Francesc Tosquelles (Reus, 1912 - Granjas-sur-Lot, Francia, 1994) se valió de prostitutas y de obras de Dalí o Man Ray, para poner en práctica sus nuevos métodos y entender la psiquiatría como crítica de las patologías de la normalidad burguesa. Fue hombre de máquinas de coser y campos de trigos, y de locura y política, o locura política. Que no es lo mismo. Fue fue marxista republicano "de sensibilidad libertaria", y se formó en la experiencia política y cultural de la Mancomunidad de Cataluña y la República. Después de luchar en el Frente de Aragón y en Extremadura durante la Guerra Civil, Tosquelles tuvo que exiliarse a Francia en el año 1939 condenado a muerte por el régimen del dictador Francisco Franco, donde llegó a dirigir un centro experimental de cuidado en el Hospital Psiquiátrico de Saint-Alban, que se convirtió en lugar de acogida y refugio para resistentes o escritores como Paul Eluard o Tristan Tzara. Allí, el catalán revolucionó el funcionamiento del centro psiquiátrico con una práctica que vinculaba la política, la experimentación clínica y la cultura, y que pretendía abordar la raíz social de la enfermedad mental y transformar la institución psiquiátrica.

Tosquelles se alejó de las estructuras convencionales, y apostó por la transformación y adaptación de la institución a las necesidades y condiciones de los enfermos, a quienes abría el hospital para que crearan un vinculo y vieran en el teatro, el cine, el arte o la escritura, una herramienta terapéutica fundamental. "Era la propia psiquiatría a la que había que curar, junto con toda la comunidad médica. Tosquelles prefirió trabajar con equipos no profesionales, gente de la sociedad civil a quienes podía formar rápidamente: de trabajadoras sexuales a músicos o escritores. Y ello porque no estaban atravesados por el miedo de la enfermedad, de la locura y de la otredad que, para Tosquelles, caracterizaba la figura clásica del psiquiatra".

Ahora el sexto arte rinde homenaje a su figura en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía con la exposición Francesc Tosquelles. Como una máquina de coser en un campo de trigo, en colaboración con el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona, que se podrá visitar hasta el próximo 27 de marzo de 2023. "El suyo fue un anarco-comunismo muy crítico con el estalinismo y el comunismo español, que lo llevó a entender la psiquiatría como una práctica social, crítica de la cultura burguesa y sus patologías de la normalidad", ha señalado Joana Massó, comisaria de la exposición, durante la presentación de la muestra a los medios.

Francesc Tosquelles. Como una máquina de coser en un campo de trigo ocupa 11 salas de la tercera planta del edificio Sabatini e incluye una amplia variedad de obras de arte de surrealistas de artistas como Joan Miró o Antonin Artaud; creaciones de pacientes como Marguerite Sirvins o Auguste Forestier; films y videos de Mario Ruspoli o Angela Melitopoulos; fotografías de Agustí Centelles, Alec Wainman o Jacques Matarasso; pinturas de impulsores del art brut como Jean Dubuffet, Karel Appel, Henri Michaux, Léon Schwarz-Abrys o José García Tella; así como material documental inédito procedente de instituciones psiquiátricas a las que perteneció Francesc. "En el caso de Saint-Alban, la cultura siempre estuvo en el centro de la vida del hospital: con el teatro, el cine, la escritura de un diario interior o la lectura de la actualidad social y política".

"La exposición invita a hacer un itinerario cronológico por la vida y la obra de Tosquelles. El testimonio oral del médico de Reus acompaña al visitante mientras habla de los temas que le interesaron: los campesinos, Stalin, el miedo que los locos suscitan en los psiquiatras y tantos otros", señalan desde la pinacoteca.

Además, en diversas salas se proyectan breves extractos de una entrevista a Tosquelles realizada en 1986 conducida por Jean-Claude Polack y Danielle Sivadon y filmada por François Pain en la que se revela el carácter heterodoxo del psiquiatra catalán. "La exposición inicia su recorrido cronológico con una sala que sitúa al visitante a principio de los años 30 del siglo XX.  La República acaba de instaurarse en España y muchos psiquiatras y psicoanalistas de la Europa central que huían del antisemitismo se asentaron en una Barcelona convertida en una 'pequeña Viena'. En ese contexto, del que dan testimonio unas fotografías de Agustí Centelles y Alec Wainman y los carteles políticos inéditos del Bloc Obrer i Camperol (BLOC) en el que militaba, Francesc Tosquelles recurrió al psicoanálisis y al marxismo para transformar los manicomios heredados del siglo XIX y curar unas instituciones que consideraba enfermas".

Así, en este espacio, el espectador es testigo del material que Tosquelles trabajó durante la Guerra Civil, cuando sentó las bases de la psicoterapia infantil y juvenil y cuando, en 1937, ejerció como director de la clínica de Almodóvar del Campo, en Ciudad Real, donde experimentó con un servicio de urgencia cerca de la línea del frente a fin de no separar a los heridos de guerra de los lugares donde habían vivido el trauma.

En la siguiente sala se ubican otras obras de los artistas José Roa y Josep Ponti, republicanos que compartieron con Tosquelles el campo de refugiados de Septfonds en su exilio a Francia en 1939 tras la Guerra Civil. Allí, el psiquiatra catalán organizó una unidad de psiquiatría con la ayuda de un único enfermero, un guitarrista y un pintor. Todo, alrededor de la labor del psiquiatra en el Hospital de Sant-Alban, donde trabajó entre 1940 y 1962, y cuya transformación ha servido de modelo para la psicoterapia institucional. El Hospital Psiquiátrico de Saint-Alban fue escenario de colaboraciones trascendentales como las que mantuvieron Tosquelles y Frantz Fanon, quien poco después se convertiría en líder de las teorías decoloniales; así como del encuentro entre Tosquelles y el realizador de cine Mario Ruspoli, impulsor del cinéma direct y de quien se proyectan fragmentos de films como Regard sur la folie (1962).

Al margen de la exposición, el museo ha puesto en marcha Escuela Perturbable II. Pensar con Tosquelles más allá de la exposición, un programa que persigue activar en la práctica "los temas planteados en esta muestra de una manera colaborativa y con un contacto inmediato con el público a través de diversas actividades".