Cormac McCarthy, el escritor estadounidense que escribió La carretera o No es país para viejos, y conocido como una de las grandes voces de la literatura norteamericana, ha fallecido este martes en su casa de Santa Fe a los 89 años. La obra de McCarthy es una exploración sin concesiones de las zonas más oscuras de la condición humana.

McCarthy ganó el premio Pulitzer en 2007 por La carretera, la historia de un padre y su hijo tratando de sobrevivir en un mundo postapocalíptico. Es quizá su obra más popular, gracias en parte a su adaptación cinematográfica. El cine hizo mucho por popularizar internacionalmente la obra de McCarthy, con películas como Todos los caballos bellos o No es país para viejos, el filme de los hermanos Coen que en 2008 le valió a Javier Bardem el Oscar al mejor actor de reparto. Sus últimas novelas, publicadas a finales de 2022, fueron El pasajero y Stella Maris.

"Cormac McCarthy, quizás el mejor novelista estadounidense de mi tiempo, ha fallecido a los 89 años. Estaba lleno de experiencia y creó un excelente obra. Lamento su fallecimiento", ha escrito en redes sociales Stephen King, uno de los primeros en reaccionar a la noticia.

Harold Bloom, el más influyente crítico literario anglosajón contemporáneo, lo consideró uno de los cuatro novelistas estadounidenses más importantes de su tiempo junto a Philip Roth, Don DeLillo y Thomas Pynchon, y su libro de 1985, Meridiano de sangre, la mejor novela norteamericana desde Mientras agonizo, de William Faulkner.

Heredero de Faulkner

Nacido en 1933 en la ciudad de Lovecraft, Providence, McCarthy se crió en Knoxville, Tennessee, donde su padre ejercía como abogado. Estudió física e ingeniería, sirvió en la Fuerza Aérea durante cuatro años, y después trabajó en un almacén de repuestos de automoción en Chicago antes de volver a Knoxville, donde optó por una vida de desarraigo y marginalidad. Pero ya había descubierto que tenía el don de la palabra. Envió el manuscrito de su primera novela, El guardián del vergel, a la única editorial que conocía, Random House. Su ópera prima se publicó en 1965.

Sus primeras novelas, publicadas durante los 60 y los 70, son fábulas de intrincado lenguaje, escritas en la senda de Faulkner y publicadas de hecho por quien fue el último editor del maestro sureño, Albert Erskine. La última novela de su primer periodo, Suttree (1979), es la más autobiográfica, y una suerte de colofón a la primera etapa de su vida, marcada por el alcohol y la inestabilidad. En 1981 consiguió una de las codiciadas becas MacArthur, que le permitió escribir su primera gran obra, Meridiano de sangre, un western surrealista ambientado entre Texas y México, protagonizado por personajes excéntricos y sanguinarios. Recientemente, McCarthy estaba trabajando en el guion para una adaptación cinematográfica a cargo de John Hillcoat, director de La carretera.

Llega la consagración

La trayectoria de McCarthy despegó definitivamente en los años noventa. Todos los hermosos caballos (1992) inició su trilogía de la frontera –completada con En la frontera (1994) y Ciudades de la llanura (1998)– y marcó el comienzo de su periodo de más éxito, complementado con las adaptaciones cinematográficas de algunos de sus libros. La prosa de McCarthy se volvió desde entonces más austera, contagiada de la grandeza desértica de los paisajes del suroeste de Estados Unidos. Todos los hermosos caballos fue el primer libro de McCarthy que se vendió bien. Ganó el National Book Award y ocho años después se convirtió en película, protagonizada por Matt Damon y Penélope Cruz.

En 2008, según informa The New York Times, McCarthy vendió sus archivos, –98 cajas de cartas, borradores y manuscritos inéditos– a la Universidad Estatal de Texas por dos millones de dólares. Un año después, la Olivetti con la que había escrito todas sus novelas se vendió en subasta por más de un cuarto de millón de dólares. Destinó el dinero a financiar el Instituto de Santa Fe de ciencia y tecnología, donde tuvo un despacho desde mediados de los 80 y ayudaba a los investigadores a corregir sus libros y papers. Se compró otra máquina igual por menos de veinte dólares para seguir escribiendo.

McCarthy se casó en dos ocasiones y tuvo dos hijos. Era un autor elusivo, que no se prodigaba en el mundillo literario ni concedía entrevistas. Pese a todo, en 2007 aceptó ir al programa de Oprah Winfrey, después de que la comunicadora escogiera La carretera para su popular club de lectura.