El Teatro Real de Madrid vuelve a encontrarse con Carmen, el coliseo madrileño estrena una nueva producción de la ópera de Georges Bizet (1838-1875), coincidiendo con el 150 aniversario de su debut en París. La propuesta, firmada por el director italiano Damiano Michieletto, tras su exitoso paso por la Royal Opera House de Londres, se podrá ver hasta enero de 2026.

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"Mi objetivo era acercar el conflicto humano al público y esto me lleva a una cuestión pertinente en mi país: la violencia contra las mujeres. La tragedia de Carmen termina con la muerte de Carmen. Intenté analizar esta situación porque muchas veces simplificamos y decimos 'don José era un hombre celoso que no acepta la libertad de Carmen", explica Michieletto. Con esta nueva vuelta contemporánea sobre la ópera, el director lleva al escenario un montaje que,  busca ir más allá del mito de la cigarrera sevillana y convertir la escena en un espejo en el que reflejar en torno a la violencia contra las mujeres.

El Real ofrecerá 16 funciones, que marca un nuevo capítulo en la larga relación del Coliseo con Carmen. Hace apenas unos años, el teatro reponía la icónica versión de Calixto Bieito, ambientada en la Ceuta de los años setenta, entre legionarios, toreros y contrabandistas. Frente a aquella lectura de crudeza y realismo, Michieletto propone una estética más sobria y psicológica, apoyada en un decorado giratorio, en algunos puntos demasiado giratorios, diseñado por Paolo Fantin, que encierra a los personajes en un universo cerrado, tal como lo imaginó Bizet a partir de la obra de Prosper Mérimée.

El director italiano confiesa haberse inspirado en La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca. Al igual que en la tragedia lorquiana, la figura materna se convierte en símbolo del peso de la tradición y del control que asfixia a los personajes. En esta versión, la madre de don José, apenas sugerida en el libreto original, adquiere una presencia determinante. “No puede enfrentarse a la libertad de Carmen ni liberarse del dominio de su madre. La violencia contra las mujeres empieza por la debilidad e inmadurez de los hombres, no por su fuerza”, afirma Michieletto.

Para el director artístico del Teatro Real, Joan Matabosch, esta lectura introduce una novedad esencial: “La madre no aparece físicamente, pero está en la mente de todos, condicionando sus actos”. Los intérpretes han coincidido en destacar esta visión: Carmen no muere solo a manos de Don José, sino de un orden social que castiga a las mujeres libres.

La surcoreana Eun Sun Kim (Seúl, 1980) fue la primera mujer en dirigir una ópera en el Teatro Real.
La surcoreana Eun Sun Kim (Seúl, 1980) fue la primera mujer en dirigir una ópera en el Teatro Real. | . EFE/Víctor Lerena

Eun Sun Kim, vuelve a su casa

En el foso, la batuta está a cargo de la surcoreana Eun Sun Kim, actual directora musical de la Ópera de San Francisco. En 2010 fue la primera mujer en dirigir orquesta en el Teatro Real, tras haberse formado allí como asistente de Jesús López Cobos. “Este teatro fue mi escuela de dirección y de vida. Estoy emocionada de volver con una obra que representa el deseo de libertad”, ha asegurado. Desde entonces otras oportunidades no tardaron en llamar a su puerta. Eun Sun Kim (Seúl, 1980) ha dirigido la Orquesta Filarmónica de Berlín, la Orquesta Nacional de Francia, la Sinfónica de la Radio de Baviera o la Filarmónica de Nueva York, entre otras.

Para la directora, Carmen plantea un dilema universal: “El mundo ha cambiado desde Bizet, pero no la naturaleza humana. Todos luchamos con el concepto de libertad, con lo que significa ser libres y aceptar la libertad del otro”. Kim subraya además el carácter revolucionario del compositor francés, que, según ella, “rompió las convenciones de su tiempo y escribió una ópera llena de vida, humor y tragedia”.

Las mezzosopranos Aigul Akhmetshina y Vasilisa Berzhanskaja encarnan a la protagonista. Akhmetshina sostiene que Bizet fue, en cierto modo, “el primer feminista del siglo XIX”. “Carmen se comporta con autonomía y deseo propio, y eso escandalizó al público parisino. Era una mujer que actuaba como un hombre en una sociedad que no lo toleraba”. Bizet murió de un ictus apenas tres meses después de la première, a los 36 años, frustrado y hundido con el recibimiento de su creación.

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