El nombre de Nicolas Mathieu (Francia, 1978) sonó con fuerza hace cuatro años cuando su novela Leurs enfants après eux, en España Sus hijos después de ellos que se publicó bajo sello Alianza de Novelas con traducción de Amaya García Gallego, ganó el premio Goncourt. Era el segundo libro que publicaba y fue con el que consiguió dejar de trabajar fuera de la literatura para dedicarse en exclusiva a ella. Aquel año, además, su anterior novela, que no había tenido tanto éxito aunque sí bastantes premios, fue llevada a la televisión de la mano de France 3 lo que le ayudó aún más a consolidarse.

Ahora, ocupa portadas de revistas y titulares y no por su trabajo como escritor sino por su posible relación con la princesa monegasca Carlota Casiraghi que ha llamado la atención de muchos por las ideas que el francés siempre ha puesto sobre la mesa sobre el funcionamiento de la sociedad y el desencanto de toda una generación.

Porque Mathieu, hijo de un mecánico y una contable, aseguró hace unos años, justo tras recibir el Goncourt que escribía "desde la rabia". Así se lo dijo al ABC en una entrevista sobre su novela, en la que habla de la generación que fue joven en los 90 y que vio cómo el mundo que le habían contado no existía o se desvanecía a la vez que desaparecía la clase media, en la que aseguraba que aquellas "promesas incumplidas" habían sido el motor de su historia.

"Mis padres me habían dicho que si estudiaba conseguiría trabajo, implícitamente se admitía que mi destino sería mejor que el suyo. Todo eso son promesas incumplidas. El colegio miente mucho, pretende ser una herramienta de construcción de uno mismo, de desarrollo personal y de los potenciales, cuando en realidad es una inmensa maquinaria para seleccionar", aseguraba y añadía que lo que esperaba ahora del mundo era muy poco. "Me siento muy inquieto y no veo muy bien dónde está la salida. Estamos en una maquinaria infernal que nos mastica, entre la catástrofe medioambiental en ciernes y la cloaca política sobre la que estamos asentados. Y encontrar una vía pacífica de mejora de la situación parece muy comprometido", sentenciaba.

Además, durante una entrevista para Málaga Hoy afirmaba que "el pacto socialdemócrata posterior a la guerra (II Guerra Mundial) se basaba en la distribución de la riqueza para la mejora continua de la vida de las personas, pero se acabó y está muerto" y añadía que "ahora ocurre lo mismo que sucedía en los años 30, hay quien pierde y hay quien gana. Se han roto las reglas, y esto genera mucha frustración. Lo que percibe la clase obrera es que le han tomado el pelo".

Él viene de allí, del barrio obrero de Epinal, en los Vosgos, al noreste del país, y es hijo de unos padres que hicieron el esfuerzo económico de matricularle en un colegio privado y religioso. "Supe muy pronto que quería ser escritor pero perdí demasiado tiempo hasta llegar ahí, porque ese camino de la escritura lo hice solo, y fue largo y doloroso", aseguró en una de sus entrevistas.

Aunque ya con su primer libro le otorgaron premios como el Erckmann-Chatrian o le Transfuge du meilleur espoir Polar este no le permitió todavía poder dedicarse en exclusiva a la literatura y tuvo que compaginarlo con trabajos de colaborador en la televisión y escribiendo algunos guiones. Luego le llegó el éxito del Goncourt, la serie para la televisión y en 2022 publicó Connemara, "una historia irónica y profunda que celebra la vida, el paso del tiempo y las segundas oportunidades". "Ahora llevo una vida más o menos burguesa y me da miedo perder el contacto con la realidad", aseguró a El Mundo hace un par de años.