Hollywood se ha convertido en un campo de batalla de manifiestos. Más de 1.200 nombres de la industria –entre ellos Liev Schreiber (Ray Donovan), Mayim Bialik (Blossom), Debra Messing (Will & Grace) o el productor Haim Saban– han firmado una carta abierta en la que rechazan el boicot a las instituciones cinematográficas israelíes. El texto, difundido por las organizaciones Creative Community for Peace y The Brigade, acusa a la campaña Film Workers for Palestine de promover la censura y de alinear a los artistas con "una oscura herencia de antisemitismo".

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El cruce de firmas funciona casi como repartos enfrentados. En el lado del boicot, con casi 4.000 adhesiones desde el 8 de septiembre, figura el mainstream de Hollywood: Emma Stone, Joaquin Phoenix, Yorgos Lanthimos, Ava DuVernay, Olivia Colman, Mark Ruffalo, Javier Bardem o Tilda Swinton. En el lado contrario, además de Schreiber, Bialik y Messing, se han sumado Gene Simmons, Sharon Osbourne, Greg Berlanti, Jennifer Jason Leigh, Rebecca De Mornay, Sherry Lansing o Jerry O’Connell.

La carta arranca con un aviso: Conocemos el poder del cine. Conocemos el poder de las historias. Por eso no podemos permanecer en silencio cuando una historia se convierte en un arma, cuando las mentiras se disfrazan de justicia y cuando se induce a los artistas a amplificar propaganda antisemita". El comunicado define el boicot como "un documento de desinformación que aboga por la censura arbitraria y la eliminación del arte".

"Discriminación flagrante"

Messing sostiene en el comunicado que "cuando los artistas boicotean a otros artistas solo por su país de origen, es discriminación flagrante". Bialik añade que el boicot "no termina la guerra en Gaza ni devuelve a los rehenes, solo alimenta la división y contribuye a una inquietante cultura de marginación". Y Saban, fundador de Saban Entertainment, subrayó que excluir a cineastas israelíes "traiciona la misión de contar historias que acerquen a las personas".

El texto recuerda también episodios recientes: el documental israelí The Road Between Us fue inicialmente excluido del Festival de Toronto por presiones de boicot, antes de ser reincorporado y acabar ganando el People’s Choice Award. Y en Israel, The Sea –historia de un niño palestino que arriesga su vida para llegar al mar– ha recibido el Ophir, el máximo galardón local, y representará al país en los Oscar. La paradoja: la película contó con apoyo del Israel Film Fund, señalado expresamente por los promotores del boicot.

Objetivo: "la eventual eliminación del Estado de Israel"

La dirección de Creative Community for Peace cincula la campaña con el movimiento BDS, al que acusa de buscar "la difamación, la deslegitimación y la eventual eliminación del Estado de Israel". "Silenciar a los narradores no acerca la paz", afirmó su director Ari Ingel. "La paz no la escribirán quienes dividen, sino quienes se atreven a crear juntos".

Paramount, por su parte, ya había dejado clara su posición el 12 de septiembre: "Necesitamos más diálogo, no menos. Silenciar a artistas por su nacionalidad no promueve la paz", declaró Melissa Zukerman, jefa de comunicación del estudio.

Así, dos manifiestos se miran de frente: uno denuncia a Israel por "genocidio y apartheid contra el pueblo palestino”; el otro invoca la sombra de la propaganda nazi, las listas negras de Hollywood y la censura soviética. En el guion de Gaza, Hollywood interpreta su propio papel, con estrellas convertidas en actores de un libreto que nadie querría estrenar.

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