una vez más, pasan al papel. Ya lo hizo en El tiempo, todo, locura, e incluso en sus novelas como La luz de Candela o Olvidé decirte quiero, en las que también compartió algunas de sus frases lanzadas al vacío.

El viento nos llevará recupera microcuentos de "los últimos tiempos", "es un trabajo de recogida de frutos" que ya campan a sus anchas en sus redes sociales.

No están recogidos en orden cronológico. "El libro habla del amor, el desamor, las emociones y los sentimientos", cuenta Carrillo. Así, los ha separado en diferentes temáticas: el deseo, el paso del viento y el tiempo. "Vivimos en un símil del viento, el vendaval que te arroya y después te despeina", añade.

El título del libro viene de Le vent nous portera - Noir Désir, una canción francesa que le gusta a Carrillo. "Siempre me ha gustado mucho todo lo que tiene que ver con el viento, es evocador, permite muchas metáforas. Además, me di cuenta de que muchos de los microcuentos que había escrito tenían que ver con el viento", relata.

Como cuenta la periodista, no escribe "con regularidad". "Como brotan, hay veces que estoy más inspirada o que necesito sacarlo. Para mí escribir es una catarsis emocional, una necesidad. No tengo que estar pendiente de la actualidad y de la realidad. Es muy divertido y estimulante", explica Carrillo.

Te elegí tantas noches

como el alba te negué

Cumplí condena,

Voluntaria y oscura

Justicia severa

en el penal de mil dudas

Y escapé

el viento nos llevará

Los microcuentos no pasan de los 280 caracteres que permite Twitter. Precisamente su estilo se ha visto marcado por la red social. "Ahora no es tan estricta, antes había solo 120 caracteres disponibles. Ahora ya no, aunque te limita el corsé de caracteres, es más extenso. Eso me ha permitido hacer incluso versos y estrofas, micropoemas e incluso poemas", explica. De hecho, no los escribe en papel, directamente lo hace en la red social.

"Un día que estoy ya metida en la cama, de repente escribo, estoy en el coche y veo algo, o escucho una canción. Los motivos y las fuentes de inspiración son muchas. Lo escribo y lo lanzo", cuenta.

"Aunque parezca que por ser breve, va acorde a la prisa, yo creo que es un formato que incita a la reflexión. Sí que es verdad que es atractivo que sea corto para estos tiempos, como reclamo para las prisas es bueno, pero te paras y te puedes quedar rumiando con una idea después de haberlo leído", expone Carrillo.

Pero, a pesar de conquistar a los 624,8 mil seguidores de Twitter y a los 278 mil de Instagram, hay muchas personas que critican y no entienden los microcuentos. En su momento, Juan del Val dijo en El Hormiguero que los que escriben microcuentos son unos "vagos". Más tarde, durante el programa de La Roca, en la sección de Club de los ofendidosdonde Juan del Val debe hacer frente a sus críticos, Carrillo le respondió: "Igual él se considera más cuentista".

"Ese tipo de comentarios me los tomo a risa. Soy la primera que se ríe de sí misma. Si viene con educación, bien, pero si es una crítica que no se ampara en el respeto y demás, ni entro", concluye Carrillo.