Nada más entrar en la Sala Canal de Isabel II de Madrid, donde desde mañana miércoles y hasta el 20 de julio puede visitarse la exposición Un tiempo para mirar, el espectador se encuentra con algunas de las fotos legendarias que Marisa Flórez ha hecho a lo largo de medio siglo de carrera, la mayor parte en el diario El País, y que ya pertenecen a la memoria visual de los españoles. Ahí está, por ejemplo, colgada del gran espacio central del viejo depósito de agua reconvertido, "la foto de la teta" de Susana Estrada con Enrique Tierno Galván, compendio de una época, del "comienzo de algo nuevo" –tal y como se titula la primera sección de la muestra–, esa Transición tan malversada y que de hecho en esta exposición se menciona expresamente poco o nada, más allá de las fotografías de y para la historia que hablan por sí mismas.

"Hay imágenes icónicas que en un momento dado te han dado a conocer por lo que representaron, pero que también de algún modo te persiguen y parece que en toda la vida solo has hecho eso: la de la teta, la de Pasionaria y Alberti en el Congreso el día de la apertura de las primeras Cortes democráticas, la de Adolfo Suárez solo en la bancada del Gobierno", cuenta Flórez a El Independiente en vísperas de la inauguración. "Yo he tocado muchos palos, porque la agenda de un periódico es tan amplia como la realidad". Por eso, para ella, la preparación de una exposición como esta, junto a la comisaria Mónica Carabias, ha sido una buena ocasión para "hurgar en el archivo", repasar y compartir la amplitud de su trabajo con aquellos que reconocen como propios todos esos momentos clave de la historia reciente de España, o para descubrírselos a las nuevas generaciones a las que "todo esto les suena un poco a chino".

Mujeres en la cárcel de Yeserías de Madrid (1981).
Mujeres en la cárcel de Yeserías de Madrid (1981).

Y ofrecer cosas menos vistas, como las imágenes que ilustraron los reportajes de Julio César Iglesias sobre la cárcel de mujeres de Yeserías, o la prueba del romance de José Coronado e Isabel Pantoja durante el rodaje de Yo soy esa, que en la prensa del corazón hubiera valido millones pero que en El País circunspecto de entonces no encontró razón de ser.

Pionera sin heroísmos

También al comienzo de la exposición pueden verse dos fotos en las que Marisa Flórez aparece rodeada de compañeros, durante la cobertura de la visita a España del presidente norteamericano Gerald Ford en 1973 y haciendo guardia en el hospital durante la agonía de Franco en 1975. Es la única mujer. Pero ella no hace un relato heroico de esa insólita condición femenina en una profesión de hombres, acompañada en aquella época de muy pocas compañeras –Queca Campillo, Cristina García Rodero, Colita y pocas más–. "El periodismo fue un poco avanzadilla del cambio social, yo no he tenido problemas en mi profesión por ser mujer, más allá de los habituales en una sociedad machista. Cuando por ejemplo querías entrar en un vestuario como todos los demás fotógrafos acreditados y el club de fútbol de turno te lo quería impedir. 'Es que están en pelotas', decían. Pues que se vistan o que se queden en pelotas, no me voy a asustar y creo que ellos tampoco, a mí me importa un bledo. O alguna vez cuando querías entrar al burladero de la plaza de toros, como me pasó en Sevilla, y te decían 'aquí no entra una mujer'. No, es que aquí no va a entrar una mujer, aquí va a entrar el fotógrafo de El País, y si usted no quiere que entre, mañana no habrá fotos en el periódico. Eso sí lo he peleado, y he tenido la suerte de tener un periódico importante que me respaldaba, lo cual ayuda mucho". 

Una sección de la muestra de Marisa Flórez está dedicada a su reportaje sobre la llegada a Madrid del "último exiliado", el Guernica de Picasso, en 1981. "Lo escoltaron como a un jefe de Estado", recuerda la fotógrafa.

Flórez llegó a Madrid con 18 años desde León para estudiar Turismo. Su relación con la imagen se había limitado hasta entonces a las visitas frecuentes al Cine Condado de su ciudad natal acompañando a su abuela, cinéfila empedernida. Pero en la capital se integró en un grupo de amigos fotógrafos –se casaría con uno de ellos, Raúl Cancio– y comenzó a interesarse por el medio. Se acostumbró a llevar siempre una cámara al cuello. En 1971, animada por sus amigos, empezó a colaborar para el diario Informaciones, donde era subdirector un jovencísimo Juan Luis Cebrián, que en 1976 la fichó para El País. Un periódico en el que Flórez ha hecho una larga y provechosa carrera como reportera, redactora jefe y editora gráfica hasta 2012. 

Huir de la oficialidad

La exposición del Canal es un repaso ordenado de toda su trayectoria y de medio siglo de historia de España. De los tiempos fulgurantes de la Transición, de la vida parlamentaria y de la democracia asentada y orgullosa de serlo en todas sus facetas, política, social y cultural. Las fotografías de Flórez ilustran con su característico estilo –"sencillo, directo, sin trucos", en palabras de la comisaria Carabias– la intimidad de los primeros tiempos entre periodistas y políticos, todos novatos en esto de la democracia, y que con el tiempo se volvería problemática. 

Periodistas tratan de escuchar la reunión a puerta cerrada del Consejo político de la UCD en el Hotel Convención de Madrid (1982).
Periodistas tratan de escuchar la reunión a puerta cerrada del Consejo político de la UCD en el Hotel Convención de Madrid (1982).

No fue su caso. "Yo siempre he mantenido las distancias. Con un trato cordial, pero siempre he sabido dónde estaba", asegura. Aunque estuviera haciéndole fotos a Felipe González, jugando a la petanca en su casa vacacional de Miraflores de la Sierra antes de ganar las elecciones o podando bonsáis años después en la Moncloa. "Si yo estoy haciéndole fotos al presidente del Gobierno no le puedo llamar Felipe, aunque haya una relación de proximidad. Una obsesión mía siempre ha sido huir de la oficialidad. Como de hacer cinco fotos rutinarias de una rueda de prensa o de una entrega de despachos. Eso lo ve usted donde quiera verlo, pero no seré yo quien se lo dé. Si al día siguiente no eres capaz de darle al lector algo diferente a lo que ha visto en todas partes no vas a llegar muy lejos".

Panorámica de la exposición en la Sala Canal de Isabel II.

Flórez siempre ha defendido la naturaleza periodística de la fotografía frente a quienes la entendían como un mero acompañamiento de la palabra escrita o un género secundario. "Tuvimos la suerte de vivir una época fantástica, en la que pasaba de todo y realmente resurgió el fotoperiodismo en España. Cuando ibas a la reunión de primera con el director y el resto de redactores jefe y conseguías que se discutiera durante cinco minutos sobre una imagen decías, joder, como tiene que ser. Porque una fotografía es una información más. Yo lo hago con la cámara, pero es información".