A comienzos de los años noventa el mundo entero vivía bajo el dominio estético de las top model como Cindy Crawford, Claudia Schiffer, Elle Macpherson, Linda Evangelista o Naomi Campbell. Pero una joven desconocida se presentó como alternativa. A Kate Moss la fotografió en verano de 1990 Corinne Day, bajo el estilismo de Melanie Ward, para la revista The Face. Una sesión de fotos en la playa bajo el título El tercer verano del amor en la que se trazó una línea directa entre el house, las raves y el éxtasis con el viejo movimiento hippie. Acaba de nacer el heroin chic y Moss se acaba de convertir en la musa de una generación.

La fama de Kate Moss empezó por el reportaje de The Face y su belleza convertida en paradigma ha sobrevivido durante las últimas tres décadas convenciendo a diseñadores, fotógrafos, editores y transformando el sector de la moda. Para final de siglo la estética de Moss había deshinchado las voluptuosidad de las pasarelas y las revistas de moda.

En sus primeros años como modelo Moss conoció al fotógrafo Mario Sorrenti, con quien vivió un romance durante dos años. Sorrenti tenía 20 años y Kate Moss 18. De la vida en pareja entre la modelo y el fotógrafo surge una colección de fotografías muy íntima que Phaidon publica este otoño bajo el título de Kate. Se trata de medio centenar de imágenes inéditas. “Recuerdo que me senté a su lado, y pensé que se me iba parar el corazón; su belleza me abrumó”, relata Sorrenti en el texto introductorio al libro.

Se habían ido juntos de vacaciones y él había hecho unas fotos que vio Fabien Baron, director artístico de Calvin Klein por entonces. Posteriormente Calvin Klein tuvo acceso al diario fotográfico de la pareja y aquellas fotos se convirtieron en el punto de partida de la campaña del perfume Obsession, una de las más famosas de la marca que supuso un gran impulso a la carrera de la jovencísima Moss como modelo y de Sorrenti como fotógrafo. Klein envió a la pareja unos días a las Islas Vírgenes para repetir las imágenes que habían tomado en la intimidad, pero esta vez para su marca. La unión de Moss con Klein duró muchos años y la fama de la modelo creció en paralelo a la de Klein.