La inclusión de un ficus en la casa es una de las opciones más adecuadas para conseguir frescura, personalidad y equilibrio en la decoración; gracias a su aspecto natural genera una atmósfera equilibrada y dinámica en las estancias. Al ser una planta resistente a las condiciones de vida en el interior del hogar - además de ser muy fácil de cuidar- es el tipo de planta ideal para aquellos que buscan el placer de una planta que los lleve a vivir en contacto con la naturaleza pero sin tener que molestarles en el día a día.
Los cuidados básicos del ficus en casa
La luminosidad necesaria para un crecimiento fuerte
El ficus necesita mucha luz para crecer bien; la mejor opción consiste en situar la planta en un lugar dónde haya buena iluminación y cerca de una ventana sin que la luz del sol pueda llegar a las hojas de forma directa. Así se garantizan las mejores condiciones para un crecimiento equilibrado y sin llegar a dañar el follaje.
La temperatura ideal para el ficus
Originario de climas intertropicales, el ficus necesita calor -su rango ideal se sitúa entre los 17 y los 25 grados- lo que le permite encajar perfectamente en el interior del hogar. Se debe evitar la exposición a corrientes frías durante el invierno, así como el trato altanero que suponga cambios bruscos de temperaturas. No requiere niveles elevados de humedad, aunque conviene vaporizar agua alrededor de la planta en épocas de calefacción para evitar la sequedad ambiental.
Dónde colocar el ficus
El lugar donde se ponga el ficus va a marcar la diferencia en el crecimiento del mismo, es decir, debe estar situado en un salón o un despacho con entrada de luz natural si se quiere asegurar un desarrollo vigoroso. Un ficus en ambiente de sombra, o semisombra, también puede sobrevivir, aunque lo hará de forma más fría y más lenta.
Evitar la exposición directa al sol
Vistas las preferencias por la luz del ficus, conviene tener en cuenta que los rayos solares intensos sí pueden deteriorar las hojas. Para conservar su apariencia verde y brillante es mejor que lo coloquen en lugares con luz pero lejos del sol, así se adapta a la cultura de interior y conserva una elegante condición todo el año.
Riego, abonado y poda de ficus
El agua es un factor clave en la salud del ficus, no es necesario un riego abundante, por lo que conviene espaciar estas acciones. En verano se puede regar cada 7 o 10 días, mientras que en invierno esa frecuencia puede alargarse en cada 15 días -conviene dejar secar el sustrato para volver a regar-. Por último es preferible evitar el exceso de riego que se acumula y estropea las raíces, por lo que es un método muy bueno poner agua en un plato bajo la maceta para que la tierra la absorba en la medida que lo requiera.
Abono y poda que favorecen la planta
La poda es una de las pautas que conviene realizar para conservar al ficus en su mejor estado; en primavera se puede eliminar hojas o ramas secas, débiles o dañadas, lo que favorece un crecimiento más limpio y vigoroso del propio ficus. Se recomienda echar abono líquido específico para plantas de hoja verde cuando toca, proporciona los nutrientes para que el ficus esté frondoso y saludable todo el año.
Con estas prácticas y la correcta ubicación, el ficus se convierte en una planta ideal para el hogar; su sencillez en mantenimiento y una excelente capacidad decorativa le otorgan las condiciones para contribuir a mantener el hogar acogedor y con vida.
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